SPOILER ALERT: “Marta y Fina: Sueños de libertad (Capítulo 313)”
En este episodio, la tensión en la casa es palpable durante el desayuno, donde María, Begoña, Andrés y Damián intercambian reproches. María, visiblemente molesta, comenta que la casa empieza a parecerse a un centro de reposo, aludiendo a la presencia anterior del doctor Herrera. Damián le responde con firmeza, indicando que él decide quién entra y quién sale. María le reprocha que debería hacer más por rebajar la tensión en la casa, como ella lo está intentando. Andrés la acusa de hipocresía, recordándole que estuvo dispuesta a vender las acciones de Julia a don Pedro, quien siempre los ha perjudicado. Entonces, María sorprende a todos diciendo que ha cambiado de opinión y que ya no piensa venderlas. Damián, incrédulo, le pregunta si es verdad y ella le asegura que no fue por su conversación reciente, pidiéndole que borre esa sonrisa. Begoña intenta suavizar el ambiente diciendo que lo importante es que tomó la mejor decisión, pero María revela que fue don Pedro quien retiró la oferta tras una llamada en la que ella le exigió garantías que no estaba dispuesto a dar. Afirma que lo más importante para ella y para Julia son los intereses de la niña. También deja claro que esperaba más respeto y consideración por parte de quienes conviven con ella. Finalmente, pide que le sirvan el desayuno en la terraza para alejarse del ambiente hostil. Damián concluye con alivio: “Bien, un problema menos”.

Este episodio destaca por las tensiones familiares y las decisiones que afectan el futuro de los personajes, especialmente en lo que respecta a las acciones de Julia y las relaciones interpersonales dentro de la casa.