Spoiler: “Cristóbal llega y arruina los planes de Ricardo”
El martes 8 de julio, los muros de La Promesa se estremecen con la llegada de un hombre que nadie esperaba: Cristóbal Ballesteros. Su aparición, orquestada en secreto por Leocadia, dinamita todas las ilusiones de Ricardo Pellicer, quien ya se veía como el nuevo mayordomo jefe tras la emotiva despedida de Rómulo. Con el apoyo unánime del servicio, Ricardo había recibido una réplica de la chaqueta de gala como símbolo de su inminente ascenso. Pero la celebración dura poco: Leocadia tenía otros planes.
Mientras Ricardo saborea la gloria anticipada, Leocadia siembra dudas en todos los rincones del palacio, susurrando veneno con una sonrisa gélida. Y justo cuando el ambiente se enrarece, un coche de lujo irrumpe en la finca y de él desciende Cristóbal, seguro, elegante y misterioso. No se dirige a Ricardo, sino a Leocadia y los marqueses, revelando que es el candidato secreto que ella ha propuesto para sustituir a Rómulo.
La noticia cae como un rayo. Ricardo queda paralizado, su chaqueta se convierte en una burla cruel, y la atmósfera de esperanza se transforma en desconcierto. La batalla por el puesto de mayordomo ha comenzado… y promete ser despiadada.
Mientras tanto, en los jardines, Ángela sorprende a Curro con una decisión valiente: quedarse en La Promesa y afrontar su futuro a su lado, desafiando miedos, amenazas y prejuicios. Su unión se fortalece con una promesa compartida.
En los hangares, Manuel descubre que las brillantes ideas mecánicas atribuidas a Toño no eran suyas, sino de Enora, una humilde ayudante que ocultaba un genio técnico bajo su silencio. Tras desenmascarar al farsante, Manuel ofrece a Enora un lugar legítimo en su equipo como ingeniera.
Pero las amenazas no solo son personales. Una oscura conexión entre el Barón de Valladares —nuevo arrendatario de las tierras del sur— y el magnate Ignacio Llop, implicado en el crimen de Feliciano, destapa una red de tráfico de armas. Curro, Pía y Vera descubren que la joyería era solo la fachada. El verdadero negocio está llegando a La Promesa… y con él, un peligro que amenaza a todos.
Catalina y Martina, alarmadas por el arrendamiento aprobado por su padre y Adriano, sospechan del misterioso barón. Su intuición no falla. Ahora saben que no solo está en juego la tierra, sino la seguridad y el futuro del legado familiar. Juntas deciden investigar discretamente.
Así, mientras los hilos de amor, traición, ambición y justicia se entrelazan, La Promesa se convierte en el escenario de un juego de poder donde cada decisión puede cambiarlo todo. El futuro del palacio, sus moradores y sus secretos pende de un hilo… y Cristóbal Ballesteros acaba de tensarlo hasta el límite.