Una visita inesperada – Spoiler del capítulo
Hoy les comparto una escena cargada de tensión contenida y secretos que amenazan con salir a la luz. Pelayo entra en la casa con sigilo, evidentemente intentando pasar desapercibido. Sin embargo, su plan se ve interrumpido cuando María aparece de improviso en el pasillo, en su silla de ruedas. Ella lo saluda con una mezcla de sorpresa y cortesía, comentándole que no lo esperaba por allí, sobre todo después de la cancelación del viaje. Pensaba que estaría enfocado en asuntos laborales.
Pelayo, aparentando calma, le dice que aún tiene cosas que resolver, pero que puede hacerlo desde casa. María, en un gesto de vulnerabilidad, le confiesa que le entristeció que no pudieran hacer el viaje, aunque ella no fuera. Le ilusionaba ver las fotos, escuchar los relatos. Pelayo le resta importancia, asegurando que “Londres siempre estará ahí”. Pero María, con una lucidez dolorosa, le responde que la vida no da tantas oportunidades, que todo puede cambiar en un instante. Esa frase, viniendo de alguien en su situación, resuena profundamente.

Pelayo intenta mantener la conversación ligera, deseando que nada malo pase, pero María lo baja a la realidad con una frase directa: a ella ya le pasó. Se siente atrapada en una familia que ha cambiado por completo, como si fuera una prisionera. Sus palabras están impregnadas de amargura. Pelayo evita profundizar y, para cambiar el rumbo de la charla, se ofrece a acompañarla a su cuarto. María acepta, aunque antes le lanza una advertencia en tono de broma: que no cante victoria aún, porque Marta sigue siendo “una reina”, con todas sus luces y sombras.
Pelayo asiente, reconociendo que Marta posee muchas virtudes. En ese momento, María le hace una sugerencia que suena inocente, pero lleva una intención más profunda: “Tú y yo deberíamos hablar con calma algún día, ¿no crees?”. Tal vez ya presiente algo. Pelayo, visiblemente incómodo, evita comprometerse, alegando que tiene gestiones urgentes por hacer. La deja en su habitación con educación, pero tan pronto cierra la puerta, revela sus verdaderas intenciones.
En silencio, se dirige a otra estancia. Una vez dentro, abre una caja, extrae una llave y la usa para acceder a un cajón oculto. Allí encuentra una caja fuerte. La abre con destreza, revisa los documentos dentro y selecciona algunos sobres que se guarda en el bolsillo. Luego, como si nada, deja todo en orden, guarda la llave, se arregla la ropa y sale del cuarto con cuidado, procurando no ser oído.
Este momento confirma que Pelayo no es quien aparenta ser. Bajo su fachada amable y tranquila, esconde acciones misteriosas, posiblemente ilegales o relacionadas con secretos familiares delicados. El hecho de actuar a escondidas, registrar un lugar privado y llevarse documentos sin dejar huellas, demuestra que tiene algo importante que ocultar. Y aunque aún no lo diga abiertamente, María parece estar comenzando a atar cabos.
Una escena que plantea nuevas incógnitas sobre las verdaderas intenciones de Pelayo y que deja claro que en esta historia, no todo es lo que parece.