⚠️ Spoiler – Hola amigos, hoy les traigo el avance capítulo 379 de Sueños de Libertad ⚠️
El capítulo 379 comienza con Irene más decidida que nunca a descubrir qué sucedió con José y a encontrar pistas que la acerquen a la verdad. Su instinto no le permite rendirse, y por ello opta por indagar directamente en los movimientos financieros de su hermano Pedro. Llama al banco con el pretexto de que, como secretaria y mujer de confianza, acostumbra a llevar un control detallado de las cuentas familiares. Su intención es clara: detectar alguna irregularidad o transacción sospechosa que le dé un hilo del cual tirar. Sin embargo, la respuesta la sorprende profundamente. Según los registros, Pedro no ha retirado dinero ni realizado movimientos recientes, lo que no hace más que sembrar nuevas dudas en la mente de Irene.
Lejos de conformarse, la mujer decide dar un paso más arriesgado: rebuscar en el despacho de Pedro. Tras revisar cajones y papeles, se topa con su agenda personal. Justo cuando está sumergida en su búsqueda, oye voces acercándose. Se trata de Joaquín y Tasio, quienes entran con cortesía. Tasio, en un tono cordial, la saluda y le asegura que se alegra de tenerla de vuelta, pues en medio de tantos problemas la presencia de alguien de confianza resulta reconfortante. Irene agradece con una leve sonrisa, aunque con la prudencia que la caracteriza. Tasio, sin embargo, insiste en la importancia que ella tiene para Pedro, recordándole que durante su ausencia él se mostró desorientado y la necesitaba cerca.

Después de este breve intercambio, Irene recibe de manos de Tasio un listado con los empleados que no se han presentado a trabajar ese día. Le piden la posibilidad de hablar con don Pedro sobre esta situación, pero ella les explica que en ese momento no está disponible. Cuando finalmente se marchan, Irene vuelve a sumergirse en la agenda y encuentra un número de teléfono que llama su atención. Sin pensarlo dos veces, descuelga el auricular y marca. La conversación que sostiene con el destinatario, un tal señor Luengo, le confirma algo inquietante: Pedro había cancelado una reunión con él el mismo día en que desapareció José de Toledo. Ese detalle incrementa aún más sus sospechas de que su hermano está implicado en algo turbio.
Más tarde, en la secretaría, aparece Digna para conversar con Irene. La recibe con un aire afectuoso, celebrando que siga apegada a Pedro y no se haya dejado arrastrar por las acusaciones de Damián. Según ella, el vínculo entre Irene y su hermano es demasiado fuerte como para romperse. Irene, algo molesta, le responde con frialdad, asegurando que ya habla como Pedro, señalando la fuerte influencia que él ejerce sobre ella. Digna, con sinceridad, confiesa que tardó en enamorarse de Pedro porque seguía marcada por el dolor que le dejó Damián, pero con el tiempo supo reconocer el amor genuino que Pedro le brindaba. Entre ambas mujeres se abre un intercambio sincero de confesiones: Irene le reconoce que, a pesar de las heridas causadas por Damián, gracias a él recuperó a su hija, lo cual le da un sentido a todo lo vivido.
La charla se torna íntima y reflexiva. Digna, con admiración, señala la capacidad de Irene para dejar lo malo atrás y quedarse con lo positivo, mientras que Irene insiste en que esa es la única manera de seguir adelante. Afirma con firmeza que no desea guardar rencor, aunque Digna le advierte que a veces la memoria sirve para no repetir errores. Irene se muestra segura de que no volverá a tropezar de la misma forma y confiesa que cada golpe la ha hecho más fuerte. Aunque Digna le ofrece su apoyo, Irene deja claro que hay asuntos que debe resolver sola, demostrando su renovada determinación.
Acto seguido, la atención se traslada a Digna, quien entra en el despacho de Damián sin que este se dé cuenta. Lo escucha hablar en voz alta, preocupado por la crisis económica que se avecina debido a la paralización de la producción de jabón. Su voz refleja desvelo, pero Digna no tarda en interrumpirlo con dureza, acusándolo de preocuparse más por los números que por la salud de los trabajadores.
El intercambio entre ambos se vuelve cada vez más tenso. Damián intenta defenderse, asegurando que sí se interesa por la salud de los empleados y que Pedro también está preocupado por los gastos. Pero Digna no se deja convencer. Le recrimina haber contratado a un falso experto en seguridad, gesto que, según ella, demuestra que le importa más hundir a Pedro que proteger a los trabajadores.
Damián se muestra indignado y asegura que siempre ha considerado a los operarios como parte de su familia. Sin embargo, Digna lo enfrenta con pruebas: mientras ellos trabajaban en pésimas condiciones, él destinaba recursos a contratar un detective para espiar a Pedro. Alterado, Damián eleva la voz y acusa a su marido de manipularla, pero Digna insiste en que Pedro solo intenta enmendar los errores que Damián cometió en la empresa.
La discusión escala a un terreno más personal cuando Damián, visiblemente dolido, le reprocha a Digna que defienda a Pedro incluso cuando este separó a Irene de la persona que amaba y de su propia hija. Para él, esa acción no es de una buena persona. Digna, firme, responde que aunque Pedro pudo haberse equivocado, lo hizo pensando en el bienestar de su hermana. La tensión entre ambos se intensifica cuando Digna le recuerda a Damián las múltiples veces que le mintió, subrayando que ya no confía en su palabra.
Con resignación, Damián admite que ha mentido muchas veces, pero asegura que esta vez dice la verdad. Digna, sin embargo, le responde que ya no cree en él y que hace tiempo aprendió a ver su capacidad de manipular a la gente a su conveniencia. Cansado, Damián se deja caer en su silla, aceptando que nada de lo que diga cambiará la opinión de ella.

Antes de marcharse, Digna se acerca a su escritorio, lo mira fijamente y le suelta unas palabras cargadas de frialdad: su soberbia y falta de humildad lo condenarán, y llegará el día en que muera solo, sin nadie a su lado. La mujer abandona la estancia, dejando un silencio gélido tras ella. Damián, destrozado, con lágrimas en los ojos, apenas logra murmurar entre sollozos: “Más vale solo que mal acompañado”.
Este capítulo se convierte en una muestra clara del desgaste emocional que atraviesan los personajes. Irene, por un lado, cada vez más convencida de que Pedro esconde un secreto relacionado con la desaparición de José; Digna, debatiéndose entre su lealtad hacia Pedro y el desencanto con Damián; y este último, hundido en un mar de acusaciones que lo dejan aislado y debilitado.
La intensidad de los diálogos, la crudeza de las confesiones y el peso de los secretos hacen de este episodio un punto clave dentro de la trama. Sueños de Libertad sigue demostrando que no se trata solo de una historia de pasiones y traiciones, sino también de un retrato de personajes que, frente al dolor y la incertidumbre, buscan la manera de redimirse, aunque no todos logren escapar de las consecuencias de sus decisiones.