Título: Un calendario inesperado, una carrera en juego y un talento oculto que emociona
En este nuevo capítulo lleno de confidencias y revelaciones, Marta y Pelayo protagonizan una conversación íntima y reveladora que mezcla política, compromiso personal y descubrimientos sorprendentes. Lo que comienza como una charla sobre el rumbo profesional de Pelayo termina siendo también una celebración del talento emergente de Fina, que podría cambiar muchas cosas.
La mañana empieza con Marta buscando a Pelayo. Él, con ternura, le explica que no la despertó porque se acostó tarde. Ella, directa, le pregunta por su reunión con Miguel Ángel Vaca. Pelayo le cuenta que fue excelente, que conversaron durante un buen rato y que Vaca fue muy cercano con él. Pero esa reunión no solo tuvo que ver con política; también surgió el nombre de Marta. Vaca quiere hablar con ella personalmente sobre algunos temas legales que podrían influir en el futuro de ambos.
Pelayo, consciente de lo delicado de su nueva posición, le explica que si Vaca es elegido gobernador, tendrá que ser extremadamente cuidadoso con sus negocios hoteleros. No puede haber ni una sombra de sospecha de que su carrera política esté beneficiando sus intereses personales. Su actuación debe ser impecable, así como su reputación. Y en esa misma línea, subraya que Marta también debe ser intachable. Vaca hizo hincapié en ello: nadie puede poner en duda la honestidad de sus actos, especialmente si está cerca de alguien que se perfila como una figura política de peso.
Marta comprende la seriedad del mensaje. Ella también tiene aspiraciones, sueña con seguir creciendo y consolidar su carrera. Por eso mismo, reconoce que debe actuar con sumo cuidado, ser vigilante con cada paso y no permitir que se interprete que favorece a empresas como la de la Reina, con quien mantiene vínculos. Su ambición no puede mancharse por imprudencias ajenas. Pelayo la apoya y la tranquiliza. Le asegura que ni él ni nadie de su familia pondrán su carrera en riesgo. Pero no puede evitar mencionar la probable reacción de don Pedro, quien ya había manifestado entusiasmo por el nuevo rumbo político de Pelayo y lo que podría implicar para sus negocios.
Pelayo deja claro que no podrán establecer vínculos comerciales con Pedro ni con nadie en toda la región si eso puede perjudicar su imagen. Es una decisión firme, aunque sabe que será difícil de digerir para don Pedro. Marta, sin titubear, asegura que sabrá manejar esa situación, demostrando su temple y compromiso con su integridad profesional.
La tensión se aligera cuando Marta nota unas fotos en las manos de Pelayo. Con curiosidad, le pregunta si son de alguna campaña. Pelayo, al principio esquivo, recuerda su pacto con Marta de no tener secretos. Entonces le cuenta algo inesperado: las fotos son de Fina. Y no, no son cualquier foto. Se trata de un trabajo fotográfico que ha dejado asombrado a Pelayo. Resulta que Fina ha descubierto una nueva pasión: la fotografía. Y no solo eso, parece tener un talento natural. Las imágenes son impactantes, dignas de un profesional. A Claudia se le ocurrió una brillante idea: crear un calendario benéfico con las fotos, a favor de la casa cuna.
Marta se queda perpleja. No sabía que Fina tenía esa habilidad. Mira las fotos detenidamente y no puede evitar reconocer que son muy buenas. Lo dice con asombro y admiración. Es un talento oculto que ahora ve la luz, y que podría darle a Fina no solo una nueva ocupación, sino también un propósito. Pelayo afirma con una sonrisa que a Fina de verdad le gusta y que se le da muy bien. Marta coincide. Es un talento inesperado, pero genuino.
Este giro en la conversación añade un aire de ternura y orgullo familiar al momento. Después de abordar temas serios como la carrera política, la reputación y la presión mediática, este descubrimiento se siente como una bocanada de aire fresco. La posibilidad de que Fina se involucre en un proyecto artístico y solidario es una noticia que alegra a ambos.
Así, esta escena entre Pelayo y Marta no solo refleja la presión de la vida pública, sino también la importancia de compartir los pequeños descubrimientos personales que dan sentido a los días. Entre declaraciones de apoyo, exigencias éticas y el talento revelado de Fina, se dibuja un nuevo horizonte para los personajes.
Este episodio sugiere que, aunque el camino político será complicado y lleno de obstáculos, también habrá espacio para la creatividad, los proyectos con causa y la unión familiar. El calendario benéfico podría convertirse en algo más que una simple publicación: una expresión de talento, solidaridad y esperanza. Y, tal vez, la fotografía acabe siendo el catalizador que Fina necesitaba para encontrar su lugar en el mundo.
La conversación termina con una nota de optimismo, dejando claro que a pesar de los desafíos, cuando hay confianza, transparencia y apoyo mutuo, es posible avanzar con firmeza. Ahora, solo queda ver cómo reaccionará el entorno ante las decisiones de Pelayo, y qué nuevos caminos abrirá Fina con su cámara en mano. Una promesa de cambio en muchos niveles, tanto públicos como íntimos.