Cristina en la cuerda floja y un beso inesperado entre Irene y Damián – Avance del capítulo 353 de Sueños de Libertad

El capítulo 353 de Sueños de Libertad se adentra en una jornada tensa, marcada por errores, decisiones críticas y emociones contenidas que finalmente estallan.

Todo comienza en el laboratorio, donde Luis espera a Cristina. Ella llega de buen humor, bromeando sobre el mal olor de la cantina y recomendando comer fuera. Sin embargo, el ambiente pronto se torna serio cuando Luis le pregunta por su sentido del olfato. Cristina, confundida, responde que está bien, que comió algo fuera y salió a caminar. Pero Luis tiene un motivo de peso para su pregunta: le entrega una muestra del perfume en producción y le pide que lo huela.

Cristina detecta de inmediato que algo no está bien. El aroma tiene un exceso de lirio. Luis le muestra la fórmula y Cristina se sorprende al notar el error: falta una coma en la cantidad de lirio por litro. Ese pequeño detalle provocó una catástrofe en la producción. Luis, visiblemente enfadado, recalca que se ha arruinado todo el lote producido hasta ese momento, lo que representa una gran pérdida.

Cristina, desesperada, intenta justificar el error diciendo que quizás lo anotó mal sin darse cuenta. Propone recalcular las proporciones para salvar lo que se pueda, pero Luis se niega rotundamente, señalando que sería un trabajo chapucero y que eso es algo básico que debería haber sabido desde el primer día: el orden de los ingredientes altera el resultado.

Luis está profundamente decepcionado y se culpa por no haber supervisado más de cerca. Decide ir a enfrentar a la dirección para explicar lo ocurrido. Cristina, en un intento de asumir su responsabilidad, pide hacerlo ella misma, pero Luis lo prohíbe. Como jefe del laboratorio, él asume toda la carga.

En el despacho de don Pedro, Marta ya está enterada del desastre. Pregunta cuánto dinero se ha perdido. Pedro responde que aún no tienen la cifra exacta, pero lo más grave es la pérdida de tiempo, y propone cancelar el lanzamiento del perfume. Marta se opone firmemente: el lanzamiento está vinculado al aniversario de la banda de la reina, y debe realizarse pase lo que pase. Andrés está de acuerdo, señalando que es la única manera de recuperar lo perdido.

Don Pedro, sin embargo, cree que están equivocados. En ese momento llega Luis y es confrontado directamente. Reconoce que el error fue interno, que las medidas de la fórmula se registraron mal al enviarlas a producción. Marta, indignada, recalca que algo así nunca había pasado. Andrés añade que la responsable fue Cristina, quien olvidó una coma, alterando así toda la proporción del ingrediente.

Marta y Andrés critican duramente el fallo, considerando que alguien con formación en química no debería cometer semejante torpeza. Luis sale en defensa de su ayudante, reconociendo su error por no haber verificado la fórmula él mismo. Marta insiste en que si hubiese sido un operario, ya estaría despedido.

Don Pedro, con más calma, recuerda que Cristina es licenciada en ciencias químicas, y aunque cometió un error grave, ha demostrado gran capacidad. Incluso recuerda que gracias a ella lograron encontrar la fórmula perfecta para el perfume de Cobeaga. Marta, sarcástica, no está convencida y teme que mantenerla en el equipo envíe un mal mensaje.

A pesar de todo, Luis sostiene que Cristina merece una segunda oportunidad, y Don Pedro apoya su decisión. Marta acepta con dificultad, pero lanza una advertencia: Luis no debe seguir repitiendo que fue culpa suya si quiere conservar el respeto de sus subordinados. Don Pedro zanja la discusión, pidiendo que se deje el asunto atrás.

Mientras tanto, Irene toma una decisión importante en su vida personal. Cansada de que los demás decidan por ella, se dirige a hablar con Damián. Él la recibe nervioso, intentando relajarse con una charla sobre una botella de agua gallega, pero Irene no está para juegos. Damián le pregunta si ha hablado con Cristina, a lo que ella responde que ha preferido esperar a ver cómo se resolvía todo.

Irene se entera de que no habrá represalias contra Cristina y se alegra por ello. Ambos coinciden en que Luis también ha mostrado su apoyo hacia la joven química. Damián aprovecha el momento para confesar que le gustaría que, en algún momento, Irene le contara toda la verdad a sus hijos, especialmente sobre por qué él propuso a Luis que Cristina se integrara al proyecto.

Entonces llega el momento decisivo. Irene, con la voz firme, le dice a Damián que está harta de que otros controlen su vida. Siempre ha vivido para complacer a los demás y se ha olvidado de sí misma. Damián la mira con ternura y le asegura que él sí ha visto sus necesidades, incluso cuando ella no lo hacía. Irene confiesa que se ha anulado tanto que ya no distingue entre lo que quiere y lo que se espera de ella. Pero eso ha terminado: a partir de ahora ella tomará el control.

Damián le dice que nunca ha querido imponerle nada, que su propuesta de conocerse mejor fue solo eso: una sugerencia. En ese momento, Irene lo interrumpe con un beso repentino y apasionado. Luego, le dice que ha venido para decirle que sí, que quiere darse una oportunidad con él, pero le exige una promesa: nunca más mentiras.

Damián, sorprendido y emocionado, le asegura que no tiene motivos para ocultarle nada. Se arrepiente profundamente de haberla usado alguna vez para hacerle daño a su hermano y le promete que nunca volverá a fallarle. Irene lo advierte: no soportaría romperse otra vez por confiar en la persona equivocada.

Damián, con los ojos brillantes, le confiesa que él también estaba roto… hasta que descubrió a la verdadera mujer detrás de la hermana pequeña de su amigo. Irene, emocionada, le dice que necesita poder confiar en él. Y Damián le responde con total convicción: nunca tendrás nada que temer conmigo, te lo prometo. La escena se cierra con un segundo beso, lleno de emoción, esperanza y un nuevo comienzo.