🟣 Spoiler: Sueños de Libertad – “Pasa página, Begoña” 🟣
En una conversación cargada de emociones, Begoña lucha contra el dolor que le provoca ver a Andrés consumido por la culpa. Se siente impotente. Sabe que no puede hacer nada para cambiar la decisión que él ha tomado, y sin embargo, el sufrimiento de Andrés también la está desgastando. Cree entender por qué él se siente así: cuando deseas que alguien desaparezca de tu vida y luego esa persona sufre un accidente como el que ha vivido María, es lógico que la culpa invada, que se confunda el deseo con la consecuencia.
Aun así, Begoña no puede entender del todo cómo Andrés ha llegado a ese nivel de autoflagelación. Ella sabe que él jamás habría querido ver a María en ese estado, pero también sabe que sí deseaba, con todas sus fuerzas, que ella ya no formara parte de su vida. Y ahora, arrastrado por la culpa, Andrés está pagando su propia penitencia emocional, aislándose, sufriendo en silencio.
En medio de este desahogo, alguien cercano le habla con sinceridad, aunque con palabras duras: “Voy a decirte algo que no quieres oír, pero debo decírtelo.” Begoña, temerosa, pregunta qué es. La respuesta llega directa: “Pasa página.”
Le aconsejan que, por su propio bien, debe dejar ir a Andrés, dejar de centrarse en lo que siente por él. Le explican que tal vez, con el tiempo, él reconsidere su postura, pero que no hay garantías. Podría suceder… o no. Esperar algo incierto solo prolongará su sufrimiento. Begoña intenta resistirse, le duele profundamente ver a Andrés destruido, sentir que lo ha perdido. Y lo que más la atormenta no es solo la pérdida, sino el tener que observar cómo él se derrumba poco a poco… sin poder ayudarlo.
Con lágrimas contenidas, confiesa que no sabe cómo seguir adelante si tiene que presenciar esa autodestrucción día tras día. Pero su confidente insiste: “Debes hacerlo. Si no, acabarás como él.” La música de fondo subraya la intensidad del momento. En medio de esa tristeza, hay un gesto de consuelo, un abrazo, una caricia. Un intento de recordarle a Begoña que, aunque el amor duele, a veces lo más sensato… es soltarlo.