💔 Damián advierte a Digna sobre don Pedro para evitar que se case con él – Sueños de Libertad – YouTube

En este impactante episodio, se produce un encuentro cargado de tensión emocional entre Damián y Digna, en el que afloran antiguos sentimientos, secretos no enterrados y advertencias que podrían cambiar el curso de sus vidas. La conversación inicia con una petición clara: Damián le pide a Teresa que los deje a solas. Lo que está por decir no admite testigos.

Digna, confundida, le ofrece algo de cortesía, pero Damián va al grano. No ha venido a charlar ni a reconciliarse: solo quiere hacer una pregunta. Directo, sin rodeos, le exige saber si ella ordenó que alguien espiara a Pedro. La pregunta descoloca a Digna, quien intenta mantener la compostura. Él, sin perder la firmeza, le exige una respuesta: sí o no.

Ella, intentando proteger su relación, le responde con frustración que va a casarse con Pedro, y que ya es hora de que Damián deje de entrometerse. Lo acusa de seguir con sus juegos sucios y de no aceptar que Pedro es inocente. Pero para Damián, la ingenua es ella. Él no está allí para robarle su amor, sino para abrirle los ojos.

Lo que sigue es un cruce de reproches donde Digna lo acusa de arruinar su relación con Andrés, mientras que Damián insiste en que la culpa no es suya, sino del propio Pedro. Él se pregunta, una vez más, qué pretende ella al seguir defendiendo una mentira. Digna responde que Pedro solo ha visto a su amigo Mercader, y que los informes del supuesto espía no prueban nada. Pero Damián no cede. Le insiste en que lo único que busca es prevenir una catástrofe antes de que ella dé un paso irreversible.

La discusión se vuelve personal. Digna le lanza una pregunta retórica con una carga devastadora: “¿Y tú, Damián? ¿Eres una buena persona?” El silencio que sigue es más elocuente que cualquier respuesta. Ella misma se responde, recordándole su pasado, sus acciones, lo que ha hecho y lo que ha escondido. Damián intenta desviar el foco, proponiendo dejar el pasado atrás. Pero Digna no acepta. Para ella, el pasado es el único maestro que puede evitar errores futuros.

Damián intenta tocar una última fibra sensible: le dice que Pedro la está aislando de su familia. Le suplica que vea lo evidente, que entienda que Pedro solo persigue un interés. Pero Digna, ya harta de las acusaciones, le responde con contundencia: Pedro le ofrece lo que jamás nadie le dio, ni siquiera él. Amor sincero, sin intereses, sin luchas, sin mentiras. Le asegura que Pedro solo busca su felicidad.

Y entonces, Damián lanza su golpe final. Le confiesa que su informante descubrió algo inquietante poco antes de la muerte de Inés. Según este contacto, ella no solo estaba afectada por la muerte de Mateo, sino también porque su marido —Pedro— se había enamorado de otra mujer. La amiga más cercana de Inés está convencida de que ese dolor fue lo que la llevó al suicidio.

Digna lo acusa de inventar semejante calumnia, pero Damián asegura que no es él quien lo dice. Es una persona que conocía a Inés íntimamente. Con tristeza y sinceridad, le dice que ojalá esté equivocado, que desea de corazón que ella no tenga que arrepentirse por la decisión que va a tomar. Pero si no es así, le advierte que estará cometiendo el error más grande de su vida.

Digna, con el corazón en la garganta, no se queda callada. Le lanza una verdad dolorosa: su mayor error no será casarse con Pedro, sino haber amado a Damián alguna vez. Haber compartido su vida con él y haberse dejado llevar por un sentimiento que terminó en traición y desilusión.

El episodio culmina con una atmósfera cargada de dolor. Damián intenta explicarse, dice que no quiere lastimarla, que solo quiere protegerla del sufrimiento. Pero Digna, firme y herida, le responde con una verdad que lo deja sin palabras: “No sé cómo lo haces, pero consigues hacerme daño cada día.”

Mientras la música melancólica cierra la escena, queda claro que nada volverá a ser igual entre ellos. El pasado que compartieron pesa más que cualquier advertencia. Y aunque las intenciones de Damián pudieran ser genuinas, las cicatrices que dejó en Digna son demasiado profundas como para ser ignoradas. La boda con Pedro sigue en pie, pero la semilla de la duda ha sido plantada.