Spoiler: Los celos de Begoña salen a la luz y provocan un tenso enfrentamiento con Andrés – Sueños de Libertad
La calma en Sueños de Libertad se rompe una vez más con una escena cargada de tensión emocional y malentendidos. Todo comienza con un gesto simple y cotidiano: Teresa recibe instrucciones para avisar a Julia y empezar a servir la comida. Sin embargo, lo que parecía ser una comida tranquila entre conocidos termina convirtiéndose en una confrontación inesperada entre Begoña y Andrés, desencadenada por celos mal gestionados y suposiciones precipitadas.
Todo se desata cuando Begoña menciona a una joven que, por un error cometido, parece estar profundamente afectada. Andrés confirma que, en efecto, la chica es muy competente y probablemente se sienta responsable por el fallo. Entonces, Begoña sugiere que quizás Andrés debería invitarla a merendar para animarla un poco. Él, sin dudarlo, se muestra dispuesto si eso puede ayudarla.
Pero lo que parece una sugerencia amable rápidamente toma otro rumbo. Begoña lanza un comentario lleno de dobles intenciones: “Ah, perdón. Pensaba que tenía cierta cercanía.” Andrés la mira con sorpresa, y ella añade que no debe hacer caso a los rumores, pero deja claro que algo ha escuchado. Se refiere al hecho de que la joven en cuestión fue comprometida y, poco después, tuvo un “lío” con Andrés, insinuando que él pudo haber intentado cortejarla a pesar de la diferencia de edad.
Lejos de molestarse, Andrés decide responder con franqueza. Le explica que al inicio, tanto él como la joven eran nuevos en la fábrica y, al no conocer a nadie, se cayeron bien. Reconoce que tuvieron un acercamiento, pero que pronto se dieron cuenta de que lo mejor era tomar caminos separados. Ahora mantienen una relación cordial y respetuosa. Incluso le dice a Begoña que puede preguntarle directamente a la chica, aunque sospecha que ya lo ha hecho.
Begoña no se detiene ahí. Afirma tener otra teoría: que Andrés intentó seducir a la joven, pero que ella perdió el interés. Y sugiere que eso podría haber ocurrido porque Andrés se fijó en otra mujer. La insinuación, esta vez, es más directa… y ofensiva.
Andrés reacciona con firmeza. Considera que el comentario ha cruzado la línea de la impertinencia. Le responde tajante: “Ese comentario es tan inapropiado que ni siquiera merece una aclaración.” La tensión sube al máximo y Andrés, visiblemente molesto, anuncia que ya no se siente cómodo y que lo mejor será marcharse antes de comer.
La música que acompaña la escena subraya el malestar que ha provocado el intercambio. Andrés se retira, dejando a Begoña con sus emociones desbordadas. Teresa, que ha presenciado parte de la escena, no puede evitar preguntar: “¿Se puede saber a qué ha venido eso?” Begoña, sin titubear, responde que solo ha dicho en voz alta algo que para ella es evidente.
Lo que Begoña revela entonces es revelador: ha notado cómo Andrés y esa joven se miraban, cómo charlaban y se reían. Para ella, esas señales son prueba suficiente de que hay algo más. Teresa, incrédula, le pregunta si todo esto se debe a que está celosa.
Begoña no lo niega. Incluso admite que cree que Andrés está interesado en ella. Pero en vez de alegrarse o de tomarlo como un halago, lo convierte en un reproche. Teresa le responde con firmeza: “Bueno, ¿y qué si lo está? Andrés es viudo y tú eres una mujer sin compromiso. Puedes poner tu afecto en quien te dé la gana. No es asunto mío.”
El conflicto, sin embargo, ya ha dejado su huella. La conversación adquiere un tono aún más personal cuando Teresa recuerda una historia del pasado: “¿Sabes quién solía dejarse llevar por los celos? Tu hermano Jesús. Siempre me dejaba en evidencia delante de todo el mundo.” La comparación no es gratuita, sino un reflejo claro de cómo Begoña está repitiendo patrones familiares de control y posesividad.
El episodio deja al descubierto una faceta de Begoña que hasta ahora había estado más contenida. Su inseguridad, su necesidad de controlar, y sobre todo, sus celos no reconocidos la han llevado a malinterpretar una relación profesional y a poner en peligro un vínculo que, aunque todavía incipiente, podría haberse desarrollado de forma sana.
Por otro lado, Andrés demuestra una madurez emocional que contrasta con la actitud de Begoña. En lugar de reaccionar con hostilidad, se aleja con dignidad, dejando claro que no está dispuesto a permitir que se le falte al respeto ni a jugar con insinuaciones infundadas.
Este capítulo de Sueños de Libertad nos muestra cómo los celos, cuando no se reconocen y se enfrentan con honestidad, pueden arruinar relaciones, crear malentendidos y proyectar inseguridades sobre personas que no tienen culpa alguna. Begoña ha cruzado un límite, y ahora deberá enfrentarse a las consecuencias de sus palabras.