Gabriel le roba un beso a Cristina en el laboratorio… ¡Y le roba las llaves! – Sueños de Libertad

Spoiler: Un contrato, una invitación y un momento inesperado

En un ambiente aparentemente rutinario, un trabajador llega a la oficina para entregar un contrato firmado por Coveaga. Informa que los términos han cambiado a favor de la empresa: han aceptado aplazar los plazos de entrega. Al no encontrar al jefe, pregunta si puede dejarle el documento para que lo revise al día siguiente. La secretaria, aún trabajando a esas horas, acepta con amabilidad y se encarga de guardarlo.

El visitante, algo sorprendido, comenta lo inusual que resulta verla sola tan tarde en la oficina. Ella le explica con naturalidad que siempre hay tareas pendientes, especialmente mucho papeleo, y que ni se dio cuenta del paso del tiempo. Él continúa la conversación con un tono más personal, preguntándole si tiene planes para esa noche. Ella, sin imaginar segundas intenciones, contesta que no, que solo piensa cenar algo rápido e irse pronto a la cama, agotada por la jornada.

Gabriel le roba un beso a Cristina en el laboratorio... ¡Y le roba las  llaves!

El hombre entonces propone que vayan juntos a la cantina, ya que en su casa probablemente ya han cenado. La invita a tomar algo con él. Al principio, ella duda y prefiere la idea de llevarse un bocadillo a su habitación, pero ante su insistencia y con una sonrisa, cambia de opinión y acepta acompañarlo. Él se ofrece a ayudarle a recoger sus cosas antes de ir.

Pero la velada toma un giro inesperado. En un momento de cercanía, él se deja llevar y la besa sin previo aviso. Ella, sorprendida, lo detiene con calma, dejando claro que no está molesta, pero marcando los límites. Le dice que es mejor que se marche porque aún tiene cosas que hacer antes de cerrar.

Él, algo apenado, asiente y se despide con un breve “buenas noches”, saliendo del lugar mientras la tensión del momento aún flota en el aire.

La escena, sutil pero intensa, deja entrever una conexión ambigua, una línea borrosa entre lo profesional y lo personal, y una decisión silenciosa que podría alterar la dinámica entre ambos. Todo queda suspendido en esa mezcla de cortesía, deseo contenido y la certeza de que algo ha cambiado.

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