Spoiler: “Avance ‘Sueños de libertad’: Irene y Damián ¡Juntos!, capítulo 352, 17 de julio”

En Toledo, el amanecer del 17 de julio llegaba con calma, aunque las verdaderas tormentas se gestaban en los corazones de quienes habitaban la mansión De la Reina. Aquel día traería transformaciones importantes para muchos, especialmente para Irene y Damián, quienes finalmente se atreverán a dar un paso adelante en su relación.

Mientras tanto, María comienza la jornada con una victoria personal que decide guardar en secreto: ha recuperado, aunque sea brevemente, la movilidad en sus piernas. En un momento de soledad mientras Andrés duerme, logra ponerse en pie por unos segundos. La alegría que esto le causa se ve pronto eclipsada por el miedo: si deja de ser la mujer dependiente que Andrés protege, ¿qué pasará con su matrimonio? Aterrada por esta posibilidad, decide ocultar su progreso. Más tarde, escenifica una caída controlada para mantener a Andrés atento y preocupado por ella. El truco funciona. Sin embargo, en silencio, jura que su recuperación continuará a escondidas. Comenzará a estudiar medicina, a fortalecer su cuerpo y mente, todo sin levantar sospechas.

En la fábrica, Cristina entrega a Tasio la fórmula final para el perfume conmemorativo. Aunque su actitud es profesional, por dentro lucha contra la culpa. Sabe que está manipulando el proceso por instrucciones de Gabriel. Pero sus deseos de reconocimiento y poder son más fuertes que cualquier remordimiento. No tarda en encontrarse con el padre Agustín, quien la enfrenta por su implicación en el triángulo conflictivo entre Gabriel y los De la Reina. El sacerdote le lanza una advertencia moral muy directa, acusándola de comportamiento ligero. Aunque Cristina intenta defenderse, sus palabras calan hondo. Sintiéndose juzgada y acorralada, se aferra aún más a Gabriel, convencida de que solo él le ofrece un camino hacia el éxito.

En la cocina de los Merino, Digna le confiesa a don Pedro que ha visto a Irene feliz… y enamorada de Damián. La noticia cae como un jarro de agua fría. Para Pedro, esto es más que un simple romance: es una amenaza directa. Damián es su enemigo, y no puede aceptar que su hermana esté cayendo en sus brazos. Enfurecido, enfrenta a Irene en el jardín. Al verla feliz, su rabia se desborda. Le grita, le dice que está siendo manipulada y que todo es parte de un plan de Damián para herirlo. Pero Irene ya no es la mujer débil de antes. Dolida pero firme, se defiende y le deja claro que tomará sus propias decisiones. Le exige a su hermano que no interfiera más en su vida. Así, la distancia entre ambos se vuelve más grande que nunca.

Por su parte, Teo aparenta haber cambiado. Se muestra obediente y calmado en casa, lo que alegra a Gema. Sin embargo, todo es parte de un engaño. Está esperando el momento adecuado para huir y llevar a cabo sus propios planes, escondiendo provisiones y fingiendo una mejoría que no es real.

En el dispensario, Begoña recibe buenas noticias: el doctor Herrera ha valorado positivamente el artículo de Luz. La emoción es inmensa. Sin embargo, cuando la conversación gira hacia Andrés, Begoña admite que la tensión entre ellos ha aumentado, sobre todo por los celos del joven tras su cercanía con Gabriel Brossard. Luz le recuerda a su amiga que ya es hora de pensar en sí misma. Palabras que hacen eco en el interior de Begoña.

En otro rincón de la fábrica, Tasio decide hablar seriamente con Chema. Le cuenta una historia del pasado, una que explica el miedo protector de Carmen. Cuando eran pequeños, Chema fue atacado por un perro y casi muere. Carmen jamás superó ese trauma. Por eso lo sobreprotege. Chema, impactado, empieza a ver a su madre con otros ojos, comprendiendo por primera vez las razones detrás de sus actitudes.

En la tienda, Fina vive un momento doloroso: Marta se despide antes de partir hacia el tratamiento de fertilidad. Aunque la acompaña con afecto, Fina está destrozada por dentro. Siente celos, no de Pelayo, sino del hijo que Marta podría tener, un hijo que la desplazaría en el corazón de la mujer que ama. Ese adiós, disfrazado de ternura, esconde una gran tristeza.

En otro frente, Gabriel Brossard le presenta a María un contrato que, supuestamente, protege los intereses de Andrés y Julia en la nueva empresa. María, astuta, sospecha de las intenciones de Gabriel y le dice que su abogado lo revisará. Él acepta sin problema, pero ambos saben que el juego apenas comienza. María no se dejará manipular.

En la capilla, Irene se siente traicionada por Digna, quien le confesó a Pedro su relación con Damián. Digna intenta calmarla, asegurándole que no podía seguir viéndola esconder su felicidad. Y va más allá: defiende a Damián, asegurando que lo conoce desde hace mucho y que jamás jugaría con los sentimientos de alguien. Sus palabras reconfortan a Irene, quien empieza a ver con más claridad.

Impulsada por esta seguridad, Irene busca a Damián y juntos pasean por el jardín, consolidando un vínculo que ahora se muestra abiertamente, sin miedo ni escondites.

Pero cuando el día parecía calmarse, estalla el verdadero desastre: en el laboratorio, Luis prueba el perfume “Alma de Lavanda”, esperado como la joya del aniversario de la empresa. Sin embargo, lo que huele no es su creación. Es un desastre. Una versión adulterada y vulgar de su fórmula. Enfurecido, rompe el frasco en mil pedazos. El escándalo es inminente.

La sombra de Gabriel se proyecta sobre todo este caos. Su plan avanza en silencio, mientras el drama y las consecuencias de cada movimiento comienzan a caer como fichas de dominó.