⚠️ Choque entre don Pedro y María: deja claro que las cosas se hacen a su manera – Sueños de Libertad

En este potente capítulo de Sueños de Libertad, el conflicto entre don Pedro y María sube de tono y deja claro que ambos están dispuestos a jugar fuerte para conseguir lo que quieren. La escena gira en torno a una conversación cargada de tensión, donde cada palabra es una pieza estratégica en un juego de poder que ya no esconde sus cartas.

María le deja claro a don Pedro que para ella el tiempo apremia: quiere acelerar la resolución de su situación matrimonial, y no piensa esperar más. La nulidad debe resolverse cuanto antes para dejar de vivir una farsa ante la familia de Andrés, y está dispuesta a acudir directamente a Monseñor Mercader, el hombre que puede convertir su unión con Andrés en definitiva.

Don Pedro intenta mantener la calma, pero María no se achica. Le recuerda que mantenerla contenta le conviene más que nunca si quiere conservar sus aliados. La presión sube cuando María revela que tanto su esposo como su suegro han intentado persuadirla para votar en contra de los planes de don Pedro… y que podría hacerlo si no obtiene una buena razón para lo contrario.

Pero la conversación da un giro aún más inesperado cuando María lanza una bomba: ha descubierto que Damián ha retomado contacto con su exsocio, Solís. Una información que, aunque aparentemente casual, toca un nervio sensible en don Pedro, quien no oculta su incomodidad. María, con voz firme, le deja entrever que sabe más de lo que dice… y que podría usar esa información si la situación lo exige.

Don Pedro, tratando de recuperar el control, le promete que en pocos días Monseñor Mercader fallará a su favor, y con un tono cada vez más autoritario, le recuerda que, más allá de las alianzas circunstanciales, él es quien manda. Le advierte que, aunque ahora son aliados, esa lealtad tiene fecha de caducidad… y que cuando él lo decida, la balanza puede girar en su contra.

La conversación termina con una frase que resume todo: “Aquí, las reglas las pongo yo.” Con ese cierre, don Pedro deja claro que en Perfumerías de la Reina, él aún se considera el amo del juego, aunque las piezas ya empiezan a moverse por sí solas.