Hola amigos, hoy les traigo el avance del capítulo 377 de Sueños de Libertad
El nuevo episodio de Sueños de Libertad promete emociones intensas y giros inesperados, colocando a sus personajes en situaciones límite donde cada decisión parece definitiva. El capítulo 377 se abre con una de las escenas más tensas que hemos visto entre Pelayo y Fina, un enfrentamiento cargado de amenazas, reproches y sentimientos encontrados.
La discusión comienza con Fina acusando a Pelayo de haber planeado cada detalle de la trampa que la tiene contra la pared. Con voz temblorosa pero llena de rabia, lo encara: “Lo tenías todo calculado. Cogiste el arma y te aseguraste de que quedaran mis huellas”. Pelayo, en lugar de negar, responde con frialdad. Afirma que la situación es insostenible y que el secreto de Fina no puede permanecer oculto por mucho más tiempo. Para él, las “indiscreciones” de la joven amenazan con derrumbar todo, y la única solución es tomar una decisión drástica antes de que todo salga a la luz.
Fina, desesperada, defiende su amor por Marta. Grita que lo suyo no es un “embrollo” sino un sentimiento real y puro. Pero Pelayo, con tono severo, insiste: demasiada gente sabe la verdad, y tarde o temprano, todos terminarán enterándose. Para Fina, la revelación resulta devastadora. Comprende que desde el principio Pelayo la había manipulado para separarla de Marta, ayudándola incluso con la famosa fotografía que parecía un gesto solidario, pero que ahora se revela como parte de una estrategia calculada.

Pelayo, intentando suavizar su plan, le ofrece una alternativa: huir a Argentina. Le promete que allí tendrá contactos de confianza, que la cuidarán, la apoyarán y le darán la oportunidad de crecer como fotógrafa. Reconoce su talento y asegura que podrá “volar sola”. Pero Fina no se deja convencer. Con lágrimas en los ojos responde que lo único que desea es quedarse al lado de Marta, vivir con ella su amor día a día.
La respuesta de Pelayo es tajante: no hay más opciones. Le da un ultimátum. O viaja al día siguiente a Buenos Aires o entregará la navaja con sus huellas a la Guardia Civil, acompañada de una nota anónima. Para Fina, ambas alternativas son una condena: o se exilia lejos del amor de su vida, o se ve tras las rejas, arrastrando consigo a Marta y exponiendo su relación prohibida. La amenaza de prisión la atormenta, pero no se deja intimidar del todo. Lo desafía, recordándole que si ella cae, él también lo hará. Pelayo lo admite, pero con cinismo: perdería su carrera política, sufriría durante un tiempo, aunque su fortuna lo sostendría. Y remata con crueldad: “No vamos a llegar a ese punto, porque tú no harías nada que pueda perjudicar a Marta”.
La escena culmina con Pelayo imponiendo la fecha: mañana mismo Fina debe emprender su viaje. Él se encargará del billete y del dinero. Pero lo más perturbador es su advertencia final: el acuerdo debe permanecer en secreto. Ni siquiera Marta debe enterarse, porque si sospecha algo, el cadáver enterrado en su propiedad podría arruinarlo todo. Fina, rota en pedazos, se derrumba. Sus palabras reflejan el dolor insoportable: “En ambos casos estaré separada de Marta, y eso es como estar enterrada en vida”. La escena termina con la orden tajante de Pelayo: que empiece a hacer las maletas.
Mientras tanto, en la casa de la familia Reina, otro conflicto toma forma. Gabriel acompaña a María hasta su habitación, animándola en su rehabilitación. Ella, con esfuerzo y valentía, intenta caminar sin apoyo. Por un instante logra dar un paso, pero pierde el equilibrio y Gabriel la sostiene. La tensión entre ambos es palpable: sus rostros quedan a centímetros de distancia y parece que María quisiera besarlo. Gabriel, consciente de la situación, evita el contacto y la sienta nuevamente. La felicita con una sonrisa forzada, pero María no oculta su decepción.
La conversación deriva hacia sus sentimientos ocultos. María admite su miedo: teme que, cuando vuelva a caminar, Andrés descubra su engaño y la abandone. Gabriel, pragmático y frío, le aconseja alargar lo más posible la rehabilitación para conservar a su marido. Al mismo tiempo, revela su propio interés: quiere que Damián y la junta fracasen económicamente con las reformas de la fábrica. Esta revelación deja a María pensativa, atrapada entre la gratitud hacia Gabriel y la creciente desconfianza hacia sus intenciones.
En paralelo, Marta y Fina comparten un momento en el almacén. Fina, nerviosa y con el corazón en un puño, insiste en volver a la casa de los montes. Quiere asegurarse de que no quede ningún rastro del crimen. Marta, aunque sorprendida, termina aceptando. Le promete a su padre que pasarán la noche en Madrid para estar más seguras, pero en el fondo sabe que la amenaza del secreto aún pesa sobre ellas.

La aparición de Pelayo en este punto resulta demoledora. Con su habitual calma envenenada, interroga a Fina sobre su intención de volver a la casa. Ella responde con firmeza: quiere proteger a Marta. Pelayo, sin embargo, advierte que ya todo fue revisado y que no debe arriesgarse a hablar de más. La tensión entre ambos se dispara cuando Fina lo acusa de ser un manipulador rastrero. Entonces, Pelayo le entrega un sobre con el billete a Buenos Aires y dinero suficiente para empezar una nueva vida lejos de todo. Sus palabras son definitivas: deberá despedirse de Marta para siempre.
El rostro de Fina se ilumina de lágrimas mientras toma el sobre. Sabe que, cualquiera sea su elección, está atrapada. Si acepta, perderá al amor de su vida. Si se niega, pondrá a Marta en peligro. En un rincón oscuro, rompe a llorar desconsoladamente, consciente de que su futuro está marcado por la traición de Pelayo y por el peso de un cadáver oculto que amenaza con arrastrarlo todo a la ruina.
Este capítulo no solo pone en jaque a Fina, sino que también abre nuevas grietas en las relaciones principales de la serie. Marta lucha por mantener la calma, pero cada movimiento de Pelayo amenaza con dinamitar la confianza entre ellas. María, por su parte, se debate entre su recuperación física y el miedo a que su matrimonio se derrumbe. Y Gabriel se revela cada vez más como una figura ambigua, capaz de ofrecer apoyo sincero, pero también de usar sus propios intereses como arma de presión.
El avance del capítulo 377 promete dejar al público al borde del asiento. Las amenazas de Pelayo, el amor prohibido de Fina y Marta, la fragilidad de María y la sombra del secreto enterrado se entrelazan para crear un episodio lleno de suspense, emoción y giros dramáticos. Cada palabra, cada gesto y cada silencio están cargados de significado, preparando el terreno para un clímax que podría cambiarlo todo en Sueños de Libertad.