Spoiler: “¿Begoña, celosa de Cristina?” – Avance del capítulo 351 de Sueños de Libertad (16 de julio)

El día amanece en Toledo con una calma engañosa. En la finca de los De la Reina, cada personaje sigue atrapado en sus propias luchas internas, pero las piezas del destino están a punto de moverse con fuerza devastadora.

María Duque, postrada en su cama, experimenta un momento milagroso: logra mover ligeramente su dedo del pie. Esa mínima señal de recuperación es para ella una victoria secreta que decide mantener en silencio. Sabe que ese detalle puede ser su arma para seguir manipulando a Andrés y confundir a Begoña. Fingiendo fragilidad y humildad, María agradece a Begoña por contratar a Olga, su cuidadora. Aunque las palabras de María suenan sinceras, Begoña no confía. Intuye que algo se esconde detrás de tanta dulzura repentina. María, como siempre, parece estar jugando una partida mucho más peligrosa de lo que aparenta.

Mientras tanto, en casa de los Merino, Irene, vulnerable y aún afectada por su reciente confesión a Cristina, le cuenta a Digna que siente algo por Damián de la Reina. Digna, que años atrás también sufrió por amor a Damián, no le aconseja alejarse, sino escuchar su corazón, aunque con cautela. Irene, conmovida, empieza a considerar que tal vez merece una nueva oportunidad en el amor.

En la empresa, Damián, perturbado por la sorpresiva renuncia de Raúl, su chófer, presiona a Manuela hasta que ella confiesa la verdad: Raúl estaba enamorado de María. Al darse cuenta de que ella solo lo usó emocionalmente, decidió marcharse para no seguir sufriendo. La noticia hace estallar la furia de Damián. Entra sin avisar en la habitación de María y la acusa de jugar con los sentimientos de Raúl. María niega todo con lágrimas y palabras de víctima. Andrés interviene, defiende a su esposa a capa y espada y enfrenta a su padre. La tensión entre padre e hijo llega a un nuevo punto de quiebre, con María saliendo una vez más impune… al menos por ahora.

En la cantina del pueblo, Gabriel y Cristina comparten una conversación cercana y cálida. Gabriel, como siempre, la apoya y le da ánimos para seguir adelante en la perfumería. Sin embargo, Begoña los observa desde lejos y, para su sorpresa, siente una punzada de celos. Aunque intenta negarlo, la imagen de Gabriel sonriendo a otra mujer la afecta. Sale del lugar desconcertada, cuestionando sus propios sentimientos. ¿Está empezando a sentir algo por Gabriel sin darse cuenta?

En otro rincón de la casa de los Merino, la tensión emocional sigue subiendo. Teo, el niño que aún sufre la pérdida de su padre, se comporta de manera agresiva y desafiante, lo que pone en riesgo la salud delicada de Gema. Joaquín, preocupado por su esposa, se plantea que la situación ya no puede continuar. Digna sugiere una idea inesperada pero esperanzadora: tal vez Julia, la prima de Teo, pueda ayudarlo. Es una chica empática y cercana a él, y tal vez sea la única que pueda llegar a su corazón herido.

En la tienda de perfumes, Carmen y Tasio tienen una discusión sobre Chema, el hermano de ella, que ha rechazado un buen trabajo ofrecido por Tasio. La discusión destapa una herida profunda: cuando eran niños, Carmen causó sin querer un accidente que casi le cuesta la vida a Chema. Desde entonces, se ha sentido culpable y sobreprotectora con él. Tasio comprende al fin la razón detrás de su actitud y la abraza, entendiendo que su lealtad nace de un trauma infantil nunca sanado.

De regreso en la perfumería, Cristina colabora con Luis en el desarrollo del nuevo perfume estrella de la empresa. Ella transcribe cuidadosamente la fórmula final con gran dedicación. Todo parece estar en orden… hasta que, más tarde, cuando el laboratorio está vacío, Gabriel entra sigilosamente.

Con una expresión seria, completamente distinta a su habitual simpatía, Gabriel manipula la fórmula. Cambia cantidades, altera proporciones clave, haciendo que la mezcla sea potencialmente desastrosa. Lo hace con tal sutileza que parece que Cristina fue la responsable del sabotaje. Su letra, perfectamente imitada, firmará el desastre.

Cuando todo estalle, la empresa estará en crisis, Cristina será la principal sospechosa, y nadie imaginará que el verdadero culpable es Gabriel, el hombre de sonrisa amable y apoyo incondicional. Su venganza se ha puesto en marcha, silenciosa y calculada.

La tormenta se acerca en Sueños de Libertad, y cada personaje está a punto de descubrir que los sentimientos más profundos —ya sean amor, celos, culpa o ambición— pueden ser el arma más letal.