Begoña le confiesa a Andrés su relación con Gabriel y estalla una crisis en la fábrica por espionaje industrial

En un episodio cargado de tensión y revelaciones, Sueños de Libertad nos sorprende con un giro inesperado en las vidas de Begoña, Gabriel y Andrés. La protagonista, decidida a dejar de esconder la verdad, da un paso arriesgado: confesarle a Andrés que ha comenzado una relación con Gabriel. Este momento tan delicado tiene lugar en la casa de los Reina, justo después de que Begoña regresa del dispensario.

Al entrar, se encuentra con Andrés, quien la saluda como de costumbre, ajeno a lo que está por venir. Begoña, sabiendo que la conversación no puede posponerse más, intenta suavizar el inicio hablando de Julia y la excursión a caballo, pero pronto cambia el tono y le pide hablar seriamente. Con voz temblorosa y nervios visibles, le recuerda que separarse fue lo mejor que pudieron hacer y que ahora quiere seguir adelante.

Andrés la escucha en silencio, hasta que cansado de rodeos, le exige que sea directa. Entonces, Begoña revela la verdad: ha empezado a salir con Gabriel. La reacción de Andrés no se hace esperar: incredulidad, molestia y una profunda decepción se reflejan en su rostro. Quiere saber qué significa exactamente “tratar” con Gabriel, y Begoña, algo incómoda, explica que simplemente están conociéndose, que hay una conexión entre ellos.

Desde otra habitación, María escucha cada palabra con atención. Su rostro se ilumina de satisfacción al ver que su plan, que incluía usar a Gabriel como instrumento para separar a Begoña de Andrés, ha dado frutos. Mientras tanto, Begoña intenta explicar que no sabe si se trata de amor, pero que quiere intentarlo. Andrés, herido, le recuerda que ya le había advertido sobre Gabriel y sus intenciones.

La conversación va tornándose más tensa. Andrés insiste en que Gabriel no actúa con naturalidad y que todo en él tiene una agenda. Begoña, sin embargo, defiende su decisión y asegura que las cosas surgieron espontáneamente. La discusión termina abruptamente cuando Andrés decide cortar el tema y salir a pasear con María, dejando a Begoña sola y con el corazón dividido. María, que aún escuchaba a escondidas, se aleja en silencio, complacida con el desarrollo de los hechos.

Pero la tormenta emocional entre estos personajes no es lo único que sacude el episodio. En la fábrica, una bomba estalla cuando se descubre que Brosard ha lanzado al mercado un perfume sospechosamente idéntico al de Cobeaga. El equipo entra en estado de alarma, y la tensión se respira en el ambiente. Marta, decidida a llegar al fondo de este asunto, consigue un frasco del nuevo perfume de Brosard y corre al despacho para entregárselo a Luis.

Luis, al percibir el olor, se queda perplejo. No hay duda: aunque con mínimas variaciones, la esencia es casi idéntica. Su reacción es de incredulidad, rabia y desconcierto. Joaquín intenta mantener la calma, pero también queda convencido de que se trata de una copia. Marta huele el frasco y su rostro se transforma en una expresión de sorpresa y alarma.

Todos coinciden en que una coincidencia de ese calibre no puede ser fruto del azar. La única conclusión posible empieza a tomar forma en sus mentes: se trata de espionaje industrial. Luis, aún impactado, se niega a creerlo del todo, pero Marta está segura. Alguien filtró su fórmula a Brosard. La tensión escala rápidamente, y las sospechas empiezan a volar. ¿Quién pudo haber traicionado la confianza de la fábrica?

Gabriel, escuchando la conversación desde el pasillo, sonríe con satisfacción. Su rostro muestra una expresión de triunfo. Todo apunta a que él está detrás de esta traición. Como un estratega consumado, se aleja del lugar como si contemplara el éxito de su jugada maestra.

En el despacho, los trabajadores siguen tratando de digerir lo ocurrido. Joaquín, horrorizado, sugiere lo impensable: “¿Y si esto es cierto? ¿Quién fue?” Marta responde con frialdad: “Lo sabremos. Pero todo indica que alguien dentro de la fábrica ha entregado nuestra esencia al enemigo”. Luis empieza a considerar lo que antes se negaba a aceptar: el espionaje no solo es una posibilidad, es una realidad.

Mientras tanto, los dramas personales se entrelazan con los profesionales. Andrés aún intenta procesar la confesión de Begoña, María saborea silenciosamente su aparente victoria, y Gabriel se mueve en las sombras, manipulando los hilos de todos a su alrededor. La relación entre Gabriel y Begoña ha abierto una herida que tardará en cerrar, especialmente para Andrés, quien siente traicionado su amor y su confianza.

Por otro lado, la situación en la empresa está a punto de alcanzar un punto de quiebre. Si se confirma que Gabriel ha sido el responsable de filtrar la fórmula, las consecuencias podrían ser devastadoras, no solo para el negocio, sino también para las relaciones personales entre los empleados y los propietarios.

El episodio deja a los espectadores con el corazón en un puño, deseando saber qué será lo siguiente en este drama apasionante. La tensión, tanto en el plano personal como empresarial, alcanza niveles insospechados, y está claro que los secretos y mentiras están a punto de salir a la luz con consecuencias imprevisibles.