Spoiler: “Sueños de Libertad – Celos, reproches y una verdad incómoda”
La conversación entre Andrés y Begoña en el nuevo episodio de Sueños de Libertad marca uno de los momentos más tensos y reveladores de su relación. Justo cuando ella está a punto de marcharse, Andrés intenta detenerla. “Espera, antes de que te vayas, quería decirte que no me he quedado bien con la discusión que tuvimos antes”, le dice, buscando una oportunidad para arreglar las cosas. Pero Begoña no está dispuesta a revivir el conflicto. Tiene que recoger a Julia y luego atender compromisos en el dispensario. Andrés, insistente, se ofrece a acompañarla parte del camino, ya que va rumbo a la fábrica. Sin embargo, ella lo rechaza de forma directa: “Prefiero que no”.
Este rechazo no hace más que poner en evidencia la distancia emocional que crece entre ellos. La tensión se incrementa cuando Andrés insiste en justificar su enfado, alegando que su actitud se debe a una preocupación real por Gabriel. Pero Begoña, molesta, le deja claro lo que piensa: “Tienes que entender que esté enfadada. Has estado completamente fuera de lugar con tu primo”. Andrés, incrédulo, repite: “¿Eso crees?”, y ella no duda: “Sí, eso creo”.
En ese momento, él lanza su acusación más seria: que Gabriel se está valiendo de su cercanía con Julia como una excusa para acercarse a Begoña. Ella, perpleja, lo confronta: “¿Pero qué hay de malo en que sea cariñoso con su sobrina?” Andrés, visiblemente alterado, le recuerda que en realidad Julia no es su sobrina directa, sino la hija de su primo hermano, y que además Gabriel vive bajo el mismo techo, lo que para él debería ser motivo de vigilancia, no de afecto.
Begoña no comparte su sospecha. Para ella, que Gabriel trate con afecto a Julia es un gesto natural, incluso positivo, pues considera que es mejor para todos que haya armonía en casa. Pero Andrés no puede ocultar su incomodidad: le sorprende ese repentino interés de Gabriel por la niña, y está convencido de que lo hace con un propósito oculto. “Estoy convencido de que lo hace para acercarse a ti”, le dice, dejando al descubierto sus celos.
Esta acusación desata una tormenta de reproches. Begoña no puede creer lo que está oyendo y le lanza una pregunta cargada de incredulidad: “¿Tú en qué momento te has vuelto tan pueril?” A continuación, lo golpea con una indirecta punzante: “A ver si va a ser verdad que todo se pega y tanta cercanía con María te está anulando el juicio”. Una frase que hiere profundamente a Andrés, pero él no se queda callado y contraataca: “Vaya, parece que no soy el único que ha hecho cosas fuera de lugar”.
La discusión se intensifica cuando Andrés saca a relucir las atenciones que Gabriel tiene con Julia: que le regaló una piedra volcánica, la ayuda con los deberes, le cuenta historias… Mientras tanto, él apenas tiene tiempo para compartir con ella. Begoña se lo echa en cara: “No tienes tiempo libre como Gabriel”. Andrés justifica su ausencia por los problemas en la fábrica, especialmente con la producción del nuevo perfume. “¿Sabes perfectamente lo que he pasado con la producción del nuevo perfume?”, le recuerda. Begoña, aunque entiende su situación, no deja de sentir frustración.
Andrés entonces hace una declaración sincera: “Quiero a Julia con toda mi alma”. Pero ese amor, lejos de ser suficiente para calmar las aguas, se ve eclipsado por la desconfianza y los celos que lo dominan. Begoña, con voz dolida pero firme, le responde: “Me sorprende esa animadversión hacia Gabriel por un tema de celos. Es que eres como el perro del hortelano que ni come ni deja comer”.
Pero lo más doloroso para ella no es solo la actitud posesiva de Andrés, sino la falta de confianza. Le confiesa que no entiende cómo puede pensar que entre ella y Gabriel podría haber algo. Andrés, entonces, baja la guardia. Reconoce que ha fallado. “Tienes razón con lo que dijiste antes. Es normal que quieras pasar página y buscar la felicidad”, admite. Y continúa: “¿Sabes lo que me enfada y me entristece de verdad? Verte tratar mal a alguien por celos. Porque tú no eras así”.
En ese momento, Andrés parece más vulnerable que nunca. Se disculpa con sinceridad: “Lo siento. Pensaba que me conocías mejor, pero ya veo que no”. Esta frase, aunque dicha desde el dolor, actúa como un cierre brutal para la conversación. No hay reconciliación, solo una desgarradora constatación de lo mucho que han cambiado, de cuánto se han alejado, y del rencor que poco a poco ha contaminado su vínculo.
Este enfrentamiento revela no solo el resentimiento acumulado, sino también la falta de comunicación real que hay entre ellos. Ambos se sienten incomprendidos, y las heridas emocionales comienzan a ser más profundas que cualquier excusa o justificación. Andrés se mueve entre el arrepentimiento y los celos, mientras Begoña trata de mantener su integridad emocional frente a un hombre que ya no reconoce.
Este episodio de Sueños de Libertad nos muestra con crudeza cómo los celos pueden ser devastadores y cómo el amor mal canalizado puede derivar en control, en reproches, en dolor. La honestidad de Andrés al final no logra reparar el daño, y la tensión entre ambos queda flotando como una nube espesa que anuncia más tormentas por venir.