Spoiler: Lorenzo gana protagonismo como el nuevo gran villano en La Promesa, mientras la salud de Rafaela pone en evidencia la hipocresía de algunos personajes

¡Promisers y clippers! Después de unos días muy ajetreados, regresa Juan Cienfuegos con su análisis y desahogo sobre los últimos acontecimientos en La Promesa. Aunque no estuvo ausente por vacaciones, reconoce que ha tenido que dejar a su comunidad algo desatendida, pero vuelve con energía para abordar varios temas candentes, especialmente lo relacionado con Lorenzo, pero también con lo ocurrido respecto a la pequeña Rafaela y la polémica en torno al juramento hipocrático.

Todo comenzó cuando varios seguidores en redes criticaron la falta de atención médica a Rafaela, invocando el famoso juramento hipocrático. Juan aclara que dicho juramento, aunque se remonta a la Antigua Grecia y aboga por la ética médica y el principio de no hacer daño, no establece de forma categórica la obligación de atender a todos por igual sin distinción de clase, raza o género. Señala que existe una especie de “efecto Mandela”, ya que muchos creen que dicho compromiso obliga literalmente a los médicos a atender a cualquiera, cuando en realidad no es tan tajante. En la historia y en la serie, no han sido pocos los ejemplos de médicos que se negaban a atender a personas por su condición social o étnica.

Pasando al núcleo del conflicto, Juan no escatima críticas hacia el Marqués. Considera que Alonso perdió una oportunidad de oro para demostrar valentía y proteger tanto a su hija Catalina como a su nieta Rafaela frente a Leocadia. En lugar de enfrentarse con firmeza, se lavó las manos. En una época donde un simple resfriado podía acabar con una vida, no alertar con urgencia a un médico o poner trabas al doctor Guillén resulta casi criminal. Esta omisión no solo indigna a los espectadores, sino que también ha desatado una oleada de comentarios críticos.

Con todo eso sobre la mesa, Juan pasa al tema central: Lorenzo, quien está ganando terreno como el gran antagonista de La Promesa. Cree que este personaje, que hasta hace poco parecía simplemente una sombra de Cruz, está demostrando que tiene todas las cualidades necesarias para ser el villano principal: presencia, carácter, ambición y malicia. Lorenzo ha pasado de ser un mero segundón a liderar su propia trama, lo cual es un acierto por parte de los guionistas. Su poder escénico es tan fuerte que incluso ha relegado a Leocadia a un segundo plano.

Y lo más importante: la investigación sobre sus desfalcos parece ir por buen camino. Lo que hasta ahora parecía que nunca saldría a la luz, podría estallar en cualquier momento gracias al empeño de Curro y de la siempre perspicaz Ángela. El Conde de Ayala ya dejó claro en su momento que Lorenzo estaba involucrado en negocios turbios, sacando dinero del ejército mediante maniobras corruptas. Ahora parece que esos chanchullos están al borde de ser descubiertos, y Juan solo espera que esto desemboque en un juicio militar ejemplar.

Eso sí, deja claro que no quiere que el personaje muera. Pide que Lorenzo sufra el castigo de ser despojado de su rango, de sus honores y de todos sus privilegios, que se le quite el título de capitán y quede reducido a un civil común y corriente. Imagina incluso una escena en la que, en estado de negación, Lorenzo ni siquiera se quita el uniforme para dormir o bañarse.

En paralelo, destaca también el trabajo del nuevo mayordomo, Cristóbal Ballesteros, quien está demostrando ser un personaje complejo y resolutivo. Le ha dado un nuevo aire al despacho con su buen gusto decorativo y ha sorprendido gratamente con su actitud comprensiva hacia Curro. En lugar de reprenderlo, lo ha aconsejado sabiamente para que no le dé a Lorenzo la satisfacción de dominarlo. Ballesteros parece entender el dolor y el trauma que arrastra Curro tras haber crecido bajo el control del capitán y haber presenciado el sufrimiento de Eugenia.

Eso sí, no todo es perfecto. Juan critica el modo en que Ballesteros reprendió a la cocinera Simona por lo ocurrido con el doctor Guillén, lo cual le resta puntos. Aun así, considera que su incorporación al elenco ha sido un gran acierto, ya que se intuye que tiene una historia de fondo que podría ser tan interesante como la de otros miembros del servicio.

Petra, como era de esperar, no opina igual. Ha defendido a personajes como Lope, aunque Juan señala que es más por interés personal —al verse afectada por la pérdida de privilegios— que por verdadera empatía.

Para concluir su intervención, Juan invita a sus seguidores a dejar sus comentarios, a suscribirse al canal y a poner “me gusta” en el vídeo para que la comunidad crezca. Además, recuerda que sigue disponible su novela Postbelum, un thriller ambientado en la España de los años 20 lleno de pasión, secretos y personajes inolvidables. Destaca que la historia refleja muy bien el contexto de la posguerra y que cuenta con una villana digna del universo de La Promesa: doña Juana Janeiro, una mujer tan intensa como Cruz.

Así, con sus reflexiones, críticas y pasión por la serie, Juan cierra otro análisis con el deseo de que la verdad sobre Lorenzo salga a la luz muy pronto. Y promete volver con más vídeos para seguir comentando lo mejor —y lo peor— de La Promesa.