📺 Begoña descubre que entre Marta y Fina existe algo más que una simple amistad – Sueños de Libertad
El episodio arranca con una escena cargada de preocupación y ternura. Marta, visiblemente afectada, cuida de Fina, quien está débil y adolorida tras un episodio que la ha dejado agotada física y emocionalmente. La tensión del momento apenas permite respirar. Marta le ofrece un calmante para aliviar su malestar, asegurándole que le provocará somnolencia durante todo el día. La delicadeza con la que le habla revela un vínculo más profundo que el de una simple amistad.
Fina asiente con agradecimiento, pero no puede evitar bromear para relajar el ambiente: la que de verdad necesita un calmante ahora es Begoña, que acaba de entrar a la habitación con evidente preocupación. El susto que se ha llevado es tan grande como su alivio al ver que Fina está en manos de Marta. A pesar de sus ganas de quedarse, Begoña decide marcharse para no interferir, aunque su mirada, sutil y atenta, capta más de lo que dice.
Con amabilidad, Marta le ofrece un café, pero Begoña declina y le pide que no la acompañe, insistiendo en que se quede junto a Fina. La tensión flotante en la habitación no pasa desapercibida. Antes de irse, Begoña les recuerda que, si necesitan algo, no duden en avisarle. Se despide con cortesía, pero algo en su tono revela que ha percibido una cercanía especial entre ambas.
Una vez que se queda sola con Fina, Marta cierra la puerta y suspira. Ambas están inquietas. Fina rompe el silencio con una pregunta directa pero temerosa: “¿Tú crees que se ha dado cuenta?” Marta intenta restarle importancia, aunque tampoco parece del todo convencida. “No lo creo,” responde, pero su rostro refleja preocupación. Intentan no pensar en ello por ahora. La discreción es crucial.
Entre susurros y miradas cargadas de emoción, queda claro que entre ellas hay algo que trasciende la amistad convencional. Marta acaricia la mano de Fina con una ternura que habla por sí sola. Sus gestos, aunque cuidadosos, no pueden ocultar lo evidente: lo que las une va más allá de los lazos amistosos. Fina, aún débil, se apoya en ella no solo físicamente, sino emocionalmente, como si encontrara en Marta su único refugio.

Marta le insiste en que lo mejor, por ahora, es no regresar a la colonia. No es seguro, y ella necesita descansar por completo antes de tomar cualquier decisión. Pero Fina, con su carácter fuerte, no quiere quedarse quieta. Aun así, Marta es firme. La protege, la guía y la contiene con una ternura que no necesita palabras para ser comprendida. La forma en que la mira, la preocupación con la que cuida cada detalle, revela que lo suyo es mucho más que cuidado desinteresado.
Las palabras de Marta tienen una mezcla de autoridad y dulzura. La convence de que se quede tranquila, prometiéndole que, si mejora en unas horas, entonces podrán hablar y quizá salir juntas. Pero por ahora, insiste en que debe reposar. Fina asiente, rendida tanto por el cansancio como por la presencia reconfortante de Marta. Esta última le sonríe y la cubre con una manta, bajando la intensidad de la luz en la habitación.
La escena se cierra con una música suave de fondo, cargada de emociones. Marta se queda sentada junto a Fina, observándola con ternura mientras ella cierra los ojos. En su expresión se mezclan la preocupación y el afecto profundo. Al otro lado de la puerta, Begoña se detiene un segundo antes de irse. Su rostro no es de sospecha, sino de comprensión. Lo que ha visto no necesita explicaciones: ha sido testigo de una conexión auténtica, silenciosa y poderosa.
Y así, en medio del silencio de la casa, Begoña empieza a comprender que entre Marta y Fina hay algo más que una amistad… algo que tal vez ni ellas mismas se atreven aún a nombrar en voz alta, pero que ya no puede ocultarse.