Hola amigos, bienvenidos a un adelanto especial de Sueños de Libertad
Spoiler del próximo capítulo
Un nuevo giro emocional marca el rumbo del siguiente episodio. Raúl ha tomado una de las decisiones más difíciles de su vida: dejar la casa de la familia De la Reina. Ya no puede seguir viviendo bajo el mismo techo que María, la mujer que ama, y que, irónicamente, le pidió que se apartara de su vida. Sin embargo, ¿será realmente capaz de alejarse para siempre? ¿Y María podrá dejarlo marchar sin luchar?
El capítulo se abre con una escena cargada de tensión contenida. Raúl se dirige con paso decidido a la habitación de María. Tiene claro lo que va a hacer: decir adiós. Al entrar, ella lo recibe con sorpresa.
—Raúl, pensé que ya habíamos hablado de esto —dice, intentando mantener una fría distancia.
Pero Raúl no está para rodeos. Con voz firme, aunque profundamente dolida, le responde:
—Lamentablemente, María, no volveremos a vernos. He decidido irme. Solo quería despedirme.
María intenta disimular el impacto, pero su reacción la delata. Se incorpora, nerviosa, y lo detiene:
—No puedes irte así. Yo… te necesito.
Raúl, con el corazón desgarrado, le recuerda:
—Fuiste tú quien me pidió que te olvidara. Estoy tratando de hacer eso.
La conversación se torna cada vez más intensa y contradictoria. María, entre lágrimas, le confiesa que no soportaría perderlo, aunque insiste en que no pueden tener un futuro juntos. Él, confundido, no entiende su ambigüedad.
—¿Me necesitas o me estás echando? ¿Qué esperas de mí? —le pregunta.
—Solo quiero que estés cerca, —responde ella con un hilo de voz.
María rompe en llanto. Raúl, conmovido, se arrodilla junto a ella. La escena es íntima, desgarradora. María le agradece por haberle devuelto algo de vida, le pide perdón por haberlo herido. Él la escucha en silencio, le toma la mano con cariño.
—Si me amaras de verdad… —comienza a decir él.
—No puedo, —lo interrumpe ella, llorando— No sé cómo manejar algo tan bonito. Solo sé que quiero que no te vayas.
Raúl, derrotado por la intensidad de lo que siente, apoya su cabeza en su regazo. Ella lo acaricia. El vínculo entre ellos sigue ahí, pero lleno de dolor, dudas y lo que podría haber sido. ¿Será este el verdadero final entre ellos? ¿O un nuevo comienzo disfrazado de despedida?
Mientras tanto, en otro rincón de la historia, Begoña busca refugio en la única persona en quien aún confía: Damián. Tras el fin de su relación con Andrés, se siente herida y profundamente preocupada. No solo por lo que ha perdido, sino porque teme que Andrés esté atrapado en una situación que lo está destruyendo.
Se encuentra con Damián en el salón, en una escena más cotidiana pero no menos importante. Él la invita a sentarse, a compartir una copa y una conversación tranquila. Al principio, hablan de Gabriel, el nuevo miembro de la familia. Damián parece satisfecho con la impresión que el joven dejó en la empresa, pero desconocen un detalle crucial: Gabriel oculta un oscuro secreto. Detrás de su apariencia amable, trabaja para sabotear los productos de los De la Reina, filtrando información clave a sus rivales.
Mientras tanto, Begoña cambia de tema. No puede callar más lo que siente. Le confiesa a Damián que Andrés le ha pedido rehacer su vida, mientras él se queda al lado de María. Damián, aunque intenta ser comprensivo, le recuerda que tal vez sea lo mejor para ella.
—Eres joven, libre. Tienes toda una vida por delante, —le dice con ternura.
Pero Begoña no puede evitar replicar:
—¿Y Andrés? ¿Merece seguir atrapado en un matrimonio sin amor? Usted es su padre, pero no puede negar que eso lo está matando lentamente.
Damián guarda silencio. Por primera vez, ve con claridad el desgaste emocional de su hijo. Ya no se trata solo de deber o responsabilidad: Andrés parece estar viviendo una vida que ya no le pertenece, sofocado por la culpa y las exigencias de todos.
En ese preciso momento, los gritos de María desde el piso de arriba interrumpen la conversación. Damián y Begoña suben apresurados. La escena que encuentran es devastadora: Andrés está intentando sacar a María de su habitación.
—Esto no te hace bien, no puedes seguir así, —le dice.
—¡Déjame en paz!, —grita ella entre lágrimas.
Begoña observa desde la puerta, rota por dentro. Luego, sin dirigirle palabra a Damián, murmura:
—Esa es la vida que quiere para su hijo,
y se marcha, dejándolo con la mirada perdida, por primera vez verdaderamente consciente del infierno silencioso en el que Andrés vive atrapado.
Este capítulo es un torbellino emocional donde el amor no correspondido, la culpa, la lealtad y los secretos convergen para empujar a cada personaje a un límite. María, desgarrada, se aferra a Raúl mientras lo aleja. Begoña, resignada, suelta a Andrés sabiendo que lo está perdiendo. Y Damián, por fin, comienza a ver el sacrificio de su hijo más allá del deber familiar.
No te pierdas el próximo episodio de Sueños de Libertad, porque lo que está por venir cambiará los destinos de todos… para siempre.