Spoiler: “A ver, por una mirada, un mundo…” — El amor florece entre versos y sospechas
En un momento lleno de poesía y emociones a flor de piel, los sentimientos entre Curro y Ángela alcanzan una intensidad inesperada. Entre susurros poéticos y versos de Garcilaso, ambos personajes se entregan a una escena íntima y profunda, donde la complicidad y el amor se manifiestan sin máscaras. Mientras ella recita y él intenta seguirle el ritmo, queda claro que sus corazones laten al unísono, aunque la tensión de lo no dicho todavía les ronda.
Curro se sincera: le habría dolido profundamente que Ángela se marchara a Suiza, tanto que, en tono poético pero cargado de sinceridad, dice que no podría vivir con el peso de haberla perdido. Ella, agradecida y conmovida, responde con ternura, sellando el instante como uno que desearían eternizar. No obstante, la realidad llama: Ángela debe marcharse antes de que el Capitán de la Mata note su ausencia. Entre bromas y caricias, se despiden temporalmente, conscientes de que el tiempo que tienen juntos es valioso.
Pero no todo es poesía y pasión. En medio del romanticismo surge una inquietud. Curro revela sus sospechas hacia el nuevo mayordomo, el señor Ballesteros. Su repentina aparición ha roto las expectativas de todos, quienes daban por hecho que el señor Pízar sería el elegido para el puesto. Curro percibe algo extraño, aunque no puede señalar con precisión el motivo. Siente que la llegada de Ballesteros no ha sido del todo transparente.
Ángela intenta mantenerse neutral, pero las palabras de Curro le siembran dudas. Aunque reconoce que su madre suele tener segundas intenciones en todo lo que hace, aún así parece querer creer en una excepción. Sin embargo, el propio Curro la desafía a encontrar una sola vez en que Leocadia haya actuado sin ocultas motivaciones. Ella no logra hacerlo, lo que solo aumenta las sospechas.
La conversación se torna más seria, con la posibilidad de que pronto tengan que hablar sobre algo más profundo e incómodo que los propios sentimientos: el misterioso trasfondo del nuevo mayordomo. No obstante, deciden aplazar esa charla. Ángela debe marcharse al jardín donde el capitán ha decidido trabajar ese día. Antes de irse, le pide a Curro que no se meta en problemas con Ballesteros. Él lo promete… aunque su expresión deja entrever que podría no cumplir del todo.
Se despiden con promesas y miradas intensas, entre la música de fondo que subraya la atmósfera emocional. Ambos saben que no pueden permitirse más distracciones, pero también que el amor los ha unido de un modo imposible de ignorar. Mientras tanto, en los pasillos de La Promesa, las dudas y las tensiones siguen creciendo… ¿Qué secretos esconde la llegada de Ballesteros? ¿Y cómo afectará eso a la delicada historia que Curro y Ángela están escribiendo con cada encuentro?
Todo está en juego: el amor, la lealtad y la verdad.