⚠️ Damián y María, a gritos tras la votación – Sueños de Libertad
En Sueños de Libertad, los conflictos familiares alcanzan un nuevo nivel tras la última junta de votación. En este episodio, María y Damián se enfrentan en una de las discusiones más tensas hasta ahora, dejando al descubierto heridas, desconfianzas y luchas de poder que ya no se pueden ocultar.
Todo comienza cuando María regresa de Guadalajara y se encuentra con Damián, quien viene de dar un paseo por Toledo celebrando lo que él llama un “éxito empresarial”. Pero lo que para él es motivo de celebración, para María es motivo de indignación. Damián no puede creer que ella haya apoyado una propuesta que considera arriesgada, acusándola de no entender las verdaderas consecuencias de sus decisiones.
María, sin perder la compostura, le lanza una respuesta contundente: votó por lo que cree mejor para la empresa y no está dispuesta a seguir órdenes ciegamente. La tensión crece cuando Damián insinúa que ella no tiene idea de lo que hace y que su deber es alinearse con los intereses familiares. Pero María contraataca con fuerza: “Quizás yo no sepa de negocios, pero don Pedro sí. ¿O también va a negarlo?”
La discusión se transforma en un choque frontal. Damián deja entrever que ya le cuesta tolerarla, y María, sin miedo, lo reta a echarla de la casa y de la familia. Le recuerda que es la esposa de su hijo y la tutora legal de Julia, y que si quiere deshacerse de ella, tendrá que enfrentarse a algo más que una diferencia de opinión.
Pero el momento más explosivo llega cuando María menciona a Jesús, el hijo fallecido de Damián. Le recuerda que fue él quien ideó originalmente el proyecto que ahora se pone en marcha. Damián, dolido, le exige que no lo mencione. Sin embargo, María se mantiene firme: ella no está ahí para complacer a nadie, sino para actuar como lo habría hecho Jesús. No por obediencia, sino por convicción.
El enfrentamiento termina sin reconciliación, solo con un silencio cargado de resentimiento y verdades incómodas. La brecha entre ambos ya no es solo ideológica, es emocional. Y en Sueños de Libertad, cada discusión como esta deja cicatrices que no sanan fácilmente.