Spoiler – Avance capítulo 372 de Sueños de Libertad: Confesiones, reencuentros y heridas abiertas

La historia arranca en la secretaría. Irene está al teléfono, pero interrumpe su conversación al ver entrar a Cristina. Con gesto serio, le dice:
—Creo que debería pedirte disculpas.

Cristina, desconcertada, pregunta:
—¿Por qué me lo dices?

Irene suspira, visiblemente afectada:
—Siento que he actuado mal. No tendría que haberte revelado lo de José. Yo misma sigo tratando de asimilarlo.

Cristina, con voz apagada, reconoce:
—A mí también me cuesta muchísimo asumirlo.

Irene asiente:
—Imaginar que estuvo tan cerca de ti todos estos años…

Cristina se emociona al recordar:
—Sí, me acuerdo de todas las tardes en que volvía del colegio y él me regalaba caramelos. Me cuesta creer que ese hombre tan amable resultara ser mi padre.

Irene reflexiona:
—Es increíble lo que nos está sucediendo después de tanto tiempo. Jamás hubiera pensado que volvería a cruzarme con ninguno de los dos.

Cristina, con tono comprensivo, responde:
—No te culpo por decirme la verdad. Era algo que necesitaba saber. Se requería mucho valor para hacerlo y tú lo tuviste. Te estoy muy agradecida.

Irene, algo más tranquila, admite:
—No sabes cuánto me alivian tus palabras.

Cristina continúa explicando que, después de su conversación, recordó que José se marchaba ese mismo día, así que lo llamó. Irene, sorprendida, pregunta si habló con él. Cristina confirma que sí, pero aclara que no le reveló que conoce su verdadera identidad. Prefiere decírselo cara a cara y por eso ha acordado un encuentro en los jardines de la condesa a la una de la tarde.

Irene, con cierta inquietud, cuestiona si está segura de lo que hará. Cristina, decidida, explica que necesita respuestas y quiere escuchar de José por qué permaneció todos esos años a su lado sin decirle la verdad. Incluso la invita a acompañarla, pero Irene se niega rotundamente. Confiesa que han pasado casi tres décadas desde que él la abandonó, dejándola embarazada y sin explicaciones.

Cristina insiste en que ahora tiene la oportunidad de pedirle esas explicaciones, pero Irene no puede soportar la idea de volver a verlo. Entre lágrimas, le suplica que no se lo pida. Cristina intenta convencerla, diciéndole que este encuentro podría ayudarles a reparar el pasado, pero Irene insiste: cualquier cosa menos eso.

En otra escena, en la casa de la familia Reina, María está estudiando cuando llega Gabriel. Ella le pregunta qué es una letra de cambio, y él le explica que es un documento que ordena pagar una suma en una fecha determinada. María comenta que le parece sencillo, y Gabriel destaca que se está tomando muy en serio la gestión de la herencia de Julia. Ella confirma que quiere invertir bien el dinero para maximizarlo y demostrar a la familia que sabe lo que hace. Gabriel le aconseja aceptar la ayuda de un agente de bolsa que él le presentará, asegurando que podrá multiplicar el patrimonio.

En tono más personal, Gabriel comenta que no durmió en su habitación y María, divertida, deduce que estuvo con Begoña. Él admite que sí, aunque cree que ella está algo distante tras dar ese paso. María lo advierte para que no se descuide, insinuando que Begoña podría echarse atrás. Incluso le sugiere que se acerque a la doctora Borrel, amiga íntima de Luz y muy cercana a Begoña, para facilitar las cosas. Gabriel bromea diciendo que tanta estrategia le está provocando dolor de cabeza.

Más tarde, en la cantina, Irene se encuentra con Digna, quien nota que no se ve bien. Irene confiesa que lo que le preocupa es la situación de Cristina con su padre biológico. Digna se sorprende al saber que José ha estado cerca de su hija toda la vida sin que ella lo supiera. Irene reconoce que al principio sospechó que buscaba algo de Cristina o de sus padres, pero ya no lo cree. Digna plantea que quizá lo hizo para protegerla desde la distancia.

Aun así, Digna sospecha de la coincidencia de que José aparezca justo ahora, pero Irene descarta que Damián esté implicado y asegura que él ha cambiado. Irene admite que contarle a Cristina la verdad le ha permitido hablar abiertamente con ella sobre el pasado. Ahora Cristina quiere encontrarse con José para escucharlo y decirle que sabe quién es.

Digna valora la madurez de Cristina, pero Irene revela que su hija le ha pedido que la acompañe, algo que para ella sería demasiado doloroso. Digna le sugiere que lo haga por su propio bien, para cerrar esa herida que arrastra desde hace tantos años, y para vivir en paz.