Spoiler: Gabriel manipula a todos y Cristina corre peligro en “Sueños de Libertad”
En Sueños de Libertad, las máscaras comienzan a resquebrajarse. Gabriel sigue tejiendo su red de engaños sin importarle a quién arrastre consigo. Esta vez, sus acciones tendrán consecuencias graves: ha manipulado información clave en el laboratorio de la fábrica y, sin saberlo, Cristina podría pagar el precio más alto. Él modifica la fórmula de la próxima producción y se marcha sin ser visto, pero deja una trampa perfecta: la única persona que podría cargar con la culpa es Cristina, la última en haber trabajado con ese documento.
Mientras tanto, Gabriel no pierde oportunidad para seducir a Begoña. Cree que su plan está funcionando, y esa noche, en la casa de los Reina, intenta acercarse aún más. Ella llega al salón y acepta, algo incómoda, una copa. Él finge interés por saber dónde está Julia, y Begoña le responde con cierta frialdad. A medida que conversan, la tensión crece. Begoña insinúa celos al ver a Gabriel con Cristina en la cantina, aunque intenta disimularlo. Él, por su parte, niega cualquier intención con Cristina y recalca que ella no es su tipo, dejando entrever que sus verdaderos sentimientos están enfocados en alguien más… quizás en la misma Begoña.
La conversación se vuelve más íntima. Gabriel lanza frases cargadas de doble sentido y coqueteo, asegurando que hay miradas que no mienten. Begoña, visiblemente incómoda, se levanta y se marcha con una excusa, pero queda claro que algo se ha removido en su interior. ¿Está cayendo en el juego de Gabriel o logrará mantenerse firme?
Al otro lado de la historia, Teo vuelve a comportarse de forma huraña y distante. Su actitud preocupa a Digna, quien pide a Julia que hable con él. Julia se acerca con delicadeza, pero el niño no tarda en lanzarle una acusación: le reprocha haberle mentido sobre las razones por las que está allí. Cree que lo vigilan, que solo quieren controlarlo. Julia, con sinceridad, admite saber que se escapó del colegio y enfrentó a don Javier, pero le insiste en que todos solo quieren ayudarlo.
Teo, con el alma en la garganta, revela lo que realmente lo aflige: extraña a su pueblo y a su tío Marcial. No quiere estar en la casa de los Reina, quiere volver a su verdadero hogar. Julia intenta reconfortarlo, le propone que lo visite, pero él quiere algo más: quedarse allá para siempre. Cuando Julia le insiste en que su casa ahora es esa, él se enfurece. Empieza a mostrarse evasivo, se niega a contar dónde está su ropa y se pone a la defensiva. Julia, atando cabos, comprende que planea escapar. Lo confronta, y Teo le ruega que guarde el secreto. Le confiesa que tiene dinero y que planea sorprender a su tío enfermo. Julia, entre la desesperación y el cariño, intenta hacerlo entrar en razón, pero el niño solo le pide una cosa: silencio. ¿Será capaz Julia de callar y dejarlo ir?
A todo esto, el plan maquiavélico de Gabriel ya ha echado raíces. Con la fórmula alterada, la siguiente producción de la fábrica podría salir defectuosa, arruinando la reputación de la empresa y, lo que es peor, destrozando el futuro profesional de Cristina. Nadie sospecha de él. Todo apunta a ella.