⚠️ Spoiler – Hola amigos, bienvenidos a un avance exclusivo de Sueños de Libertad
El próximo capítulo de Sueños de Libertad promete ser uno de los más reveladores y tensos hasta el momento. En esta entrega, los secretos del pasado comienzan a salir a la luz y los hilos de la manipulación empiezan a deshacerse, poniendo a cada personaje frente a decisiones que podrían cambiar sus vidas para siempre. Don Pedro, acorralado por las sospechas de Irene, se ve obligado a aceptar su responsabilidad en la separación de su hermana y el gran amor de su vida. Mientras tanto, María, cegada por su desesperación, continúa urdiendo planes para retener a Andrés a cualquier precio, incluso si para ello debe manipular sus sentimientos más íntimos.
La historia se abre en el despacho de don Pedro. Tras colgar una llamada con visible enojo, se enfrenta directamente a Irene, que lo observa con gesto frío y calculador. Ella no tarda en señalarle su mal semblante, y la conversación rápidamente escala en tensión. Pedro, irritado, la acusa de haber contactado al director del banco para revisar sus movimientos financieros. Irene, firme y sin titubear, le responde que lo hizo porque está convencida de que él está detrás de la desaparición de José, recordándole además que casualmente ese mismo día canceló una reunión importante.
Don Pedro intenta contraatacar, acusándola de haberse reincorporado al trabajo solo para espiarlo. Pero Irene, con una seguridad férrea, le deja claro que su juego de víctima ya no la engaña. “Toda tu vida has hecho lo mismo: mentir”, le espeta con dureza, para después confesarle que sabe perfectamente que él fue quien la separó de su verdadero amor. Pedro, en un intento de defensa, insiste en que ese hombre la abandonó. Pero Irene saca de su bolsillo dos alianzas con sus nombres grabados, prueba irrefutable de que aquel hombre jamás quiso dejarla y que incluso soñaba con casarse y criar juntos a su hija.

El hallazgo desarma a Pedro. Alterado, intenta arrebatarle los anillos, pero Irene lo fulmina con la mirada y lo acusa abiertamente de haber sido él quien provocó la marcha de José. “Si de verdad me quieres, sé sincero al menos una vez en tu vida”, le exige. La tensión alcanza su punto más alto cuando Irene lo interroga directamente sobre la desaparición de José, preguntándole si tuvo algo que ver o si incluso le hizo daño. Pedro se muestra nervioso, sus palabras suenan evasivas y su silencio lo traiciona. Ella, con voz quebrada pero firme, lo acusa de no tener escrúpulos, recordándole la manera en que desplazó a Joaquín de la dirección.
El recuerdo persigue a don Pedro. En su mente revive aquella conversación con José, cuando lo amenazó de muerte para que desapareciera de la vida de Irene. Esa memoria lo descoloca. Mientras tanto, Irene golpea con furia la mesa exigiendo respuestas. Pedro, intentando justificar lo injustificable, admite que sí se reunió con José, pero afirma que solo le dio dinero para marcharse, asegurando que lo hizo por el bien de todos. Irene, incrédula, lo arrincona con un detalle demoledor: la cantidad entregada coincide con un dinero que poco después recibió Cristina, prueba de que José seguía velando por ellas incluso desde la distancia.
Irene, con lágrimas en los ojos, sentencia que aunque no espera que le revele el paradero de José, si descubre que le ha hecho daño, lo enfrentará sin dudarlo. Con paso decidido abandona el despacho, dejando a Pedro atrapado entre su silencio, su mentira y la amenaza latente de su hermana.
Mientras tanto, en la casa de la familia Reina, Gabriel habla por teléfono con su abogado. Está seguro de que la resolución judicial favorecerá a los trabajadores de la fábrica, lo que representa un duro golpe para los intereses de los dueños. Al terminar la llamada, aparece María, visiblemente ansiosa. Ella insiste en hablar de inmediato, a pesar del cansancio de Gabriel. Con determinación, le advierte que Andrés está revisando presupuestos en la biblioteca y que pronto irá a buscarla.
La conversación se torna incómoda. Gabriel sospecha de las intenciones de Andrés y recrimina a María por no estar más pendiente de lo que trama su propio marido. Le revela que ha contactado con un abogado laboralista para preparar una demanda contra Perfumerías de la Reina. María, sorprendida, lo acusa de no hacer más que dar órdenes, pero Gabriel la enfrenta con dureza: “Para mí esto no es un juego”. Ella, sin embargo, no se queda atrás y le confiesa que ha estado reflexionando sobre cómo asegurarse de que Andrés nunca la deje.
Con voz cargada de ambición, María revela su plan: convertirse en madre. Argumenta que, pese a que con Andrés no logra tener una conexión plena, cada vez que se trata de Julia, logran compenetrarse como una verdadera familia. Para ella, la solución es evidente: si logran tener un hijo, Andrés jamás la abandonará. Pero consciente de que no puede concebir de manera natural, le confiesa a Gabriel que ha pensado en la adopción, inspirada en el deseo inconcluso de su cuñado fallecido.

Gabriel, perplejo, la escucha con atención y advierte que convencer a Andrés no será nada sencillo. Pero María, orgullosa y decidida, asegura que no hay meta que no pueda alcanzar cuando se propone algo. Justo en ese momento, Andrés entra en la estancia y escucha parte de la conversación. Ella, con astucia, disimula y desvía el tema, inventando que hablaba con Gabriel sobre viajar a Jaca. Andrés, confiado, la mira con ternura y promete llevarla pronto, mientras Gabriel observa en silencio, sabiendo que bajo la sonrisa de María se ocultan intenciones mucho más calculadas.
Este capítulo deja planteadas preguntas cruciales:
- ¿Se atreverá don Pedro a confesar toda la verdad sobre lo que ocurrió con José?
- ¿Tomará Irene venganza si confirma que su hermano fue responsable de la desaparición de su gran amor?
- ¿Logrará María manipular a Andrés con la idea de adoptar un hijo para mantenerlo a su lado?
- ¿Conseguirá Gabriel usar la vía judicial para poner en jaque a la familia Reina?
La trama se intensifica y cada personaje parece avanzar hacia un destino inevitable. Irene se fortalece frente a las mentiras de Pedro, María teje un plan desesperado para retener a Andrés, y Gabriel se posiciona como un jugador estratégico que podría cambiar el rumbo de la historia. Lo cierto es que Sueños de Libertad no baja el ritmo y nos prepara para un episodio lleno de emociones, verdades incómodas y decisiones que marcarán un antes y un después.