Spoiler: “Begoña, aliviada: el sargento considera que es inocente de la muerte de Jesús – Sueños de Libertad“
En este episodio crucial de Sueños de Libertad, la tensión que durante días ha mantenido en vilo a Begoña y a quienes la rodean finalmente se disipa. Después de una angustiante espera marcada por el miedo, la incertidumbre y los juicios precipitados, Begoña recibe una noticia que cambiará su estado de ánimo por completo: ha sido oficialmente exculpada por la Guardia Civil en el caso de la muerte de Jesús.
La escena se abre con Digna anunciando la buena nueva. Su voz, habitualmente tranquila, ahora está cargada de emoción. Le cuenta a Begoña que la Guardia Civil la ha desvinculado formalmente del caso. El sargento Pontón, después de nuevas indagaciones, ha confirmado que no hay indicios que la impliquen. Para Begoña, esas palabras son un bálsamo largamente esperado. La presión, el estigma y la sombra de sospecha que la rodeaban comienzan a desvanecerse.
Inmediatamente, Begoña, todavía con incredulidad, quiere saber más: ¿qué ha pasado exactamente? ¿Qué pruebas han sido determinantes para llegar a esa conclusión? Digna, sin ocultar su alivio, le explica que Pontón descubrió un dato clave: en el momento en que Jesús murió, él se encontraba hablando por teléfono desde su despacho. Mientras tanto, Begoña estaba en casa, cenando. Es decir, la coartada se confirma y demuestra que ella no pudo haber estado presente ni haber tenido participación directa en los hechos.
Esta revelación es definitiva. La única base que existía para sospechar de Begoña era la suposición, la conjetura, el prejuicio. Pero ahora, con pruebas en mano, la acusación pierde sentido. Y aunque para muchos esa verdad ya era evidente desde el principio, necesitaban la confirmación oficial para cerrar el capítulo con justicia.
Pontón, por su parte, ha decidido dar por válida la hipótesis del suicidio, y con ello el caso queda cerrado de forma oficial. Aunque aún puedan quedar dudas en el aire —como suele ocurrir con toda muerte trágica—, legalmente no hay más que investigar. Para Begoña, esto significa el fin de una pesadilla.

Digna, consciente de lo mucho que ha sufrido su amiga, le insiste en que ha llegado el momento de pasar página. Ya no hay nada que temer. Ya no hay razones para vivir con el peso de la culpa que nunca le perteneció. “Ahora debemos continuar con nuestras vidas”, le dice con ternura, pero también con una firme determinación. Para ella, Begoña debe ser la primera en hacerlo: en recobrar su dignidad, su alegría, su libertad.
La amistad entre ambas se hace más palpable en este instante. Digna le confiesa que ha estado profundamente afectada por el sufrimiento de Begoña. La ha visto apagada, sin esperanza. Incluso le revela, con cierto pudor, que no ha podido dormir durante días, preocupada por cómo la estaba pasando ella. Es un testimonio sincero de afecto, de solidaridad entre mujeres que han sabido sostenerse mutuamente en medio de las adversidades.
Y no solo eso: Digna menciona otro detalle que deja ver el nivel de angustia emocional al que ha llegado Begoña. Le cuenta que esta, en un momento de tristeza, confesó que ya no sentía ilusión por casarse. La sombra del caso Jesús no solo le había robado la tranquilidad, sino también la esperanza de un futuro feliz. Era como si su vida hubiera quedado suspendida, paralizada por un dolor que no podía compartir abiertamente.
Al escuchar eso, Begoña se conmueve profundamente. Le pide perdón a Digna por haberla hecho pasar por tanta preocupación, aunque Digna, con la calidez que la caracteriza, la interrumpe de inmediato. “No tienes que sentir nada, amor. No has hecho nada malo”, le dice con cariño. Para ella, Begoña sigue siendo la misma mujer noble e íntegra que siempre ha conocido. Las acusaciones nunca mancharon su imagen ante quienes realmente la quieren.
Ahora, con la verdad revelada y la libertad recuperada, Digna lanza una propuesta que simboliza el renacer de ambas: dormir en paz esta noche y celebrar la boda al día siguiente con toda la alegría posible. Ya no hay razones para la tristeza. Ya no hay dudas que ensombrezcan el futuro. Es momento de dejar atrás los días oscuros y celebrar lo que aún queda por construir.
La escena se cierra con una música suave y liberadora, que refleja el nuevo ánimo que comienza a instalarse en Begoña. Ha sido una lucha difícil, marcada por la sospecha y la injusticia, pero también por la lealtad, la resistencia y la verdad. Su nombre ha sido limpiado y su dignidad restaurada.
Este episodio no solo marca el fin de un conflicto legal y emocional para Begoña, sino también el comienzo de una nueva etapa. Ahora, libre de culpas impuestas y de cargas que no le pertenecen, puede mirar hacia adelante con esperanza. La celebración de su boda ya no será una evasión ni una formalidad, sino una afirmación de vida. Y lo hará rodeada de personas como Digna, que nunca dudaron de ella.
En Sueños de Libertad, la verdad ha prevalecido, y con ella, la justicia. Pero sobre todo, ha prevalecido la amistad y el valor de mantenerse firme ante la adversidad. La historia de Begoña es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la verdad encuentra el camino para salir a la luz.