AMOR A CUALQUIER PRECIO – CAPÍTULO 169 TEMP. 2 – (TELEFE ARGENTINA) VIERNES 7/03/25 – SPOILER EXTENSO
Este capítulo arranca con un profundo quiebre emocional para Suna. Encerrada en su habitación, la joven no puede contener las lágrimas mientras recuerda con dolor las humillantes palabras de Kaya: que le da lástima, que nadie la quiere, que siempre ha sido una marginada. A esto se le suma la cruel frase de Nuket: “¿Cómo puedes creer que un hombre como Kaya te amaría?” Con la autoestima destrozada y la mente llena de pensamientos oscuros, Suna es interrumpida por Esme, quien le avisa que su padre la está esperando afuera para definir la fecha de su boda.
En el jardín, la familia se prepara para oficializar el compromiso entre Kaya y Suna. Kassim, Hatuk, Nuket y los demás están listos, mientras Kaya acepta avanzar con los trámites. Suna aparece con una frialdad inesperada, su rostro no muestra emociones, y su actitud impacta a todos. A pesar de saber la verdad sobre los verdaderos sentimientos de Kaya, entrega sus papeles de identidad a su padre y dice: “Hagámoslo.” Nuket queda boquiabierta, y Suna, con una ironía punzante, le pregunta si la acompañará como futura suegra. Kaya intenta mirarla, pero ella no le devuelve la mirada. Fcat, testigo silenciosa, intuye que Suna tiene un plan: usar esta farsa de matrimonio para vengarse de todos los que la humillaron.
La acción se traslada luego a la casa de Chem, donde Pelin está en crisis. Llorando frente a su tío, le suplica que no la obligue a casarse con Ali, el chófer de la familia. Pero Chem se muestra inflexible, incluso autoritario. Le grita que deje de llamarlo “tío” y que no lo moleste con sentimentalismos. Su única prioridad es limpiar el “honor” de la familia. Pelin, destrozada, es consolada por su prima Piril, quien la invita a salir al patio para tomar aire. Le recuerda que debe pensar en el bebé que está esperando, y que todo saldrá bien.
Mientras tanto, Seyran llega a la mansión de Chem sin saber exactamente a quién busca. Finge que quiere ver a una amiga, y al no recordar el nombre de Pelin ni de Piril, improvisa ante el guardia. Sorprendentemente, la dejan pasar y la conducen a la sala de estar. Mientras espera, comienza a mirar las fotos decorativas de la casa. En ese instante, descubre algo devastador: fotografías de Pelin que confirman que ella está allí y que ha estado mintiendo. La reacción de Seyran es inmediata: se llena de ira, de dolor, de traición. Al poco tiempo, entra Piril junto a su amiga y se sorprende al ver a Seyran con una de las fotos en la mano.
Seyran, sin control, estalla en gritos: exige saber quién es, qué relación tiene con Pelin, y por qué está mintiendo. Piril intenta calmarla, pero no puede. Desde el segundo piso, Chem aparece furioso por los gritos y les ordena callarse. Piril le ruega a Seyran que se vaya, advirtiéndole que su padre puede hacerle daño. Le dice que Pelin no está ahí, que está en Londres, pero Seyran no le cree. Intenta entrar por la fuerza a buscarla, pero Piril la retiene, suplicándole que se marche.
En otro escenario paralelo, Halis lleva a Ferit a un viejo taller de carpintería. Allí, el patriarca recuerda sus inicios, cómo llegó desde Estambul sin nada, y cómo fue allí donde comenzó el imperio Korhan, gracias a la enseñanza de un viejo maestro que vio en él un potencial que nadie más reconoció. Halis le confiesa a Ferit que él también fue subestimado, y por eso siente que su nieto es su verdadero reflejo. Le dice claramente: “Tú eres mi heredero. Tú tomarás mi lugar.” Pero le advierte que no debe repetir sus errores, especialmente los que cometió con su propia hija, Nuket, a quien hoy ni siquiera lo llama “padre”.
Con estas palabras, Halis le lanza un mensaje sutil pero poderoso: que no abandone a su hijo por nacer, ni a Pelin. Le recuerda que tomar una decisión como Korhan implica pensar no solo en uno mismo, sino también en el legado, en la sangre, en el apellido. Ferit, entre lágrimas, admite que no quiere perder a Seyran, y que cree que ella podría amar a su hijo como propio. “Lo intentaré”, dice esperanzado. Halis no se muestra tan convencido y le plantea un último reto: si desea ser el nuevo líder del clan Korhan, debe demostrar fuerza, voluntad y sacrificio.
El capítulo concluye con ambos personajes sumidos en profundas reflexiones: Ferit, sobre su rol como padre, esposo y heredero; y Seyran, sobre la traición que acaba de confirmar. La tensión está al límite. Seyran sabe que Pelin está involucrada, que hay mentiras, manipulación y una red que busca destruir su matrimonio. ¿Qué hará ahora? ¿Buscará a Ferit para exigirle la verdad? ¿Se marchará sin mirar atrás? ¿Y Ferit? ¿Elegirá a Seyran o a su hijo?
Este episodio es una bomba emocional que prepara el terreno para un giro definitivo en la historia. Las decisiones tomadas aquí cambiarán el rumbo de todos los protagonistas. El dilema de Ferit —el amor o el deber— ya no puede posponerse. Y Seyran, herida y furiosa, parece más decidida que nunca a no permitir que la engañen.
