Spoiler: Gabriel manipula a Cristina en el capítulo 345 de Sueños de libertad, emitido el 8 de julio
La aparente calma en la finca De la Reina se rompe con un nuevo golpe que sacude los cimientos de todos sus habitantes. Un asalto al dispensario deja a Begoña inconsciente y a su entorno emocionalmente destrozado. Tasio es el primero en encontrarla, y la escena, con frascos rotos y sangre, es un reflejo de la violencia que ya no se puede ocultar bajo el lujo y el silencio.
Andrés, consumido por la preocupación, intenta correr al lado de Begoña, pero María se le adelanta y lo detiene con una jugada maestra de manipulación emocional. Le recuerda su lugar como esposo y lo obliga a elegir entre el deber conyugal y el amor no resuelto. Andrés, dividido, termina quedándose, mientras Begoña recibe atención médica y afortunadamente se recupera sin lesiones graves.
En la residencia, Don Pedro reacciona con furia. El ataque no es solo un crimen: para él, es un golpe directo a su poder. Convoca a Gabriel y le exige una represalia ejemplar. No se conforma con reforzar la seguridad; quiere castigo, reputación, y un mensaje claro: nadie toca a los De la Reina sin pagar las consecuencias. Gabriel acepta el encargo con una máscara de obediencia, pero su mente ya maquina su propio plan.
Mientras el patriarca descarga su ira, en el invernadero se desarrolla un drama más íntimo. Cristina le confiesa a Irene que Gabriel la ha besado. Confundida y emocionalmente revuelta, no sabe qué pensar. Irene, con sabiduría materna, le aconseja mantenerse alejada. El beso no fue inocente, y Gabriel no es un hombre de fiar. Cristina promete distancia… aunque sabe que no será fácil.
Y tiene razón. Porque el beso no fue impulsado por amor, sino por estrategia. Gabriel lo usó para distraerla y así devolver las llaves del laboratorio a su bolso sin levantar sospechas. Las había tomado minutos antes con la intención de hacer una copia. Ese laboratorio es la pieza central de su verdadero objetivo: infiltrarse en el corazón de Perfumerías De la Reina y apoderarse de su secreto mejor guardado.
Damián, sin conocer el trasfondo real, intercepta a Gabriel con una advertencia: no se acerque más a Cristina. Su preocupación no es por su sobrina, sino por el equilibrio político familiar. Gabriel finge respeto y lealtad, pero la advertencia solo refuerza su determinación. Esa noche planea entrar al laboratorio, y lo hará.
Por otro lado, el aniversario de “Lavanda De la Reina” genera un conflicto feroz entre Luis y Damián. Luis propone un homenaje real: una nueva fragancia masculina llamada “Lavanda Del Rey”, pero Damián, atrapado en su guerra de egos y poder con don Pedro, se opone. La discusión escala rápidamente y termina en una votación de la junta directiva. Para ambos, el resultado será más que una decisión comercial: será una prueba de quién lleva las riendas de la empresa.
Mientras tanto, la relación entre Luis y Luz se tambalea. Luis anhela tener un hijo, pero Luz confiesa que no está preparada para ser madre. Ella necesita tiempo para consolidar su carrera profesional. La conversación se torna amarga: él lo vive como rechazo; ella como defensa de su identidad. La brecha emocional entre ellos se ensancha peligrosamente.
Entre tanto caos, Claudia intercede por Raúl ante Don Pedro. El joven mecánico ha demostrado su valía ayudando a salvar una furgoneta de reparto. Claudia, nerviosa pero decidida, solicita que le den una oportunidad laboral. Don Pedro percibe el trasfondo emocional del pedido, pero no lo rechaza de inmediato. Le queda claro que el interés de Claudia va más allá de lo profesional.
En el dispensario, Marta y Fina dan un paso decisivo en su proyecto de maternidad compartida. Con Pelayo de su lado, acuden a Luz para informarse sobre la inseminación artificial. A pesar del miedo, Fina acepta seguir adelante, reafirmando su deseo de formar una familia con Marta. El amor, en su caso, se convierte en un acto de valentía y construcción conjunta.
Gabriel, como parte de su misión oficial, visita a Begoña y le informa que han detenido al agresor. Pero le revela también que el hombre lo hizo por desesperación: su hija está enferma y necesitaba los medicamentos. Begoña queda devastada, atrapada entre la compasión y la necesidad de justicia. Aunque no desea continuar con la denuncia, Don Pedro exige castigo ejemplar, lo que abre un nuevo dilema ético.
Andrés logra finalmente ver a Begoña a solas. Le expresa su amor, pero ella, firme, le dice que deben alejarse. Su relación, por intensa que sea, solo ha traído dolor. Ambos están casados, y continuar sería un error. La despedida es dolorosa, pero necesaria. El amor que los une es precisamente lo que los obliga a separarse.
Esa noche, mientras la finca duerme, Luz confiesa a Gema y Digna que no se siente preparada para ser madre. Teme perderse a sí misma si lo hace. Digna, con sabiduría, le recuerda que la maternidad es una elección, no una obligación. Le da permiso para ser fiel a sí misma, sin miedo ni culpa.
Y en el silencio más profundo, Gabriel actúa. Con su copia de la llave, entra al laboratorio de Luis. La oscuridad lo envuelve mientras recorre ese santuario de fórmulas y fragancias. Está listo para todo. La traición ha comenzado, y en esa noche, su ambición marca un punto de no retorno. La guerra por el legado de Perfumerías De la Reina tiene ahora un jugador que no conoce límites.