🟣 Spoiler: ¿Te ha pasado algo con doña Begoña?
Una conversación intensa y llena de emociones se desata entre Raúl y Manuela, cuando ella lo enfrenta con una pregunta directa: ¿ha ocurrido algo con doña Begoña? Raúl intenta disimular, pero Manuela, que ya lo conoce bien, no se deja engañar. Al final, Raúl termina confesando lo sucedido: María le contó que doña Begoña los sorprendió el día anterior compartiendo un momento íntimo, durante el cual él le hizo una caricia afectuosa.
Manuela, incrédula, le pregunta con insistencia qué clase de gesto fue y cuánto de “cariñoso” tenía. Raúl intenta quitarle importancia, asegurando que fue algo involuntario, solo un intento por reconfortar a María. Sin embargo, Manuela le recuerda con dureza que esos gestos, en esa casa, están completamente fuera de lugar, especialmente con las tensiones existentes. La acción, lejos de aliviar a María, solo sirvió para enfurecer aún más a doña Begoña.
Raúl se siente superado por la situación. No solo está preocupado por la reacción de Begoña, sino también por las posibles consecuencias si ella decide contárselo todo a don Andrés. Teme que estalle un escándalo de proporciones enormes. Manuela, con su habitual franqueza, le responde que es lógico que tenga miedo, y que era de esperarse la reacción airada de Begoña. Raúl admite que nunca la había visto tan molesta con él y que fue un momento realmente desagradable.
Desbordado por el dolor y la impotencia, Raúl confiesa que ya no puede más. La cercanía con María lo está destrozando emocionalmente. Su único propósito era ayudarla, hacerla sentir mejor, pero ni siquiera eso consigue hacer sin provocar más conflictos. Empieza a cuestionarse su permanencia en la casa y reconoce que, tal vez, haberse quedado fue un error.
Manuela, aunque le tiene mucho aprecio, es clara con él: no entiende la lógica detrás de sus decisiones, sobre todo sabiendo lo mucho que él sufre por María. Pero Raúl le recuerda que fue ella —María— quien le pidió que no se fuera, que no estaba preparada para su marcha.
Manuela intenta mostrar empatía por la situación de María, reconociendo que está pasando por un momento muy duro. Sin embargo, le señala que pedirle ese sacrificio a Raúl, sabiendo que él sigue profundamente enamorado, es un acto de puro egoísmo. A pesar de ello, Raúl insiste en que no quiere perjudicarla de ningún modo.
Finalmente, agotado y con el corazón roto, Raúl toma una decisión drástica: hablará ese mismo día con don Damián para presentar su renuncia. Prefiere marcharse antes que seguir causando dolor o quedar atrapado en una situación que solo le rompe el alma.