🔒 Spoiler: Gabriel intenta ganar el apoyo de María para asegurar su lugar en la empresa
La conversación entre Gabriel y María se convierte en una escena cargada de tensión emocional y estrategias veladas. Gabriel, sabiendo que su futuro profesional está en juego, se acerca a María buscando su apoyo en una próxima votación que determinará si ocupará oficialmente el puesto de abogado en la empresa, un cargo que Damián le ha ofrecido tras resolver con éxito el caso del atropello.
Todo comienza con un intercambio sarcástico: María, irónica, le pregunta si ha venido a despedirse antes de volver a Madrid, comparando a los miembros de la familia de la Reina con una plaga. Gabriel, lejos de molestarse, revela su verdadera intención: necesita un favor. Quiere quedarse, pero su permanencia depende del voto de la junta directiva. María, con evidente suspicacia, deduce que hay oposición y, sin sorpresa, Gabriel confirma que Pedro Carpena es quien está en contra, simplemente por su apellido.
En su intento de persuadirla, Gabriel expone lo que significa para él esta oportunidad. No solo representa un avance profesional, sino también una forma de reconstruir vínculos familiares. Es, según sus palabras, una segunda oportunidad tras años de aislamiento. María, aunque conmovida por su sinceridad, le recuerda que su propia historia también ha estado marcada por el sufrimiento y la lucha, dejando claro que no se deja impresionar fácilmente.
Gabriel trata entonces de apelar a su sentido práctico: asegura que su trabajo sería beneficioso para todos, incluido el propio Pedro, y que aportaría estabilidad económica a la empresa. Pero María no es ingenua y Gabriel lo percibe, por lo que lanza una pregunta que la pone a prueba: “¿Pensarías lo mismo si yo no fuera un de la Reina?”. Con esa frase, reconoce la carga de su apellido y la influencia que ejerce en las percepciones ajenas.
Al ver que María aún no se decide, Gabriel juega su última carta: le recuerda que lo que favorece a la empresa también favorece a Julia, una figura clave para ambos. Finalmente, le lanza un reto sutil: quiere saber si algo o alguien le impide votar con libertad. María, con firmeza y orgullo, le asegura que nadie condiciona sus decisiones y que ella es dueña de su voto.
Aunque no obtiene una respuesta definitiva, Gabriel se marcha con una promesa: María lo pensará. La escena cierra con una incertidumbre latente, pero también con la esperanza de Gabriel de haber sembrado la semilla que incline la balanza a su favor.
Fin del spoiler.