🔔 Spoiler – “He querido tener contigo un gesto a la altura del tuyo…”

En un inesperado giro de los acontecimientos en La Promesa, Don Lisandro decide tener un gesto a la altura del heroísmo de Adriano, tras haberle salvado la vida durante el dramático bautizo. Como muestra de gratitud, revela que ha enviado una carta al mismísimo rey solicitando que se les conceda a Adriano y su esposa el título nobiliario de Condes de García y Luján.

La propuesta deja a todos sorprendidos, incluso a la propia Catalina, quien agradece emocionada el gesto. Sin embargo, la reacción de Adriano no es la que muchos esperaban. Fiel a sus principios y desinteresado por los títulos y la jerarquía social, no muestra gran entusiasmo ante semejante honor. De hecho, la conversación entre él y Don Jacobo (prometido de Martina) lo deja claro: mientras Jacobo no concibe que alguien en su sano juicio rechace semejante distinción, Adriano responde que solo alguien con integridad podría hacerlo.

Gustav, en su habitual resumen en Gustav TV, ya había adelantado que el misterioso regalo de Don Lisandro sería un título nobiliario. Aunque no conocía el rango, ahora se confirma que es un condado. Esta decisión podría traer consecuencias importantes para la familia Luján, ya que aceptar (o rechazar) la oferta de un hombre tan influyente como Lisandro no es asunto menor. El marqués Alonso, de hecho, ya había mostrado su preocupación en una conversación con su hija, temiendo que rechazar el regalo pudiera generar un conflicto serio con Lisandro, quien no está acostumbrado a ser contradicho.

A esto se suma el carácter orgulloso y valiente de Adriano, que no busca recompensas. Precisamente esa integridad es, paradójicamente, lo que más atrae y al mismo tiempo enfurece al Duque de Carvajaliz y Fuentes, quien no tolera que lo desafíen, pero admira el temple de Adriano.

Además, el capitán Lorenzo de la Mata —apodado irónicamente “Capitán Garrapata”— intenta menospreciar el acto heroico de Adriano, insinuando que fue poca cosa porque la agresora era una mujer. Sin embargo, como bien recuerda Gustav, Lorenzo no se distinguió precisamente por su valor ese día: se escondió, demostrando ser más cobarde que soldado.

La carta al rey de parte de Lisandro es otro detalle que despierta curiosidad. ¿Qué habrá escrito para justificar tal petición? Gustav bromea con que seguramente no le habrá contado al rey toda la verdad sobre la agresión, ya que Lisandro prefirió mantener en secreto lo ocurrido con Eugenia para no dañar su reputación. Sea como fuere, la intención es clara: compensar a Adriano de forma significativa.

Sobre el significado de ser conde en 1916, Gustav explica que el título implica ingresar a la nobleza, con privilegios como la posesión de tierras, la participación en la administración local y el prestigio social. Aunque no parece que Adriano esté muy interesado en esos beneficios, aceptar el título podría suponer ventajas futuras para sus hijos, quienes serían vistos con mayor respeto dentro de la rígida estructura de clases de la época. Esto les abriría muchas más puertas que si fuesen simplemente descendientes de un campesino.

Y aunque Adriano no haya pedido este reconocimiento, al menos —como recuerda Gustav— se lo ha ganado con un acto de valentía genuino, algo que ni el capitán Garrapata puede decir, pues su propio título seguramente es heredado y no producto del mérito personal.

De momento, todo apunta a que la decisión final sobre aceptar o no el título se tomará en los próximos episodios, con una resolución prevista para el viernes que viene. Gustav promete traer más detalles en su próximo vídeo de avances semanales, donde seguirá desentrañando todo lo que ocurre en La Promesa.

Por ahora, lo que está claro es que esta propuesta ha puesto en jaque a los Luján y podría cambiar por completo el destino de Adriano, su esposa y sus hijos. La nobleza llama a sus puertas… ¿Responderán al llamado?