Sueños de Libertad 301 (Luis enfrenta el rechazo de Miranda y Fina lo aconseja en el peor momento) – YouTube

SPOILER: Luis vuelve a la carga con su perfume, pero el rechazo inesperado de Miranda lo descoloca; en medio de su crisis, Fina intenta levantarlo, aunque su propio mundo también se tambalea.

En el capítulo 301 de Sueños de Libertad, se entrelazan tensiones familiares, inseguridades laborales y secretos que se acumulan como una bomba a punto de estallar. La historia comienza en la casa de los Merino, donde Luis está lleno de entusiasmo: está convencido de que su nuevo perfume conquistará al exigente cliente Miranda, como ocurrió antes con don Pedro y Marta. Está tan motivado que ya quiere regresar al trabajo, pero su madre Luz y Digna lo frenan, recordándole que aún está en proceso de recuperación tras una operación.

El ambiente parece relajado. Luis le pide a su madre que muestre un anillo de compromiso, y todos la felicitan. Sin embargo, pronto surge una pequeña tensión cuando hablan del futuro uso de la habitación de Digna una vez que se mude. Ella aclara que, de irse, esa habitación sería para los futuros padres, insinuando que hay nuevas etapas en puerta.

Poco después, Joaquín y Gema aparecen con maletas. Digna les cuenta la noticia de su boda, y aunque los felicitan, la reacción de Joaquín es un simple “vaya”, dejando entrever cierta incomodidad. Luego explican que no irán a la entrevista de adopción porque deben viajar para despedirse de una prima fallecida, alguien muy importante para Gema, casi como una hermana. La conversación se vuelve reflexiva: todos coinciden en lo necesario que es demostrar afecto antes de que sea demasiado tarde.

En paralelo, en la casa de los Reina, el doctor tiene una breve conversación con el padre de Marta. Lo felicita por su recuperación, pero aclara que todavía no está del todo bien. Luego aparece Andrés, quien se entera de que la nulidad que tanto esperaba fue rechazada por decisión de don Pedro y un tal Monseñor, lo que deja un sabor amargo.

De regreso con la familia Merino, Digna prepara algo de comida para Joaquín y Gema antes del viaje. La conversación gira en torno a las pérdidas, los arrepentimientos y los lazos rotos. La emoción crece cuando Gema recuerda su rol como madrina del hijo de la fallecida y el cariño que los unía.

Mientras tanto, Luis regresa a su laboratorio, decidido a seguir con su perfume. Marta lo recibe preocupada, diciéndole que debería seguir descansando. Pero la situación en la empresa no da tregua. Marta le informa que Miranda aún no ha probado su fragancia y que Floral tampoco entregó la suya. Propone una reunión urgente con Tasio para detener la producción del perfume. Luis, frustrado, considera escribirle directamente a Miranda, pero sabe que eso podría empeorar las cosas.

Y es que Miranda ha exigido cambios en el perfume: quiere una versión más “nocturna”. Luis se opone rotundamente. Explica que cualquier mínima modificación sería un desastre para la fórmula. En un arrebato de impotencia, le grita a Marta que vuelva a ver a Miranda para convencerla. Pero Marta insiste: si quieren cerrar ese trato, Luis debe ceder y hacer los ajustes.

En otro rincón, en Casagre, Andrés y Begoña tienen un momento íntimo. A pesar del caos por la salida de Yulia, Andrés se quedó porque Begoña se lo pidió. Hablan de la nulidad frustrada, lo que deja claro que la situación sentimental de Andrés sigue enredada.

Al mismo tiempo, Irene y el hijo del doctor visitan al médico. La conversación revela un duro secreto: el doctor confiesa que es adicto al “letter”, una sustancia que lo ha deteriorado física y emocionalmente. Su hijo se decepciona profundamente. Cree que su padre está consumido por decisiones equivocadas y decide regresar a Roma.

De vuelta en el laboratorio, Fina llega para ver cómo está Luis. Él, claramente alterado, se disculpa por no estar de buen humor. Sin embargo, aprovecha su presencia y le pide que pruebe el perfume. Fina lo huele y se muestra encantada: le dice que lo compraría en ese mismo momento. Luis se desahoga. No comprende por qué Miranda lo rechazó, si todos lo consideran una joya. Fina trata de consolarlo con una reflexión: hay personas como Miranda que necesitan ver mil opciones antes de volver al punto de partida. Al final, dice, “el cliente siempre tiene la razón”.

Pero justo en ese momento llega “don Espía” —Amador Rojas— y la atmósfera se enrarece. Algo cae al suelo, Fina se sobresalta e intenta recogerlo. Luis le pide que se calme. Rojas se presenta educadamente, pero Fina, visiblemente incómoda, no resiste más y se va, dejando a Luis con el recién llegado.

En otro lado, en la cantina, Gaspar está preparando una sorpresa para Manuela. Raúl entra y revela que está interesado en María, aunque sabe que es un amor imposible porque ella está casada. Tacio lo escucha, aunque Raúl se limita a decir que no es nadie de Toledo.

En la oficina de Marta, ella conversa con su secretaria Marie Félix, quien está considerando no volver a trabajar porque su esposo recibió una oferta laboral. La conversación se interrumpe cuando entra don Espía. Quiere hablar de Fina Valero. Marta, al escuchar el nombre, se pone a la defensiva. Le exige que no la involucre. Pero él insiste en que solo está cumpliendo con su deber. Marta le recuerda que Fina no es parte de ninguna investigación. Don Espía se justifica: fue contratado por el padre de Marta para eliminar cualquier amenaza a la empresa.

Marta se da cuenta de que la situación es más seria de lo que pensaba y se ve forzada a hablar con Fina. Fina, por su parte, exige que saquen a ese hombre de su vida. No quiere volver a cruzarse con él. Marta intenta explicarle que está allí para protegerlos, pero Fina ya no le cree. Acusa a Marta de siempre poner a su padre, Pelayo, y la empresa por encima de todo.

La conversación entre ellas se torna cada vez más amarga. Fina, herida y desencantada, decide marcharse. Marta, impotente, se queda llorando. Una vez más, el miedo, las medias verdades y las prioridades mal ubicadas amenazan con destruir lo que quedaba de confianza entre ambas.