La intervención de Alonso, el personaje interpretado por Manuel Regueiro, en su negocio ha provocado un nuevo desacuerdo con Manuel

El próximo episodio de La Promesa se perfila como un torbellino de emociones, secretos revelados y enfrentamientos familiares que pondrán a prueba las lealtades más profundas de los personajes. La serie, que continúa atrapando a los espectadores con su mezcla de intriga, romance y conflictos sociales, regresa este miércoles 20 de agosto a las 18:10 en La Uno con una entrega cargada de tensión.

El episodio se abre con la sombra todavía latente de la detención de Lorenzo, un acontecimiento que ha dividido los sentimientos en el palacio: por un lado, ansiedad por la vergüenza que trae consigo un escándalo semejante; por el otro, alivio porque, finalmente, se hizo justicia con un hombre que había abusado de su posición. La caída del capitán se convierte en el telón de fondo de nuevas intrigas, pues sus acciones continúan resonando en la memoria de todos.

Curro, uno de los personajes que más ha evolucionado en esta trama, se ve obligado a sincerarse con Lope, Vera y Pía. Confiesa que fue él quien acusó directamente al capitán después de descubrir en sus documentos pruebas irrefutables de abusos y contratos fraudulentos. Esta confesión no solo lo libera de una carga moral, sino que también lo expone a nuevas miradas de desconfianza dentro de la familia. Su acto, aunque noble, no deja de ser una traición a los ojos de algunos.

Leocadia, siempre cautelosa, recibe con frialdad la propuesta de Manuel de apartarla de los negocios. Su instinto le dice que no debe actuar precipitadamente, por lo que pospone la decisión. La tensión entre ella y Manuel se intensifica, marcando una grieta que amenaza con convertirse en un abismo.

Mientras tanto, Martina, en un arranque de valentía, comunica su intención de abandonar La Promesa. Esta decisión desata la ira de Manuel, quien enfrenta a su padre con tal intensidad que rompe los límites del respeto filial. La escena se convierte en un punto de inflexión en la relación entre ambos: el hijo que desafía abiertamente la autoridad paterna y un Alonso que, a pesar de su experiencia, se encuentra sorprendido por la fuerza de la rebeldía de su propio hijo.

En otro rincón del palacio, Vera espera con ansias una respuesta a la carta que envió a Lope. Su ilusión por volver a ver a su hermano le da fuerzas, pero Teresa, con su habitual intuición, le advierte que no se haga demasiadas ilusiones: algo oscuro podría interponerse en ese anhelado reencuentro. Estas palabras, lejos de consolarla, siembran en Vera una inquietud que no podrá sacudirse fácilmente.

Ricardo, atrapado en una encrucijada sentimental, consulta con el padre Samuel sobre la posibilidad de anular su compromiso con Ana. El peso de la decisión lo atormenta, pues sabe que no se trata únicamente de un asunto personal, sino de un conflicto con repercusiones sociales y familiares. Su dilema revela la fragilidad de las alianzas tejidas en La Promesa, donde cada decisión personal se convierte en un asunto político.

Pía, por su parte, recibe del cartero de Luján la confirmación de lo que temía: la carta de Cristóbal que llegó a sus manos podría no ser lo que parecía. La revelación la sacude profundamente, pues abre la puerta a la posibilidad de una traición encubierta, de un secreto aún mayor que apenas comienza a desvelarse.

Mientras tanto, Ángela y Curro, aliviados porque su plan contra el capitán ha dado resultado, se permiten un momento de pasión. Su relación, marcada por la complicidad y la lucha compartida, comienza a florecer con más fuerza. Sin embargo, la sombra del peligro nunca está lejos, y ambos saben que su felicidad todavía pende de un hilo.

En el nuevo episodio, el amor entre ellos se convierte en un refugio, pero también en una declaración de resistencia frente a un mundo que intenta separarlos. Curro, aunque feliz, experimenta una confusión interna: sabe que ha cerrado una etapa de su vida, pero aún no logra ordenar sus pensamientos. El precio de la justicia lo ha transformado, y el camino hacia su futuro se abre lleno de incertidumbre.

Paralelamente, la rivalidad entre Martina y Catalina no cede. Su enfrentamiento, cargado de resentimientos y diferencias irreconciliables, se recrudece. Cada mirada, cada palabra, cada gesto entre ambas enciende nuevas chispas de discordia. Esta tensión femenina se convierte en uno de los motores dramáticos más potentes de la trama.

Alonso, con su acostumbrado aire de autoridad, intenta mediar y encontrar una solución a través de alianzas inesperadas. Su intervención en los negocios, sin embargo, termina por chocar con Manuel, generando un nuevo desencuentro entre padre e hijo. Este conflicto no es simplemente una disputa familiar: representa dos visiones distintas del poder, del honor y del futuro de La Promesa. El enfrentamiento promete consecuencias de largo alcance.

Por su parte, Vera recibirá una visita inesperada que la descolocará por completo. Su espera ansiosa de noticias de su hermano la mantiene en vilo, pero lo que llegará a sus puertas no será precisamente el consuelo que esperaba. La sorpresa promete cambiar radicalmente su percepción de la situación.

Manuel, aún atrapado en su obsesión por Leocadia, sigue esperando noticias sobre su decisión de vender o no. La incertidumbre lo consume, pues de esa decisión depende en gran medida el rumbo de los negocios familiares y su propia autoridad dentro de la casa.

Finalmente, Ricardo, acorralado por sus sentimientos, no tiene más opción que confesarle a Pía lo difícil que resulta para él pedir la anulación de su compromiso con Ana. La escena entre ambos será reveladora, pues muestra la fragilidad emocional de un hombre que suele aparentar control absoluto sobre sus decisiones.

Este nuevo capítulo de La Promesa promete mantener a los espectadores en vilo con cada escena. Intrigas familiares, pasiones prohibidas, traiciones veladas y enfrentamientos generacionales se entrelazan en una narrativa que avanza con ritmo implacable. Cada personaje enfrenta decisiones que marcarán su destino, y la casa de La Promesa se convierte en un campo de batalla donde el honor, el amor y el poder se disputan a cada instante.

Lo que queda claro es que, aunque la justicia parece haber triunfado con la caída del capitán, el verdadero conflicto apenas comienza. Las tensiones internas amenazan con desgarrar a la familia desde dentro, y cada secreto revelado abre la puerta a nuevas incógnitas. En este juego de sombras y verdades a medias, nadie puede sentirse a salvo.