Spoiler | AMOR A CUALQUIER PRECIO – CAPÍTULO 224 TEMP. 2 🔥
El capítulo 224 arranca con Hatuk en su habitación junto a Esme, angustiada frente a su armario. Revuelve sus vestidos sin encontrar algo que la convenza y se queja, incrédula, de cómo han pasado los años sin que tenga un vestido digno para una ocasión tan importante. Preocupada por su apariencia frente a Jalis, teme no gustarle. Esme, con ternura y algo de humor, le recuerda que Jalis la ha amado toda la vida, y que el vestido es lo de menos; lo único que él quiere es estar con ella.
Ambas se sientan. Hatuk, entre emocionada y nerviosa, admite que soñó con este momento por años, pensando que nunca llegaría. Ahora, aunque en una etapa tardía de la vida, va a casarse. Esme le pregunta si está segura de que está lista. Hatuk responde con determinación: después de todo lo que ha vivido, se siente más que preparada.
En otra parte del jardín, Kasim reflexiona solo. Su hija Suna se le une y le lanza la pregunta incómoda: ¿qué pasará si Hatuk y Jalis se casan? ¿Las propiedades pasarán a manos de los Corhan? ¿Y si después de unos días Hatuk también es desplazada como ocurrió con Seiram? Kasim, algo resignado, comenta que Hatuk es una mujer de armas tomar. Recuerda, medio en broma, que incluso a su edad fue capaz de propinarle una paliza. “Ni mis propias hijas me hacen caso”, dice con un dejo de derrota.
En ese momento, Esme llega para avisarles que deben llevar a Hatuk al jamán. Suna se ríe, y Kasim estalla: le parece un disparate que una mujer mayor participe de ese ritual, donde además puede ser vista desnuda. No entiende cómo nadie más lo ve como una locura. Pero el jamán, más allá de lo que él piensa, es una tradición simbólica: un baño ceremonial que marca la preparación de la novia antes del matrimonio.
Mientras Hatuk y Esme se preparan para salir, Kasim las sigue protestando. Cuando les recrimina lo que “diría su padre” si la viera así, Hatuk se detiene, lo enfrenta y le lanza una advertencia directa: si intenta arruinar la noche, se las verá con ella. Él, sorprendido, no puede más que dejarlas ir mientras se va a alimentar a las gallinas, murmurando indignado sobre lo “inapropiado” de todo.
La escena cambia al jamán. Las mujeres de la familia están reunidas: Hatuk, Esme, Gulgun y Suna comparten un lado del baño, mientras que del otro están Ifakat, Sumán y Seiram con su amiga. La celebración está en marcha, con bailes, bromas y música. Algunas, sin embargo, no están del todo contentas. Sumán comenta que su tarea es “divertir a una anciana”, y tanto ella como Ifakat dudan sobre asistir al evento nocturno. Sin embargo, ambas coinciden en que deben cumplir su rol por las apariencias.
En medio del ambiente festivo, Seiram anima a Suna a integrarse, a bailar. Pero Suna se muestra reacia. “No veo motivos para bailar”, dice. Seiram le insiste: Hatuk está feliz, todos están aquí por ella. Pero Suna se limita a recomendarle que invite a la tía a bailar. Luego se sienta con Ifakat, quien de inmediato nota su incomodidad. “¿Tú también estás en contra de esta boda?”, le pregunta. Suna responde con una pregunta: “¿Y tú la apruebas?”. Ifakat, con tono de reproche, le dice que todo esto es consecuencia de que no siguió su consejo de alejarse de su familia. Suna admite que cometió errores.

Ifakat entonces lanza una propuesta peligrosa: tal vez no puedan evitar la boda, pero sí podrían sabotearla desde adentro. Le propone a Suna una última oportunidad para redimirse, con la condición de que esta vez cumpla todo lo que le diga. La tensión entre ambas es palpable.
El momento se interrumpe cuando Ifakat reclama ver a la novia. Hatuk, enérgica, aparece y se lanza al centro a bailar, gritando que quien quiera verla, puede acercarse. Esme y Gulgun se unen al baile. Aunque Sumán sugiere no bailar para no hacerlas felices, Ifakat responde que deben hacerlo para no levantar sospechas. Bailar es una estrategia para que Jalis no sospeche del rechazo que en realidad sienten.
La noche cae y vemos a Seiram, Suna, Esme y Ese en la cocina, ultimando los preparativos para la pedida de mano. Hatuk entra con un elegante vestido rosa, visiblemente nerviosa. El timbre suena: los Corhan han llegado. Afuera bajan de los autos Jalis, Gulgun, Orhan, Ifakat y Ferit, quien no puede evitar bailar con la música, a pesar de las miradas reprobatorias. Jalis se incomoda, pero Ferit le insiste: “Si no bailas, parecerá que no quieres casarte”.
Finalmente, salen Esme, Seiram y Kim a recibirlos. Kassim también aparece, sarcástico, diciendo que en esa casa “ya no hay chicas para casar”. Ferit se ríe, pero Kim remata con otro comentario mordaz: “Parece que ahora les gustan las mujeres de todas las edades”. Seiram calma a su padre, y todos ingresan con flores y regalos, como indica la tradición.
La escena final rompe con todo lo anterior. Kaya aparece dormido, recostado junto a una mujer. Pero no es cualquier mujer. Es Pelin. La revelación es impactante: han pasado la noche juntos. Se aclara que Kaya la ayudó a escapar de la casa de Certer, le consiguió un lugar para vivir y, tras pasar la tarde conversando, ella le pidió que se quedara. ¿Fue esto un movimiento calculado de Pelin para herir a Ferit o una forma desesperada de acercarse a los Corhan?
Las respuestas quedarán para el siguiente episodio.