🐦 Buenas promisers: clippers y pájaros que no sabéis el nivel de Leocadia 🐦
(Spoiler de “La Promesa”)
Hola promisers, ¿cómo estáis? Aunque no sé si los micrófonos captarán el escándalo, tengo aquí a los pájaros montando su propio concierto. Y no sabéis el ruido… eso sí, nada comparado con el espectáculo que está dando Leocadia. Sí, Leocadia va tan fuerte que hasta da vergüenza ajena, en el buen sentido del drama, claro.
En el episodio más reciente, tras lo que vimos en el anterior, queda claro que Leocadia ya está enterada de la cercanía entre su hija Ángela y Curro. Es cierto que no conoce todos los detalles, pero en la escena del desayuno —por cierto, una joya de diálogo— se nota la tensión. Esas batallas verbales entre madre e hija nos están regalando algunos de los mejores momentos desde que Leocadia ya no se enfrenta con Cruz.
Un detalle que me encantó fue el encontronazo con el criado al que manda a callar de mala manera. Ese gesto, aunque brutal, demuestra que Leocadia maltrata al servicio sin ni siquiera la “elegancia” que tenía Cruz al hacerlo. En cambio, Ángela salta en su defensa, y Leocadia le lanza una frase con veneno: “¿También vas a abrazarlo?” Un momentazo. El chico no es Curro ni nadie relevante, solo un figurante, pero refleja muy bien el carácter tiránico de Leocadia.
Antes de seguir con ella, ya sabéis que soy vuestro Juan Sin Fuego, el original, y que podéis dejar vuestro “me gusta”, suscribiros si no lo habéis hecho, y recordar que mi novela “Postbelum” está disponible en Amazon. Un thriller apasionado, ambientado en los años 20 en España. Si ya la habéis leído, una reseña con cinco estrellitas me ayuda muchísimo.
Volviendo al meollo… siguen llegándome comentarios preguntando por qué Leocadia odia tanto a Curro si su propia hija también es ilegítima. Y la respuesta ya la he dado muchas veces: porque Leocadia es hipócrita, y no tiene principios. No le pidáis coherencia moral, porque no la hay. Ella desprecia a Curro por ser bastardo, aunque su hija también lo es. Así de simple.
Y aún más, Leocadia no ostenta ningún título oficial que la obligue a dar explicaciones públicamente. Por eso nadie en la casa se atreve a echárselo en cara. En aquella época no se solía cuestionar en público la vida privada de los demás. Tal vez se murmuraba en privado, pero nadie iba a ir de frente a decirle “tu hija también es ilegítima”. Ni Cruz, ni Martina, ni Lorenzo. Y a Ángela tampoco le van a decir nada, por respeto y educación, porque en La Promesa todos le tienen mucho cariño.
Ese es el drama que sostiene la serie ahora mismo. Y me gustó que Ángela se lo dijera en la cara a su madre: “Criticas a Curro pero bien que bailaste con él”. Ese baile fue otro momentazo, preciosamente vestido todo el elenco.
Y hablando de vestuario: me han regalado un colgante de esmeraldas que combina perfecto con una cruz que ya tenía. No, no es de la joyería “Job”, y no hay ni rastro de cianuro, así que podéis estar tranquilos. Pronto subiré fotos a Instagram para que veáis lo bien que me queda, aunque luego me llame presumido.
Y ya que estamos con las joyas, hablemos del famoso enredo de la pulsera. Muchos preguntáis por qué Pía se inventó que era suya, cuando hubiera sido más fácil decir que era de Eugenia y que se la había dado a Curro. Pero claro, sin ese lío no habría trama. A veces hay que aceptar estas licencias para que la historia avance.
Ahora el peligro es que Ricardo o Rómulo descubran el estuche roto, y puede que con cianuro dentro. ¿Cómo probarán que lo es? Espero que no lo hagan al estilo cruel de la varonesa de Grazalema, que usó un gatito para probar el veneno en su momento. Aunque confieso: si me preguntasen a quién probar el cianuro, diría que a Alonso. Pero no, Alonso es intocable, es como el rey en una partida de ajedrez. No hace mucho, pero sin él se cae toda la estructura. Si Alonso muriese, Manuel sería marqués, y con su buen juicio acabaría con los abusos de Leocadia y compañía. Se acabaría el drama, y eso no conviene.
A propósito de Lisandro, el duque de Carvajal y Fuentes: cada vez me gusta más su personaje. Es soberbio, clasista, malhablado… pero no ha hecho nada realmente malvado todavía. Y eso, en esta serie, es casi un milagro.
Me intriga especialmente cómo va a recompensar a Adriano por haberle salvado la vida. Muchos pensáis que le dará la baronía de Linaja, el título del padre de Cruz que luego heredó Curro antes de que el rey se lo retirara. Pero el comentario que le hizo a Jacobo —“tu padre solo tiene una simple baronía”— me hace dudar. Quizás tiene pensado otorgarle un condado o un título más elevado.
Yo apostaría por el condado de Monteverde, del antiguo patrón de Adriano, aunque sigue vivo, así que complicado. Tal vez un vizcondado, que aún no ha aparecido en la serie. Aunque una baronía sigue siendo muy prestigiosa. De hecho, las baronías son los títulos más antiguos en la nobleza española, algunas con casi mil años de historia. Si se han mantenido en la misma familia y tierra durante siglos, pueden tener incluso más peso que un condado.
Y ya que estamos en el terreno nobiliario, no os dejéis engañar: aunque un duque esté por encima en jerarquía, una baronía bien conservada tiene una relevancia histórica impresionante. El título puede estar “abajo” en el escalafón, pero ser una joya simbólica por su antigüedad y linaje.
Y ya cierro por hoy. Si os ha gustado este repaso, dadle un buen “me gusta”, dejad comentarios y, por supuesto, suscribíos si aún no lo habéis hecho. Aquí seguiréis teniendo el mejor contenido de “La Promesa”, con análisis detallados, reflexiones históricas y teorías jugosas.
Y recordad que tenéis mi novela Postbelum disponible en Amazon: un thriller ambientado en la España de los años 20, lleno de pasión, secretos, y personajes inolvidables. Con un lenguaje que os transportará de lleno a esa época, y una villana, Doña Juana Janeiro, que está a la altura de cualquier gran antagonista.
Gracias por estar ahí, promisers. ¡Nos vemos mañana con más vídeos!