Spoiler: Verdades ocultas y corazones enfrentados en Sueños de Libertad
Una nueva semana cargada de emociones sacude a los protagonistas de Sueños de Libertad, donde los sentimientos, los secretos y la lucha por el amor están a punto de estallar. El foco se centra en Irene, cuyo corazón se ve disputado entre la sinceridad de Damián y la desconfianza de su hermano, don Pedro.
Todo comienza cuando Pedro irrumpe sin previo aviso en el despacho de Damián tras verlos juntos en una actitud cercana. Su celos y su sentido protector lo empujan a una confrontación tensa. Damián, con tono sereno pero firme, le pide que llame antes de entrar, pero Pedro no está dispuesto a ceder. Lo acusa de jugar con los sentimientos de Irene y le advierte que si ella resulta dañada, pagará las consecuencias. Damián, sin intimidarse, afirma con rotundidad que lo que siente por Irene es auténtico. La tensión se dispara cuando Pedro lo acusa de actuar por celos y no por amor, insinuando que en realidad su corazón está ligado a otra persona.
Damián contraataca con una revelación devastadora: le recuerda a Pedro que él fue quien destruyó la vida de Irene en el pasado, obligando a su novio a abandonarla y provocando que renunciara a su hija. Le asegura que ha guardado silencio todo este tiempo para proteger a Irene del dolor de saber lo que su “queridísimo hermano” hizo. Pero advierte que no seguirá permitiendo que Pedro interfiera, y declara que protegerá a Irene, incluso de él. Pedro, impactado por estas palabras, se retira tambaleando y lleno de odio, pero no sin antes rechazar la ayuda de Damián cuando este se preocupa por su estado.

Mientras tanto, María y Andrés reviven recuerdos de tiempos pasados durante una conversación íntima. Hablan de paseos a caballo y momentos felices que compartieron, de cómo él siempre supo cuidarla y cómo ella aún se siente protegida a su lado. María insinúa que podrían recuperar aquella felicidad si se lo proponen. Se le acerca, lo besa suavemente y le dice con esperanza que podrían volver a ser los mismos de antes. Sin embargo, Andrés se siente incómodo, no responde al gesto y se excusa diciendo que va a leer. El pasado los une, pero las heridas aún abiertas los separan.
Por otro lado, Begoña enfrenta un dilema sentimental. Aún ama a Andrés, pero empieza a experimentar sentimientos cada vez más intensos por Gabriel. Esa noche, mientras trabaja, Gabriel entra y le propone hablar sobre el beso que compartieron. Begoña intenta evitar la conversación, pero él insiste, confesando que ese beso fue especial para él y quiere saber si también lo fue para ella. Begoña guarda silencio al principio, pero finalmente admite que siente algo. Gabriel se muestra dispuesto a arriesgarlo todo por ella, incluso a enfrentarse a su complicada historia con Andrés y a los prejuicios de la familia. Begoña duda, pero él le asegura que no es ajeno al dolor y que la admira tal como es.
Finalmente, Gabriel le hace una pregunta directa y cargada de significado: “¿Estás dispuesta a dejar de ser prisionera del pasado y abrirte a la felicidad?”. La respuesta de Begoña no tarda: lo besa con pasión, dejando claro que en su interior ya ha comenzado una transformación. No obstante, se aleja rápidamente, se disculpa y lo deja solo, aunque Gabriel sonríe satisfecho. Su insistencia y honestidad han sembrado una semilla.