⚠️ SPOILER — “Remedios bajo la lupa: el avance del capítulo 368 de Sueños de libertad”
(Paráfrasis, aproximadamente 1000 palabras)
En el próximo episodio de Sueños de libertad, el capítulo 368 nos sumerge en una trama de intriga y acusaciones que sacudirá la tranquilidad de la fábrica. El ambiente se torna tenso desde el inicio, cuando Remedios es llamada a declarar frente a Tasio y Andrés. Al entrar, con voz firme pero desconcertada, les dice que digan de una vez qué necesitan de ella. Es entonces cuando Tasio saca una llave y se la muestra: una del laboratorio, hallada, según él, en su bata de trabajo. La sorpresa y la incredulidad se apoderan de Remedios, quien niega rotundamente haberla visto jamás.
Tasio insiste, cuestionándola sobre si alguien podría haber accedido a su taquilla para dejarle esa llave. Ella responde que cada empleado tiene su propia llave, lo que hace casi imposible que otra persona haya manipulado su bata. Luego la conversación se enfoca en su reciente viaje a Francia. Tasio considera sospechoso que viajara a París, destino que pagó con ayuda de su hija. Ella explica que fue a visitarla y niega conocer cualquier empresa francesa del rubro perfumero, como Brosartar. Pero la acusación no se detiene ahí: Tasio sugiere que esa compañía rival pudo haberla sobornado para robar la fórmula de un nuevo perfume.
Remedios, visiblemente afectada, reitera su inocencia. Andrés intenta mantener la calma y muestra empatía hacia ella, recordando sus años de servicio ejemplar en la fábrica. Pero los indicios en su contra se acumulan: la llave en su bata y su reciente estadía en Francia. La reunión se torna un debate entre la duda y la sospecha, donde cada miembro de la dirección ofrece su punto de vista. Algunos como Damián y Luis creen que la evidencia es concluyente, mientras que Andrés se mantiene firme en que aún quedan muchas preguntas por resolver.
Uno de los momentos más duros se produce cuando la Guardia Civil llega a la fábrica para llevarse detenida a Remedios. La mujer, entre lágrimas, clama por su inocencia mientras es escoltada fuera del edificio. Gabriel, testigo de la escena, la observa con una sonrisa apenas disimulada, mientras Begoña llega y se muestra consternada. Pregunta qué está ocurriendo y Gabriel le informa que Remedios es la principal sospechosa del robo de la fórmula. Aunque Begoña se muestra escéptica, sugiriendo que quizás fue utilizada o chantajeada, Gabriel se muestra frío y evasivo, afirmando que en su experiencia como abogado ha visto casos peores.
En una conversación más íntima, ya en casa, Gabriel visita a María, quien bromea sobre evitar los ejercicios médicos. La conversación deriva en una revelación aún más inquietante. Gabriel confiesa que utilizó a Remedios como chivo expiatorio. Afirma con cinismo que necesitaba a alguien sobre quien desviar las sospechas y que, gracias a Begoña, tuvo a la persona perfecta. La implicación de Remedios fue un movimiento calculado para protegerse a sí mismo, y lo peor: no muestra remordimiento. Considera que en los negocios hay que actuar con frialdad.
Mientras tanto, María le reprocha que sus acciones están dañando su relación con Andrés. Ella confiesa sentirse frustrada por los efectos colaterales del plan que ambos trazaron. Aún así, Gabriel parece decidido a seguir con su estrategia. Le cuenta cómo Andrés, en su afán de justicia, llegó incluso a robar su pasaporte para probar su viaje a Francia y exponerlo ante la junta. La tensión aumenta cuando se sugiere que, aunque la coartada de Gabriel pudo ser cuestionada, necesitaba desviar la atención de forma contundente, y qué mejor manera que incriminar a una trabajadora humilde como Remedios.
La conversación deja en evidencia el verdadero rostro de Gabriel: manipulador, despiadado y dispuesto a hundir a una inocente para salvar su imagen. María, aunque afectada, parece aún atrapada en la telaraña de su influencia. Ella le advierte que no subestime a Andrés, cuya determinación por descubrir la verdad podría arruinar sus planes.
Mientras tanto, la junta directiva continúa deliberando. Algunos defienden a Remedios, como Andrés, quien recuerda su historia laboral intachable y cuestiona cómo pudo haberse hecho con la llave sin ayuda. Otros, como Tasio y Damián, están convencidos de su culpabilidad. Incluso Marta y Joaquín empiezan a creer que son demasiadas coincidencias, y que las pruebas son irrefutables. Las opiniones se polarizan, mientras la posibilidad de que Gabriel esté detrás de todo apenas se insinúa.
En medio de todo esto, la duda sobre la participación de la hija de Remedios también se instala. Tasio sugiere que ambas podrían estar compinchadas, que el viaje a Francia fue una pantalla para contactar con Brosart, y que el dinero recibido pudo haber sido destinado a un supuesto negocio familiar. Sin embargo, estas son sólo conjeturas que, sin pruebas, solo sirven para empañar aún más la situación.
Finalmente, se impone la decisión de dejar el asunto en manos de la Guardia Civil. Aunque Andrés insiste en que la mujer es inocente, su voz queda en minoría frente a quienes creen tener el caso resuelto. La escena concluye con Remedios siendo llevada por las autoridades, completamente abatida, mientras el verdadero culpable —Gabriel— continúa libre, sonriente y sin culpa.
El episodio deja al descubierto una dolorosa realidad: a veces, la verdad queda enterrada bajo el peso de las apariencias y la manipulación. Remedios, una trabajadora honesta, es víctima de un plan despiadado. Y aunque algunos aún creen en su inocencia, la maquinaria de la sospecha ya ha sido puesta en marcha.
¿Podrá Andrés descubrir lo que realmente ocurrió? ¿Hasta dónde llegará Gabriel para proteger su secreto? ¿Y qué papel jugará María ahora que empieza a cuestionar la lealtad de su cómplice? Las respuestas, en los próximos capítulos de Sueños de libertad.