De su profunda envidia hacia Seyran…
Todo comienza cuando Sultan confiesa que siempre sintió una fuerte envidia hacia Seyran. Esa emoción, nunca controlada, fue transformándose en una rabia silenciosa que con el tiempo la empujó a actuar en su contra. Esta confesión estremece a Kazım, quien queda congelado al escucharla. Comprende al instante que lo que Sultan ha revelado podría dinamitar los cimientos de la mansión Korhan. Por eso, para evitar un escándalo mayor, le ordena callar para siempre y la obliga a marcharse discretamente. Sultan, sabiendo que ha cruzado un límite sin retorno, se va en silencio.
Kazım, tras despedirla, comunica a Esme y Hattuş que Sultan cometió un error irreparable y que su presencia en la mansión no será permitida nuevamente. Aunque intenta aparentar que el problema está resuelto, internamente es consciente de que la situación sigue siendo una amenaza. Preocupado por los posibles efectos en Seyran, le ordena que no investigue más, que no toque el pasado y guarde silencio. A pesar de la humillación y rabia que siente, Seyran obedece.
La presión emocional sobre Seyran crece: su padre la sofoca, Ferit está ausente o confuso, y las traiciones la rodean. En ese caos interno, siente que pierde el control de su vida. Es entonces cuando Kazım, convencido de que un embarazo resolvería los problemas familiares y sellaría el matrimonio, le exige a Ferit que impulse esa decisión con autoridad. También prohíbe a Seyran continuar sus estudios. Aunque Ferit no lo expresa, esta imposición lo incomoda profundamente. Su visión de un matrimonio libre y por amor se diluye cada vez más.
Gülgün, observadora y sensible, percibe el deterioro emocional de Seyran. Sin hacer ruido, le ofrece su apoyo y comienza a investigar lo que realmente motivó a Sultan a actuar así. Antes de marcharse, Sultan intenta despedirse del personal de la casa, pero la frialdad es evidente. El momento más tenso llega cuando Şefika se niega a perdonarla, recordándole su traición a Seyran. Esta reacción rompe definitivamente el orgullo de Sultan.
Mientras tanto, Zerrin y Pelin abandonan la mansión, buscando refugio en la casa de un familiar influyente. Zerrin, siempre estratégica, ve esta salida como un movimiento táctico. Pelin, por su parte, inicia las primeras semanas de su embarazo con una mezcla de miedo y esperanza, creyendo que un hijo podría unirla para siempre a Ferit. Pero aunque Ferit la acompaña a las citas médicas, sus pensamientos siguen anclados en Seyran.
En un intento por mantener la normalidad, Ferit lleva a Seyran a la universidad. Aunque aparenta apoyo, la independencia de Seyran despierta inseguridades en él. Cuando ella recibe un mensaje de Gülgün, decide abandonar las clases y encontrarse con ella. En ese encuentro, Seyran revela toda la presión que vive bajo el dominio de Kazım y la traición de Sultan. Este momento marca el inicio de nuevas decisiones para su vida.
Por otro lado, una escena aparentemente insignificante entre Suna y Kaya comienza a cambiar su dinámica. Un rosario roto por accidente los obliga a colaborar, y ese pequeño gesto los acerca. Sus diferencias generan discusiones, pero también tensión emocional. Un altercado callejero, donde Kaya la defiende, consolida ese vínculo. Durante el regreso, el silencio se llena de significados. Suna, culpable, se encuentra con un Kaya protector. Él, a su vez, descubre la fortaleza oculta de ella.

Sin embargo, lo que podría haber sido un momento íntimo entre ellos, se convierte en un escándalo cuando Kazım los descubre en medio de un beso inesperado. Llena de furia, su reacción es brutal, rompiendo para siempre su relación con Kaya. Suna, humillada, retrocede; Kaya, desafiante, sostiene la mirada. La tensión familiar alcanza un punto sin retorno.
En paralelo, una conversación entre Halis Korhan e İfakat explota cuando él se entera de que Sultan le dio anticonceptivos a Seyran, siguiendo supuestas instrucciones anteriores. Halis, enfurecido, se siente traicionado. Aunque İfakat intenta justificar sus acciones, no logra calmarlo. La escena culmina con su expulsión del despacho de Halis. Afuera, su expresión cambia: sabe que ha perdido una batalla, pero no la guerra. Planea vengarse, y tanto Seyran como Nükhet se convierten en sus objetivos.
Ferit, confundido y dividido entre dos mundos, acompaña a Pelin en sus citas médicas. Aunque intenta actuar como un futuro padre, su corazón está con otra. Cada gesto de Pelin busca ganar su amor, pero Ferit siente que su vida se dirige en una dirección que no eligió. Seyran sigue siendo el centro de sus pensamientos.
Mientras tanto, Gülgün, astuta, entrega a Sultan el dinero que ella había pedido. Pero no es solo un pago: es una trampa emocional para obtener la verdad. Sultan acepta el encuentro. La conversación que mantienen es tensa, emocional y reveladora. Gülgün logra que Sultan confiese todo: desde sus motivaciones hasta los oscuros planes de İfakat.
Gracias a Gülgün, Seyran se enfrenta cara a cara con Sultan. Esta vez, Sultan no se esconde. Reconoce cada una de sus acciones. La verdad golpea a Seyran con una fuerza devastadora. Llena de rabia, necesita contarle a Ferit todo. Lo cita junto con Sultan y, en un momento cargado de tensión, le revela lo ocurrido. Ferit, impactado, queda sin palabras. La verdad no solo pone en peligro su matrimonio, sino que le obliga a mirar de frente sus propios errores y el pasado que arrastra.
Todo lo que estaba contenido estalla. Las relaciones, los secretos, las traiciones. Nada volverá a ser igual. La mansión Korhan, aunque exteriormente intacta, está ahora fracturada por dentro. Seyran ha tomado una decisión. Ya no será más una víctima pasiva de los juegos de poder de su familia. Su despertar ha comenzado.