🔴 La Promesa: Fina se derrumba… ¿Está a punto de rendirse con la fotografía?

En los rincones silenciosos del laboratorio fotográfico, donde normalmente reina la concentración y la pasión creativa, se vive ahora un momento de desaliento y desánimo. Fina, quien había puesto tantas esperanzas en su nueva afición, se encuentra completamente abatida. El intento de revelar fotos ha sido, según sus propias palabras, un desastre total. Aunque Claudia y Carmen intentan animarla con sus típicas palabras de apoyo, ella no logra salir del pozo de inseguridad que la envuelve.

Al principio, la conversación se desarrolla en un tono ligero. Fina, frustrada, asegura que todo lo que ha revelado le ha salido mal, y Claudia intenta suavizar la situación afirmando que, aunque alguna fotografía esté borrosa, se puede distinguir perfectamente quién aparece en la imagen. Carmen también intenta minimizar la gravedad, comentando que es normal que al principio las cosas no salgan perfectas, sobre todo en algo tan técnico como el revelado fotográfico. Las cubetas, los líquidos, las medidas exactas… es un mundo nuevo y complejo, y no todos nacen sabiendo.

Pero Fina no se consuela. Por más que sus amigas le repiten que lo importante es aprender, ella está convencida de que ha fracasado. La ansiedad por no estar a la altura se mezcla con una presión silenciosa: la necesidad de fondos. La fotografía no es solo una afición para ella, sino también una posible vía para ayudar económicamente, un camino hacia la autosuficiencia. Sin embargo, al ver los resultados, siente que ese sueño se le escapa de las manos.

Con voz quebrada, Fina revela que, en el fondo, había intentado convencerse de que tenía talento, que podría convertirse en fotógrafa… pero que la realidad le ha dado un golpe de frente. No siente que tenga el nivel necesario. Cree que no está a la altura, y en medio de esa tormenta emocional, se cuestiona a sí misma: ¿quién es realmente? ¿Una joven sin experiencia que simplemente encontró una cámara y comenzó a disparar? ¿Una impostora?

A pesar de los esfuerzos de Claudia y Carmen por convencerla de lo contrario, de recordarle que tiene buen ojo para la fotografía y que lo que necesita es perfeccionar la técnica, Fina no escucha. Está sumida en la decepción, y en ese momento su voz se torna más amarga y resignada. Llega incluso a mencionar a la señora Almenar, dejando entrever que esta le ha hecho algún comentario hiriente o desalentador, que ha calado hondo en su autoestima. Para Fina, esas palabras fueron la confirmación de lo que ya temía: que no es suficiente, que este trabajo le queda grande.

La escena, aunque sencilla, está cargada de emociones. Refleja no solo el miedo al fracaso, sino también la necesidad de validación y el peso de las expectativas, tanto propias como ajenas. Fina, una joven que ha luchado por encontrar su lugar en el mundo, ahora se ve a sí misma como una impostora, y cada error parece confirmarle esa visión.

Pero también es una escena que podría marcar un punto de inflexión. El apoyo de sus amigas es firme, y aunque en ese instante no logran calmarla, siembran la semilla de una futura recuperación. Porque si algo ha demostrado Fina hasta ahora es que no se rinde fácilmente. Puede que ahora esté tocando fondo, pero ese mismo fondo puede ser el impulso para levantarse más fuerte, más decidida.

Este episodio nos recuerda que los caminos nuevos siempre están llenos de tropiezos, que las pasiones se construyen con esfuerzo y que el talento muchas veces necesita tiempo, paciencia y confianza para florecer. El dolor de Fina es real, pero también lo es su capacidad para seguir adelante. ¿Será capaz de superar este bache? ¿Volverá a creer en sí misma? Los próximos capítulos de La Promesa prometen responder a estas preguntas con intensidad y emoción.