Título:
La jugada de Ayla, el anillo de Ferit y la escena que lo cambia todo
En la última reunión del consejo de Korhan Holding, la tensión era palpable. Todo estaba listo desde el punto de vista técnico, pero todos sabían que el toque final dependía del talento estético de Seyran. Ferit no apartaba la vista de la puerta, como si con su mirada pudiera hacer que se abriera. Cuando por fin Seyran entró, la sala entera cambió de atmósfera: los clientes sonrieron y las firmas se estamparon sin demora. Ese contrato no era solo un acuerdo comercial, sino el comienzo de una nueva sociedad profesional entre Ferit y Seyran.
Mientras tanto, en otro rincón de la ciudad, Ilyas, abuelo de Diyar, reconsideraba la relación de su nieta con Ferit. El cambio en él y la determinación de Diyar lo hicieron ceder, y empezó a preparar la boda, decisión que llenó de ilusión a su nieta, aunque para Ferit no hubiera una fecha clara. Incluso Ifakat y Orhan, que durante años habían menospreciado a Seyran, se vieron obligados a reconocer que había salvado la empresa.
A primera hora, Kazım citó a Abidin en una modesta kebabería. Lo que empezó como una charla aparentemente casual pronto se volvió personal, con preguntas directas sobre su origen: madre, padre y apellido. Kazım buscaba saber si Abidin era en realidad sobrino de Halis Korhan. Abidin, con franqueza, reveló una vida marcada por el abandono y la soledad, y Kazım comenzó a unir piezas en su mente.
En los jardines de Korhan Holding, Ferit y Seyran compartieron un momento íntimo, un intercambio de miradas que sanaba viejas heridas. Pero ese instante fue una puñalada para Diyar, que escuchó a Ferit decir que, si se casaba o tenía hijos, solo sería con Seyran. Con el corazón roto, se marchó sin que ellos lo notaran.
Mientras Betül soportaba la presión de su madre Nurten para casarse con Orhan, en la cocina de la mansión Şefika comenzaba a sospechar de su hija Ayşen, aunque no se atrevía a verbalizarlo. Suna, por su parte, temía que Kazım descubriera la verdad sobre Abidin, pero él no pensaba soltar el tema.
Ferit, desconcertado por la ausencia de Diyar, la llamó. Ella contestó con frialdad y puso fin a la relación, ocultando que su verdadero motivo era haber confirmado que el corazón de Ferit seguía perteneciendo a Seyran.
Seyran decidió mudarse con Sinan a la casa de Ayla, provocando el rechazo de Esme y la sospecha de Suna. Aunque Sinan buscaba intimidad, Seyran puso límites claros: no habría acercamiento mientras vivieran allí. Ayla, que vigilaba cada detalle, usó esta información como arma, transmitiéndola a Hazal para que llegara a Ferit “por casualidad”.
Esa noche, Kazım y Esme cruzaron una línea que creían olvidada, mientras Ayla empezaba a tejer un plan para acercar a Seyran y Ferit. En paralelo, Mümtaz se ganó la confianza de Gülgün bajo las instrucciones de Ayla.
Hazal, cumpliendo su papel, le comentó a Ferit que Seyran y Sinan nunca habían estado juntos como pareja. La idea de que Seyran aún no lo había olvidado empezó a calar en él.
Mümtaz, después de escuchar que Ferit y Diyar habían terminado y que ella estaba en un hotel, volvió con esa información a Ayla. Ella urdió un plan: hacer una reserva en el mismo hotel a nombre de Sinan y Seyran, y lograr que a Ferit le dieran por “error” el número de la habitación de ella.
Mientras tanto, Nurten utilizó a la prensa para presionar a Orhan para que se casara con Betül, dejando a Orhan claro que todo había sido calculado.
En el taller, Seyran y Ferit compartieron un momento silencioso pero intenso, interrumpido por Memo. Ambos sintieron que, si no actuaban pronto, su amor podía volver a destrozarlos.
En la mansión, Kazım y Suna descubrieron que Hattuç fue quien dejó a Abidin en un orfanato. La revelación desató la ira de Kazım y la culpa de Hattuç, mientras İfakat escuchaba todo desde las sombras.
Finalmente, llegó el día del plan de Ayla. En el hotel, Sinan le dio a Seyran un camisón como gesto de cercanía. Mientras ella se cambiaba, Mümtaz hizo bajar a Sinan al vestíbulo. En ese momento, Ferit llegó con una caja de anillo para Diyar, pero la recepción le entregó el número de la habitación de Seyran.
Seyran abrió la puerta pensando que era Sinan, pero se encontró con Ferit, sorprendido al verla con el camisón. El tiempo se detuvo… hasta que Sinan y Diyar aparecieron en el pasillo, presenciando una imagen que les dio todas las respuestas que temían.