⚠️ SPOILER — “¿Has podido dormir algo?”
La escena arranca con un ambiente cargado de tensión y agotamiento emocional. Andrés, visiblemente afectado, confiesa que no ha podido pegar ojo en toda la noche. Cada vez que cerraba los ojos, la imagen de María cayendo por las escaleras lo atormentaba sin tregua. El suceso lo persigue como una pesadilla recurrente.
Marta, intentando tranquilizarlo, le asegura que lo sucedido le podría haber pasado a cualquiera, que fue un accidente, algo inevitable. Pero Andrés, profundamente inquieto, revela que María no lo ve así. Le confiesa, casi con incredulidad, que cuando ella estuvo en el hospital, llegó a insinuar que él la había empujado. La sorpresa de Marta es total. ¿Acusarlo de empujarla? Es una afirmación tan grave como perturbadora.
Andrés se muestra resignado y dolido. Cuenta que, desde su caída, María ha pasado del distanciamiento a una actitud de franca hostilidad: ya no solo lo rechaza emocionalmente, sino que ahora lo acusa directamente. Marta, alarmada por la implicación legal, le recuerda que los médicos habrán tomado nota del estado mental de María, pero enfatiza que permitir que esa versión de los hechos se propague es muy peligroso. Le urge a Andrés a tomar acción, pues si María decide formalizar una denuncia, la situación podría volverse catastrófica.

Andrés, claramente afectado por la traición implícita, no oculta su desconfianza: dice que, a estas alturas, se espera cualquier cosa. Marta intenta ser más racional. Le propone que, si realmente María está diciendo cosas sin sentido, lo correcto sería ayudarla a recuperar la perspectiva. “Habrá que hacerla entrar en razón”, dice Andrés con determinación. Él quiere enfrentarla, aclarar la situación, cortar de raíz cualquier malentendido.
Sin embargo, Marta lo frena. Intuye el riesgo emocional y psicológico que implica una confrontación en el estado delicado de María. Le ruega que no la presione, que no acuda al hospital con esa actitud, porque podría agravar aún más el cuadro. La escena se cierra con Andrés tomando su abrigo, decidido a buscar respuestas, mientras Marta lo observa con temor, sabiendo que lo que está en juego ya no es solo una relación rota, sino una acusación devastadora que podría arruinarlo todo.
Lo que en apariencia fue un accidente, comienza a transformarse en una bomba emocional y judicial, y todo dependerá ahora de la palabra de María. ¿Está confundida por el trauma? ¿O ha decidido jugar su carta más poderosa para castigar a Andrés? El misterio queda sembrado.