Spoiler: Cristina y la verdad de su pasado – El perdón está en juego en Sueños de libertad
En un avance exclusivo de Sueños de libertad, nos encontramos con un episodio cargado de emociones intensas, donde los secretos del pasado salen a la luz y las relaciones entre los personajes se tambalean peligrosamente. En el centro de todo está la difícil conversación entre Cristina e Irene, madre e hija separadas por las decisiones del destino, mientras otros conflictos se desarrollan en paralelo en la colonia.
El episodio arranca con una escena íntima en la secretaría. Damián se presenta a ver a Irene, quien parece decepcionada por no ver a otra persona. Aun así, valora la conversación con Damián. Él, con su habitual ternura, intenta reconfortarla, recordándole que ya hizo lo que debía al confesar la verdad a su hija, y que ahora solo queda que Cristina procese todo. Irene, dolida pero resignada, le comunica que regresará a casa, aunque acepta la invitación de Damián para comer al día siguiente, en un intento de distraerse y recuperar algo de normalidad.
En ese instante, Cristina aparece. Damián, con discreción, se retira. Cristina quiere hablar con Irene, y ambas se trasladan al despacho para tener privacidad. Irene ha escuchado que Cristina planea irse de la colonia, pero no inmediatamente. Cristina confirma que esperará unos días para ayudar a don Luis con los preparativos del nuevo perfume. Siente responsabilidad por errores recientes y quiere enmendarlos antes de partir.
Irene aprovecha el momento para disculparse. Cristina, visiblemente afectada, se muestra dispuesta a escuchar, aunque admite que tiene el corazón herido. No entiende cómo pudo ser abandonada siendo apenas un bebé. Irene le confiesa que estaba enamorada de José, el padre de Cristina, pero que él desapareció tras saber del embarazo. Luego, fue rechazada por sus propios padres y solo su hermano estuvo a su lado. En medio del caos y la desesperación, tomó la dolorosa decisión de entregar a Cristina a otra familia, convencida de que así tendría una vida mejor. Aunque intentó protegerla, Cristina la acusa de haberla desechado. Irene, entre lágrimas, insiste en que actuó por amor, no por vergüenza, y suplica comprensión. Cristina, sin embargo, le responde con frialdad: podrá escucharla, pero no promete comprenderla.
Mientras tanto, en el despacho de don Luis, Andrés continúa luchando por salvar la producción del nuevo perfume. A pesar de sus esfuerzos para solucionar el problema con el proveedor de lirio, la situación se complica. Gabriel ofreció más dinero para desviar una partida de lirios destinada a otra empresa, lo que provocó tensiones. Luis, resignado, sugiere que acepten que no podrán lanzar la fragancia para el aniversario. Andrés, decidido a no rendirse, propone reformular la esencia sin lirio. Pero Luis se niega rotundamente: no piensa alterar la fórmula a estas alturas. Frustrado, Andrés reconoce que su padre ha apostado mucho por este producto y que él no está dispuesto a fallarle.
Tras esta intensa discusión, Andrés llama a casa. Begoña responde. Al preguntarle por Julia, Begoña le informa que Gabriel se la llevó a dar un paseo. Andrés se inquieta, molesto por la hora. Mientras hablan, Gabriel llega con Julia, ambos empapados. Sin que ellos lo sepan, Andrés escucha toda la conversación a través del teléfono, pues Begoña no cuelga. Gabriel explica que no llamó porque no tenía su móvil, y que Julia se lo estaba pasando tan bien que perdieron la noción del tiempo. Julia también comparte con entusiasmo lo feliz que fue la tarde. Esta escena desata los celos de Andrés, quien comprende que Gabriel está conquistando a su sobrina con facilidad y que él perdió una oportunidad valiosa al cancelar su plan con ella.
Begoña regresa a la llamada y le informa que Julia está en la ducha. Tras colgar, encara a Gabriel por no haberla llamado. Él se disculpa nuevamente y, para suavizar la situación, le entrega una flor: un cardo mariano, que recogió durante el paseo. Le explica que en Canarias también florecen, pero más tarde. Begoña, enternecida, acepta el gesto y agradece el detalle con una sonrisa. Gabriel se queda en la casa, con la satisfacción de sentir que cada vez se gana más espacio en el corazón de Begoña.
Gracias por acompañarnos en este adelanto exclusivo. Nos reencontramos pronto con más revelaciones de Sueños de libertad.