🔥 Spoiler: María enfrenta a Gabriel antes de su entrada en Perfumerías de la Reina
En el próximo capítulo, se vive un tenso cara a cara entre María y Gabriel, cargado de segundas intenciones, poder oculto y amenazas disfrazadas de cortesía. Todo comienza cuando María, con intención de despejarse, anuncia que saldrá al jardín a tomar aire. Pero no lo hará sola. Gabriel la detiene. Aún tiene cosas pendientes que decirle… y no está dispuesto a callar.
Antes de que María pueda irse, Gabriel insiste en que quiere terminar su copa y confirmar algo que a ella no le resulta nada trivial: su contratación en Perfumerías de la Reina. María, algo desconcertada, responde con frialdad. “¿A tu contratación?”, le pregunta, sabiendo perfectamente a qué se refiere, pero deseando escucharlo de su boca.
Gabriel lo confirma sin rodeos: la votación para aprobar su ingreso en la empresa parece haber sido innecesaria, ya que nadie se ha opuesto. Todo está hecho. María, entre la ironía y el desconcierto, apenas logra ocultar su incomodidad.
Él le agradece. Formal. Casi burlón. “Debo darte las gracias”, dice, elevando su copa. Pero acto seguido lanza una advertencia envenenada: “Ya te dije que te vas a arrepentir.” María no se deja intimidar, aunque en su rostro se mezcla la inquietud con la rabia contenida. Gabriel insiste: ella se está metiendo en la boca del lobo… pero tal vez, sugiere, el verdadero lobo es él.
El tono del diálogo se vuelve más oscuro. Gabriel deja caer una amenaza sutil, vestida de confidencia: “Con lo que sé de ti podría mandarte a la cárcel. Pero no te preocupes. Mientras estés de mi lado, no te pasará nada.” La tensión aumenta.
Lo que empieza como una conversación profesional, termina siendo una declaración de guerra encubierta. Gabriel le deja claro que ambos pueden beneficiarse mutuamente, si colaboran. Pero María, astuta y cada vez más desconfiada, no se conforma con medias palabras.
“¿Quién eres realmente, Gabriel?”, le espeta con franqueza. “¿Qué es lo que quieres de verdad?” Porque ese discurso que repite de querer conocer a su familia por sentirse solo… ya no le convence. María lo mira con firmeza, decidida a desenmascararlo.
Gabriel, fiel a su estilo, no da respuestas claras. Solo promete que lo sabrá en su debido momento. Mientras tanto, deja caer una bomba: mañana mismo empezará a trabajar oficialmente en Perfumerías de la Reina. Su plan sigue en marcha. Y cada paso que da, lo coloca más cerca del centro de poder de la familia.
En un último intento de sellar la conversación con un gesto aparentemente cordial, le propone a María brindar con él. Ella se niega. El gesto de rechazo es tan claro como la distancia que quiere mantener. La música suena de fondo, pero no logra disipar la tensión que se ha instalado entre ellos.
Esta escena deja claro que la verdadera guerra apenas comienza. Gabriel ha entrado por la puerta grande, pero con intenciones ocultas. Y María, aunque firme, sabe que se enfrenta a un enemigo que juega sucio. Las cartas están sobre la mesa, pero aún no sabemos quién tiene el as bajo la manga.