🔒 Spoiler: “Voy a necesitar pensármelo”: Fina se enfrenta a una decisión que podría cambiar su vida
En una escena íntima y cargada de tensión emocional, Fina y Pelayo mantienen una conversación crucial en la tienda. Pelayo acude con la intención de convencer a Fina de considerar la posibilidad de tener un hijo junto a Marta, o al menos, de formar parte activa de la familia que criarían. Aunque la atmósfera es tranquila, el cansancio emocional y una esperanza tenue flotan en el aire.
Pelayo comienza dejando claro que sabe que Fina ya intuye el motivo de su visita: la propuesta que le hizo a Marta sobre ser padres. Fina, lejos de reaccionar con dureza, responde con cautela, dejando claro que necesita tiempo para pensar. Aunque su lenguaje es firme, no cierra la puerta del todo.
Él insiste en que la decisión no les afecta solo a él y a Marta, sino también a ella. Pero Fina percibe su presencia como una presión. Pelayo admite su error por no haber hablado desde el principio con ambas, como hicieron cuando discutieron el matrimonio, y asegura que todavía están a tiempo de arreglarlo. Le recuerda que la relación entre Fina y Marta es anterior a su llegada, que su vínculo fue el primero, lo que da pie a imaginar que podrían criar juntas al bebé.
Fina, sin embargo, se mantiene firme. Considera que todo esto es demasiado forzado, artificial. Lo acusa de querer tener un hijo más por conveniencia política que por verdadero amor o deseo de proteger a su familia. En ese punto, Pelayo revela que la presión proviene de fuera: Don Pedro ha comenzado a sospechar de él, no de Marta ni de Fina, después de verlo hablando con Cobeaga. La idea de formar una familia perfecta con un hijo sería la forma más eficaz de acallar esos rumores.
Reconoce que no le contaron antes a Fina porque temían provocarle una recaída emocional, como la que sufrió semanas atrás. Aunque se disculpa, también insiste en lo necesario de su propuesta, dadas las circunstancias. Luego le comparte su visión de futuro: una vez nazca el bebé, podrían mudarse a la casa de los Montes, lejos del escrutinio público. Allí, Fina y Marta podrían criar al niño con libertad, mientras él cumpliría con sus compromisos políticos. Incluso plantea que el niño sería la excusa ideal para que Marta se mantuviera alejada de los eventos sociales que tanto le incomodan.
Aun así, Fina no lo tiene claro. Repite varias veces que no sabe qué hacer. Reconoce lo compleja que es su situación personal y emocional. La propuesta la sacude, pero también la abruma. Sabe que cualquier decisión tendrá consecuencias profundas.
En un gesto inesperado de ternura, Pelayo le asegura que puede tomarse todo el tiempo que necesite y le confiesa que espera que su respuesta final sea afirmativa. Luego se marcha, dejándola sola, sumida en una profunda reflexión, atrapada entre la presión externa, sus emociones y el peso de una decisión que podría redefinir su vida entera.
Fin del spoiler.