La Promesa, capítulo 648: El retrato maldito desata el caos en la finca

En el próximo episodio de La Promesa, previsto para el martes 5 de agosto de 2025, la tensión se incrementa a niveles insoportables por la presencia del misterioso retrato de Cruz. Lo que parecía una simple obra de arte se ha convertido en el epicentro de un ambiente cargado de inquietud, miedo y resentimiento que impregna cada rincón de la casa. Desde su llegada, el cuadro ha desatado una serie de emociones negativas que afectan profundamente a todos los que lo rodean.

El desmayo repentino de Martina no hace más que intensificar las sospechas en torno a esta pintura. Lejos de considerar que fue un accidente aislado, muchos en la casa comienzan a hablar de una especie de influencia oscura que emana del retrato. Mientras Jacobo y Lorenzo lo contemplan con una admiración casi religiosa, convencidos de estar ante una joya artística sin igual, otros no pueden evitar sentirse perturbados. Catalina, sin filtros, expresa su deseo de destruirlo sin pensarlo dos veces, y María Fernández se suma a esa rabia colectiva.

Curro, muy afectado, nota que el estado emocional de Manuel se ha deteriorado alarmantemente desde que el cuadro apareció. Petra, aunque callada, revive en su interior antiguos episodios traumáticos relacionados con la marquesa, y Alonso, uno de los más impactados, siente un escalofrío cada vez que cruza la mirada con la imagen estática de Cruz. El retrato no solo perturba, sino que parece cargar con una energía que desestabiliza la armonía del lugar.

A nivel personal, las tensiones también se disparan. Martina, consciente del daño que causó al acusar a Catalina de ser una madre ausente y fría, intenta pedirle perdón. Pero Catalina no está lista para olvidar ni perdonar. El dolor sigue fresco y la posibilidad de una reconciliación parece muy lejana. Al mismo tiempo, la idea de que Catalina abandone La Promesa pone a prueba su relación con Adriano. Él se siente cada vez más excluido de las decisiones importantes en la vida de ella y empieza a dudar de su lugar a su lado.

En medio de esta atmósfera cargada, Cristóbal introduce una nueva norma: a partir de ahora, toda limpieza se hará con esencia de lavanda. Una decisión que encarga a Pía transmitir, a pesar de que ella teme interferir en las funciones que siempre han sido competencia de Petra. Sin embargo, el mayordomo se muestra inflexible. Petra, desde que el cuadro apareció, se ha vuelto una persona distinta, más ausente, más sombría.

Mientras tanto, en el hangar, surge una nueva esperanza en forma de conexión emocional. Toño no puede ocultar su creciente interés por Enora, y Manuel, pese a su fragilidad emocional, lo apoya con sinceridad. A nivel empresarial, Manuel sigue negociando con Leocadia, quien le propone comprar toda la empresa, prometiéndole libertad total para dirigirla a su gusto. Lo que él no sabe es que detrás de esa generosa oferta se esconde un acuerdo previo con Pedro Farré. Le están tendiendo una trampa, pero él aún no lo sospecha.

Pía, atrapada en sus preocupaciones, comete un grave descuido: olvida entregar una carta fundamental a Cristóbal. La reacción de él no se hace esperar y su furia es desproporcionada. ¿Qué contenía ese mensaje para desatar semejante ira?

Más adelante, Manuel confiesa a Curro algo que hiela la sangre: siente que el retrato le habla. Está tan afectado que en ocasiones ha intentado conversar con la imagen, esperando una respuesta. Esta confesión evidencia que su estabilidad emocional pende de un hilo.

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