⚠️ Spoiler completo – La Promesa Capítulo completo viernes 2 de mayo. Eugenia curada, Lorenzo perplejo.
En el esperado capítulo del viernes 2 de mayo de La Promesa, se produce uno de los regresos más impactantes de la temporada: Eugenia reaparece en la hacienda, completamente recuperada. Su entrada, serena y decidida, sacude los cimientos del palacio de los Luján. Nadie anticipaba su regreso y mucho menos en un estado tan lúcido y controlado. La sorpresa es general, pero quien más afectado se muestra es Lorenzo, su esposo, que no puede creer lo que ve.
Durante años, Lorenzo se ha aferrado a la idea de que Eugenia padecía un deterioro mental irreversible. Usó esa creencia como argumento para mantenerla encerrada en un sanatorio, convenciendo a todos —y quizás a sí mismo— de que estaba más allá de toda recuperación. Pero ahora, la sola presencia de Eugenia, clara en sus palabras y firme en su comportamiento, desmantela esa narrativa. Lorenzo entra en crisis, sintiendo que su autoridad y su verdad se tambalean.
Eugenia, por su parte, no se presenta como una víctima ni como alguien confundido. Reúne a la familia para compartir, con detalle y convicción, el arduo camino de su sanación. Habla con franqueza de sus vivencias, del dolor, de la incertidumbre, pero también de la esperanza que fue creciendo con el tiempo. Y allí, en medio del relato, menciona con gratitud al Conde de Ayala, a quien atribuye un rol esencial en su recuperación. Esta revelación genera una ola de asombro y murmullos. El conde, considerado por muchos una figura lejana y polémica, emerge como salvador inesperado.
La familia entera comienza a preguntarse hasta qué punto Eugenia está al tanto de lo que ha ocurrido en su ausencia: el encarcelamiento de Cruz, las intrigas de Leocadia, los enfrentamientos entre los hermanos. ¿Realmente deben contarle todo? ¿O ella ya lo sabe? Esta duda los paraliza. No saben qué estrategia seguir ni cómo actuar frente a una mujer que parece haber regresado no solo con salud, sino con inteligencia y determinación.
Lorenzo se muestra especialmente afectado. Su rostro revela tensión e incomodidad cada vez que Eugenia habla. Interpreta sus palabras como amenazas veladas, como si detrás de su tono pausado se escondiera una intención de venganza. Se siente acorralado, y cuanto más firme ve a su esposa, más se aferra a la idea de que todo es una farsa, una manipulación. Decide entonces reunir pruebas para demostrar su supuesta inestabilidad mental y devolverla al sanatorio, lo que considera su verdadero lugar.
En paralelo, Alonso también siente la presión del nuevo panorama. Mantiene una conversación con Leocadia, buscando apoyo o al menos una estrategia común. Ambos son conscientes de que el regreso de Eugenia podría alterar sus planes y poner en riesgo decisiones del pasado. De esa conversación surge una determinación: Alonso decide hablar con su hija Catalina para comunicarle una propuesta inesperada. Le sugiere que se case con Adriano… pero en secreto.
Catalina, que esperaba poder casarse abiertamente con el hombre que ama, se indigna ante la propuesta. Acusa a su padre de actuar por miedo, de priorizar la imagen de Leocadia y de intentar silenciarla para proteger intereses ajenos. La conversación entre ambos se torna tensa y amarga, dejando una grieta aún más profunda entre padre e hija.
Por otro lado, Manuel se concentra en su sueño de crear un taller de aviación. Cree firmemente en su proyecto y acude con entusiasmo a distintas entidades financieras en busca de apoyo. Acompañado por Toño, que se mantiene como su principal respaldo, presenta su propuesta con datos y argumentos sólidos. Sin embargo, todas las puertas se le cierran. Los bancos no confían en su plan y la frustración no tarda en aparecer. Ante la falta de opciones, Manuel empieza a considerar si Leocadia, con su influencia y recursos, podría ser la clave para sacar adelante su sueño.
Mientras tanto, Curro experimenta una mezcla de esperanza y ansiedad ante el regreso de Eugenia. Para él, su tía representa la posibilidad de entender su propio pasado. Logra hablar a solas con ella, con la esperanza de que su recuperación traiga también respuestas sobre sus orígenes y su identidad. Eugenia podría ser la pieza clave que le falta para reconstruir su historia.
En otro plano, Petra, la severa encargada del servicio, comienza a mostrar una transformación inesperada. El trato justo y la comprensión de Samuel empiezan a hacer mella en su coraza. Por primera vez en mucho tiempo, Petra se deja ver como una mujer más vulnerable y abierta. Gracias a esta cercanía, logra integrarse mejor con sus compañeros del servicio, generando vínculos nuevos y sinceros.
Ángela, por su parte, no puede ignorar las dudas que giran en torno a Curro. Presintiendo que Leocadia oculta información crucial, decide enfrentarla en busca de la verdad. Siente que la respuesta que busca sobre Curro está más cerca de lo que parece, y no descansará hasta obtenerla.
Por último, Martina busca la redención. Sabe que ha cometido errores, especialmente al visitar a Cruz en prisión, algo que fue mal visto por Manuel y Catalina. Intenta ganarse su perdón, pero ambos se muestran fríos y distantes. Es Ángela quien le ofrece un oído atento. Martina se sincera con ella y le confiesa sus problemas con Jacobo, su prometido. Le habla de sus dudas, de la presión familiar, del futuro que no desea pero que se ve obligada a seguir. Su testimonio revela una Martina más frágil y humana, atrapada entre el deber y el deseo de libertad.
Con Eugenia como nuevo eje de la historia, la trama se intensifica. Su presencia desestabiliza todo: las relaciones, los planes, las mentiras acumuladas durante años. La hacienda está al borde de una nueva era, y lo único seguro es que ya nada volverá a ser como antes.