3 romances sorpresa en ‘Sueños de libertad’, avance semanal del 14 al 18 de julio
La semana en la fábrica de “Lavanda de la Reina” se convierte en un torbellino de emociones, traiciones y confesiones inesperadas, con tres romances emergiendo entre las grietas del caos cotidiano. Cristina, atrapada entre el cariño previsible de Beltrán y la atracción irresistible hacia Gabriel, finalmente cede a sus emociones. Su confesión destroza a Beltrán, quien más tarde revela su faceta más controladora al exigirle que abandone su trabajo. Cristina, con el apoyo firme de Irene, decide romper ese vínculo tóxico y tomar el control de su vida.
Mientras tanto, Damián y la discreta Irene comienzan a construir un lazo profundo basado en la confianza, la vulnerabilidad y una atracción latente. A pesar de la oposición feroz de Pedro, quien acusa a su hermana de ingenua, Irene escucha a su corazón y termina rindiéndose a un beso tan tierno como inesperado con el patriarca.
En otro rincón de la historia, Begoña es arrastrada cada vez más por el magnetismo de Gabriel, quien aprovecha cada oportunidad para acercarse a ella. Tras la ruptura de Cristina con Beltrán, Gabriel ejecuta su estrategia con precisión, ganándose el afecto de Begoña con gestos calculados y palabras dulces. Incluso logra emocionar a Begoña al interceder por Diosdado, sabiendo que ese tipo de compasión la conmueve profundamente. Andrés, por su parte, observa con creciente celos cómo Gabriel se cuela en la vida de la mujer que aún ama.
Los celos también afloran en Marta, atrapada en una encrucijada emocional entre Pelayo y Fina. La presión de su plan de maternidad comienza a resquebrajar su aparente determinación. Mientras Pelayo cumple su parte del trato con Don Pedro a cambio de apoyo político, Marta se plantea cancelar el viaje a Londres, sabiendo que no puede seguir fingiendo.
Teo, el niño silencioso que parecía rebelde sin causa, esconde un secreto que lo empuja a planear su fuga a Benavente. Solo Julia, con la inocencia de una niña y el corazón de una aliada, logra interceptarlo a tiempo y confesar su plan a Digna. La abuela corre a impedir la huida, mientras la tensión familiar crece con cada hora.
Gabriel, por su parte, sabotea deliberadamente la fórmula del perfume conmemorativo, apuntando a Cristina como la culpable. El caos estalla cuando el error se detecta y todos los dedos apuntan a ella. Solo Don Pedro la defiende, lo que siembra dudas en Andrés sobre sus verdaderas intenciones. Aun así, Damián interviene para frenar las acusaciones, sorprendiendo a todos.
En medio de todo, María juega su propia partida. Recuperándose en secreto de su parálisis, oculta su progreso para mantener el control sobre su entorno. Su fachada de vulnerabilidad es su mejor arma, especialmente ahora que se afianza el vínculo con Andrés. Sin embargo, su amenaza velada contra Raúl termina saliendo a la luz gracias a Manuela, lo que provoca un enfrentamiento directo con Damián. Andrés toma partido por su esposa, lo que quiebra aún más la relación con su padre.
Cristina, devastada por las acusaciones, es consolada por Irene, quien decide revelarle un secreto del pasado que podría cambiarlo todo entre ellas. Pero antes de esa revelación, Begoña se deja llevar por la conexión con Gabriel. Lo acompaña en un paseo al atardecer, donde entre risas, confidencias y miradas cargadas de deseo, ambos se funden en una burbuja de complicidad.
Andrés, al notar su ausencia, se lanza desesperado a buscarla. La encuentra bajo la luna, sonriendo a Gabriel como no lo había hecho con él en mucho tiempo. Lo que siente no es tristeza, sino una rabia visceral que lo consume. La historia concluye con esa escena suspendida en el tiempo: dos almas acercándose y un corazón roto observando, al borde de estallar.
La semana termina con traiciones, pasiones y decisiones que marcarán el rumbo de todos. El amor, cuando aparece sin aviso, también puede destruir sin piedad.