Spoiler: La verdad sobre la adopción de Cristina y una confesión que lo cambia todo

En La Promesa, los secretos del pasado continúan saliendo a la luz, y esta vez el drama gira en torno a una conversación desgarradora entre Pedro y Cristina. Pedro, con un tono grave y conmovido, se sincera con ella sobre lo que ha estado ocultando durante años. Le confiesa que, si todo hubiera dependido de él, jamás le habría contado la verdad sobre su adopción, solo para evitarle el dolor que ahora siente. Pero Cristina no quiere oír más excusas: lo interrumpe con dureza y le deja claro que no necesita su compasión ni su protección.

Pedro, sin rendirse, intenta hacerla entender que su única intención siempre fue protegerla, tanto a ella como a Irene, su hermana. Cree que aún hay esperanza de reconciliación entre madre e hija. Sin embargo, Cristina no está dispuesta a perdonar tan fácilmente. Cargada de rabia y resentimiento, le recuerda que Irene la abandonó sin más. “Nunca quiso saber de mí”, dice Cristina, con el corazón roto. “Nunca preguntó por mí. Me dejó y punto”.

Es entonces cuando Pedro lanza una confesión inesperada que lo cambia todo: fue él quien buscó y eligió a la familia adoptiva de Cristina. Ante el asombro de la joven, Pedro admite que tomó la decisión por su cuenta. Él mismo se encargó de encontrarle un hogar, con la esperanza de darle una vida mejor, tanto a ella como a su madre biológica. Asegura que las monjas le garantizaron que la familia elegida sería la adecuada, que le darían amor y estabilidad.

Cristina queda desconcertada, paralizada por la revelación. Apenas puede pronunciar palabra. Cuando por fin reacciona, su respuesta es contundente: sus verdaderos padres son aquellos que la criaron, no quienes tomaron decisiones sin contar con ella. Lo que Pedro considera un acto de amor, ella lo vive como una traición y una invasión a su historia y su identidad.

Pedro, resignado pero comprensivo, le dice que no necesita hablar más si no quiere, pero le deja la puerta abierta: si algún día desea saber más, él estará allí para contarle toda la verdad. Así finaliza esta conversación con un nudo emocional profundo y un futuro incierto entre ellos, donde el perdón parece aún lejano y la herida sigue abierta.

Este momento marca un antes y un después en la historia de Cristina, quien ahora no solo debe enfrentar el abandono de su madre biológica, sino también la dolorosa certeza de que fue su propio tío quien decidió su destino. ¿Podrá alguna vez reconciliarse con Irene? ¿Perdonará a Pedro? Las próximas entregas prometen emociones fuertes.