🔒 SPOILER – Hola amigos, hoy les traigo el avance del capítulo 346 de Sueños de libertad

El capítulo 346 arranca con un ambiente tenso en la fábrica, donde se ha convocado una reunión urgente para analizar el reciente robo en el dispensario. Marta, visiblemente afectada por el incidente y preocupada por la seguridad de Begoña, propone que ella se quede en casa hasta nuevo aviso. Don Pedro, aceptando la sugerencia, promete reforzar las medidas de seguridad. Gabriel intenta restarle gravedad al asunto mencionando que lo único que se perdió fueron medicamentos, pero Don Pedro, molesto, lo reprende y recalca que el hecho es sumamente grave y no se puede minimizar.

Mientras Marta intenta enfocar la responsabilidad en el delincuente, Don Pedro insiste en que el robo ocurrió porque los criminales ven la fábrica como un blanco fácil y sin consecuencias. Para él, esto es reflejo de la debilidad con la que se ha actuado últimamente. Gabriel intenta argumentar que el ladrón probablemente pretendía revender los medicamentos, y Tasio añade que podría haber sido cualquier farmacia. Pero Don Pedro interrumpe enfurecido: “No fue cualquier farmacia, fue aquí, a nosotros. Eso nos hace responsables.”

La tensión crece y Marta, sin saber cómo actuar, pregunta qué se supone que deben hacer. Don Pedro responde con firmeza que es hora de mostrar autoridad y poner mano dura, empezando por él mismo. Cita el robo de la furgoneta como precedente y cree que se ha generado la percepción de que pueden cometerse delitos sin repercusiones. A partir de ahora, no se tolerarán más errores ni actos de indulgencia.

Ante esta postura radical, Don Pedro anuncia que la empresa se presentará como acusación particular contra el ladrón, y que no mostrará ni un gramo de compasión. Gabriel intenta calmar la situación y propone esperar a conocer la versión del acusado antes de juzgarlo, pero Don Pedro es tajante: no quiere empatía, quiere justicia. “Esto debe servir como lección para todos los que piensen en seguir su camino”, sentencia.

En otro punto de la historia, Marta y Fina visitan el dispensario para hablar con Luz sobre la posibilidad de recurrir a la fecundación artificial. Luz, con profesionalismo, les explica el procedimiento, asegurando que es un proceso sencillo y sin necesidad de hospitalización, aunque advierte que no siempre garantiza el éxito. Fina, sin embargo, no puede evitar mostrar su ansiedad. Teme que algo salga mal y que Marta corra algún riesgo. Marta intenta calmarla, afirmando que es un tratamiento médico muy seguro.

Luz también plantea una cuestión delicada: si Pelayo, el marido de Marta, está al tanto del plan y lo acepta. Marta asegura que no habrá problema por su parte. Sin embargo, cuando Luz percibe cierta inquietud entre Marta y Fina, les pregunta si todo está bien. Es entonces cuando Marta decide confiarle un secreto importante y le pide total discreción. Luz promete mantener la confidencialidad y les expresa su admiración por la valentía que están demostrando.

Fina, aún con dudas, admite que quiere formar una familia pero que el miedo la paraliza. Marta la comprende: “A mí también me pasó algo parecido cuando me di cuenta de que te amaba.” Finalmente, entre lágrimas y sonrisas, ambas deciden seguir adelante con su plan y dar el paso hacia la maternidad.

Después de esta emotiva escena, Luz se retira para dejarlas hablar con tranquilidad. Marta, preocupada por la actitud de Fina, le pregunta si de verdad quiere tener un hijo. Fina le confiesa que desea con todo su ser formar una familia con ella, pero el miedo la bloquea. A pesar de todo, decide lanzarse y afirma: “Tengamos ese hijo, Marta. Formemos nuestra familia.”

En otra línea argumental, Luz va al laboratorio y se encuentra con Luis, quien está entusiasmado con un nuevo proyecto. Le comenta que está preparando una propuesta para su tío Damián. Luz intenta marcharse para no interrumpirlo, pero Luis nota algo raro en ella y le pregunta si todo va bien. Ella responde que Begoña está mejor y que irá a verla más tarde, pero Luis no está convencido. Intuye que algo más sucede y lo relaciona con lo ocurrido la noche anterior.

Luis le reprocha que lo haya evitado usando como excusa el trabajo, y que quizás todo tenga que ver con la conversación sobre tener hijos. Luz, entonces, abre su corazón. Le explica que desea formar una familia con él, pero que no está segura de que este sea el momento adecuado. Acaba de lograr su titulación, se le están abriendo nuevas puertas, y siente que ahora es su momento para crecer profesionalmente.

Luis, decepcionado, le acusa de poner su carrera por encima de su vida personal. Pero Luz se defiende con claridad: no se trata de priorizar, sino de buscar un equilibrio. Le pregunta si él estaría dispuesto a hacer sacrificios por un hijo, como dejar el laboratorio y quedarse en casa. Luis, sin saber qué responder, se queda perplejo. Luz, molesta, le hace ver que no pretende negarle la paternidad, solo pide un poco de tiempo para desarrollarse como profesional.

Luis, herido, le reprocha que no haya sido sincera desde el principio. Luz le admite que cometió un error al no saber cómo abordar el tema, pero eso no significa que no quiera tener hijos. Simplemente no está segura de si puede ser madre en este momento. Finalmente, cansada de justificar sus razones, concluye que quizás nunca ha querido ser madre o que no se siente capaz. Lo único que tiene claro es que ahora no es el momento.