Por supuesto, que haga falta hasta que esa mujer esté en Argentina

El avance del próximo capítulo del lunes promete emociones intensas, giros inesperados y una oleada de sentimientos que pondrán a los personajes en situaciones límite. La historia arranca con el despertar de Marta tras una noche cargada de emociones junto a Fina. Sin embargo, lo que parecía el inicio de una nueva etapa para ambas se convierte rápidamente en un golpe devastador: al abrir los ojos y buscar a su amada, Marta descubre que Fina ya no está. Su ausencia es tan abrupta como desconcertante. Desesperada, la llama por la casa, pero nadie responde. En medio de esa angustia, halla una carta que Fina dejó antes de marcharse. Al leerla, Marta no puede contener el llanto, su cuerpo se estremece y se aferra con fuerza al papel como si en esas palabras estuviera el último rastro de la mujer que ama. El desconcierto la invade porque no sabe adónde ha ido Fina ni por qué tomó una decisión tan repentina.

Mientras tanto, la tensión se traslada a la tienda. Raúl, intrigado por el ambiente extraño, se acerca a Claudia para preguntarle qué ocurre. Claudia, visiblemente nerviosa, le cuenta que está esperando a Fina. Carmen le había pedido que llegara más temprano para organizar ciertos asuntos, pero Fina nunca apareció. Esa ausencia no solo sorprende a Marta, sino que empieza a generar preguntas incómodas entre quienes la rodean.

En paralelo, Pelayo se encuentra en la oficina con el teléfono en mano. Su voz firme transmite determinación: asegura a su interlocutor que hará lo que sea necesario para garantizar que Fina llegue a Argentina sin contratiempos. Sus palabras dejan entrever que hay un plan en marcha, una maniobra que involucra directamente el futuro de Fina, y que no todos conocen en detalle.

Al mismo tiempo, Pedro se sienta con Irene para tener una conversación sincera. Él le expresa su deseo de recuperar su confianza, de que con el paso del tiempo las heridas puedan cerrarse y las dudas queden atrás. Irene lo escucha, aunque su rostro muestra que no todo está dicho ni solucionado. Sus pensamientos parecen estar divididos entre lo que siente y lo que calla.

En otra escena, Joaquín, siempre pendiente de la estabilidad de la fábrica, lanza una pregunta crucial: ¿cuánto tiempo durarán las existencias actuales de jabón? Tasio responde que aún están haciendo los cálculos, pero antes de que la calma se instale, irrumpe la furia de Damián. Con tono enérgico y rostro desencajado, afirma que lo urgente no es contar lo que queda, sino encontrar inmediatamente la forma de seguir produciendo jabón. Su obsesión por mantener la producción a toda costa deja claro que la presión económica y social que pesa sobre la fábrica es enorme, y que las decisiones que tomen ahora podrían marcar el destino de todos.

De regreso a la angustia de Marta, la joven decide no quedarse de brazos cruzados. Con el corazón hecho pedazos, acude a Pelayo y le muestra la carta que Fina dejó. Entre lágrimas, le suplica que la ayude a encontrarla, confesándole que su único deseo es que Fina regrese. Marta está dispuesta a luchar contra lo que sea necesario con tal de recuperar a la mujer que ama, aunque la incertidumbre sobre los planes de Pelayo y el destino de Fina en Argentina se cierne como una nube oscura sobre ella.

La tensión crece también en otros frentes. Carmen, inquieta y curiosa, se acerca a Gema para preguntarle si sabe algo sobre la saponificación. Esa palabra, aparentemente técnica, adquiere tintes de misterio en medio de una trama donde cada secreto puede desencadenar consecuencias graves.

Por su parte, Begoña no pierde la oportunidad de recordarle a Andrés que él forma parte de una directiva cuyo deber debería ser velar por el beneficio de las personas. Con tono firme, le dice que, si realmente lo quisiera, podría usar su poder para cambiar las cosas. Sus palabras resuenan como un desafío, dejando claro que las decisiones de Andrés no son neutras y que la ética debe jugar un papel en sus acciones.

En otro rincón, Luis mantiene una conversación crucial con Luz. Consciente del delicado equilibrio que sostiene a la comunidad, le recuerda que debe cuidar de los trabajadores, pero también proteger los intereses de la empresa que les da de comer. Este dilema moral, que enfrenta lo humano con lo económico, se convierte en un tema recurrente que amenaza con dividir opiniones y crear nuevos conflictos.

Finalmente, Irene se sincera con Cristina en una de las escenas más cargadas de tensión emocional. Le confiesa que alguien sigue empeñado en mantener su versión de los hechos, lo cual la obliga a callar y morderse la lengua, aunque por dentro arde en deseos de revelar todo lo que se ha descubierto. Cristina, preocupada por la carga que Irene lleva sobre sus hombros, le pregunta cuánto tiempo más podrá soportar ese silencio, sabiendo que tarde o temprano la verdad explotará y cambiará todo lo que hasta ahora se daba por sentado.

El avance en su conjunto muestra cómo la trama se bifurca en varias líneas dramáticas que se entrelazan. Por un lado, está la desgarradora lucha emocional de Marta, atrapada entre la esperanza y la desesperación tras la inesperada partida de Fina. Por otro, los problemas urgentes relacionados con la producción de jabón ponen en jaque a la fábrica y a todos los que dependen de ella para subsistir. Además, las intrigas, los secretos y las tensiones personales siguen marcando cada paso de los protagonistas.

Las lágrimas de Marta abrazando aquella carta se convierten en símbolo de un amor a prueba de distancias y obstáculos, pero también de un futuro incierto en el que no todo depende de la voluntad de los sentimientos. La carta no es solo un mensaje, sino un recordatorio de que cada decisión tiene un precio y que las despedidas nunca llegan sin dejar cicatrices.

Los espectadores, al asomarse a este avance, se encontrarán con un episodio lleno de contrastes: pasión y lágrimas, lucha empresarial y dilemas morales, secretos guardados y verdades a punto de estallar. Un capítulo que, lejos de cerrar conflictos, abre puertas hacia nuevas tensiones que prometen mantener el corazón de la audiencia en vilo.