Spoiler: “Manuel descubre a Enora y Leocadia conspira”
La semana en La Promesa del 7 al 11 de julio desata una tormenta emocional y política dentro del palacio. Ricardo parecía destinado a convertirse en el nuevo mayordomo jefe tras la emotiva despedida de Rómulo. El servicio ya lo veía como el sucesor natural y, como muestra de apoyo, incluso le obsequiaron una chaqueta de gala hecha a medida. Sin embargo, Leocadia tenía otros planes. En secreto, maniobra para impedir su ascenso, promoviendo a un candidato externo: Feliciano Arcos. La noticia cae como un jarro de agua fría, y Ricardo, humillado, ve su sueño evaporarse. La herida no es solo profesional, sino profundamente personal, y deja al servicio dividido y herido.
Mientras tanto, la investigación de Curro sobre el pasado de su padre da un giro inesperado tras encontrar en el periódico una mención al broche “La Lágrima de Pandora”, una pieza clave vinculada a la ruina de su familia. Junto a Pía y Vera, descubre que ese broche reapareció en una subasta pese a haber sido vendido años atrás. El hallazgo levanta nuevas sospechas, incluyendo la posible implicación del Marqués, su propio abuelo, en una red de engaños. La verdad comienza a vislumbrarse, pero el camino está plagado de peligros.
Por otro lado, Manuel hace un descubrimiento sorprendente: Enora, una sencilla doncella, demuestra tener un talento innato para la mecánica. Tras exponer la mediocridad de Toño, revela ideas brillantes y un diseño revolucionario. Manuel, impresionado, la despide de sus tareas de limpieza y la contrata como socia en su proyecto de motores, sin saber que este acto desencadenará una guerra con su madre.
Leocadia, obsesionada con el decoro y el qué dirán, considera inaceptable que una criada se convierta en socia de su hijo. La cena familiar se convierte en un campo de batalla cuando Manuel defiende su decisión con firmeza. Leocadia amenaza con destruir la reputación de Enora y hacerle la vida imposible, pero Manuel no cede. La brecha entre madre e hijo se ensancha, dando inicio a un enfrentamiento de ideologías: tradición contra modernidad.
Mientras, Catalina y Martina enfrentan su propia crisis. El arrendamiento de una propiedad a un barón aparentemente ideal se convierte en una pesadilla. El Barón de Linaja, con aires de superioridad y exigencias absurdas, comienza a imponer su voluntad sobre el servicio. La tensión entre modernizar la gestión de la finca y mantener la compostura ante la vieja nobleza pone a las primas contra las cuerdas. Sus reformas están en juego y con ellas, su autoridad.
En medio del caos, Ángela toma una decisión trascendental: quedarse en La Promesa. Apoyada por Curro, que le ofrece amor y lealtad incondicional, se arma de valor para enfrentar su pasado y su presente. La conexión entre ambos se fortalece, y la promesa de un futuro compartido comienza a dibujarse.
Al concluir la semana, La Promesa es un hervidero de conflictos: luchas de poder, misterios resurgidos, sueños truncados y alianzas inesperadas. Las máscaras caen, pero también se levantan nuevas barreras. Lo que parecía estable se tambalea y lo que parecía imposible comienza a abrirse paso. El lunes siguiente amanecerá en un palacio transformado, donde nada volverá a ser como antes.